El verano es largo suelen decir los periodistas. En realidad son tres meses naturales, casi dos futbolísticos y queda poco más de un mes para que comience la liga. Tan largo no es y habría que comenzar a mosquearse un poco. Los amanuenses nos recuerdan cada año la misma cantinela gilista «Antes de entrar, dejen salir». Pues ya han salido y resulta que no han entrado. Por muchos nombres que se dicen, la realidad es la que es: han salido cinco y han llegado dos.

Se han ido del Atlético de Madrid Azpilicueta, Witsel, Reinildo, Riquelme y Correa. Venir, lo que se dice venir, han venido Baena y Ruggeri. Según la información de Nacho Donado, del Club Uría, el acuerdo con Cardoso está cerrado y hay que esperar para anunciarlo a que finalice el período que tiene el Tottenham para hacer efectiva su cláusula. Con las mismas De Paul está a punto de salir. Sólo cambiarían las cifras, seis que se van y tres que entran. Tres huecos sin cubrir y sin perspectivas de que se cubran a medio plazo.

Lo paradójico es que con lo que nos han venido contando en los medios parecía que ya estaba todo cubierto y hasta se iban a gastar el dinero en aumentar el número de jugadores. Pues no, de momento no, salvo que vayan a por jugadores siderales que suelen tardar un poco más. Según Picu Díaz, de As, lo del Cuti Romero es ya agua pasada. Por cierto coincide con la información de Rubén Uría sobre que se habían reunido, nada más, habían planteado alguna cifra y al ver la postura de Levy, que es lo nuevo que se añade, se retiran del fichaje. Vamos que nunca han pensado en gastarse más de 60 kilos y se han asustado con lo que pedía el jefe del Tottenham. Algunos elucubraban sobre los 55 millones de libras que pagarán por Kudus y lo del traspaso del defensor argentino… y parece que no. Parece.

Sigue el Atleti con tres huecos por cubrir y bastante importantes. Se han ido tres defensas y no ha llegado nada más que uno. Se ha ido un centrocampista y ha llegado otro. Se ha ido un delantero y no ha venido nadie. Ni Lookman, ni Mbeumo ni nada parecido. Igual están esperando a que termine el Mundial para traer a Barcolá o Doué. Eso significaría que Miguel Ángel Gil Marín ha enfermado de unas fiebres raras que le hacen gastar sin mirar. Aquí se juega la carta Carlos Bucero y su poder de contratación para que esos huecos no queden libres y lleguen jugadores con sobrada calidad. Sin necesidad de recurrir a Mendes y cosas similares, claro. Fichar como buen ojeador o demostrar que es un rasquin bearding. ¿Veremos realmente un «los que entran por los que salen» o al fin se fichará algo más?

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