Mientras muchos de sus competidores ya llevan una semana, como poco, entrenando, incluso algunos ya han disputado partidos de preparación, el Atlético de Madrid vuelve al trabajo de pretemporada. Un retraso por la participación en el Mundial de Clubes —donde se demostró que le roba la RFEF, la UEFA y la FIFA con la misma premeditación y alevosía, porque pensar en reiteración de errores desquicia a la estadística— que no le ha dejado ni dinero —a penas 20 millones—, ni nada positivo. Un retraso que posiblemente se pague durante la temporada por intereses ajenos a lo deportivo.
Dado que el retraso no es culpa del Atleti, sí se puede mirar hacia las oficinas de la SAD. Al tener menos tiempo de preparación, cabe recordar que en tres semanas vuelve la competición de liga, lo suyo hubiese sido tener los deberes hechos. Sí, es cierto que los de lengua, religión, tecnología y biología se han hecho con muy buen aprovechamiento, pero los de inglés, francés, geografía, historia y matemáticas ahí están, sin hacer. Debía, antes de volver a entrenar, haber equilibrado altas y bajas como poco. Se han marchado dos centrales y no ha llegado ninguno. Se ha cubierto el lateral izquierdo con Ruggeri, la ¿delantera? con Almada y el centro del campo con Baena y Cardoso. Centrales ninguno y eso que, pese al Zamora de Oblak, fueron de asustar el año pasado con errores impropios de profesionales en algún caso.
Nos cuentan que van a salir aquellos con los que no se cuenta pero la realidad es que, oficialmente, no ha salido nadie. Saúl se comenta que ha rescindido y se marcha a una liga tan potente como la turca. De Paul parece que lo tiene todo encaminado para irse a tocar los dídimos en Miami junto a su amigo Messi, pero los problemas burocráticos de su equipo impiden que se termine de concretar. Lemar no se sabe si irá a mojarse los pies en el Ródano o tendrá que seguir. Lino parece moneda de cambio por esas estrellas que los insiders-pseudoperiodistas italianos relacionan con el Atleti para encarecer fichajes de otros equipos, aunque nadie ha puesto dinero por él, ni se sabe si los ingleses picarán. Y luego está Gallagher al que colocan en Newcastle o en Londres peo nada medio serio.
Muchos frentes abiertos a tres semanas de comenzar el campeonato de liga. Porque de salir tantos como dicen, habrá que traer a casi tantos como salgan —no hay que ser optimistas con eso de «las que entren por las que salgan» porque es conocido que nunca ha sido así— y podría producirse el hecho de sólo tener dieciséis fichas del primer equipo para el primer partido. Todo el retraso del mundial y de las finanzas perjudicará al equipo. Los cuatro que ya están aquí podrán ser vistos y valorados por el «clan de los entrenadores argentinos», esperando que ninguno sea mal visto por un horóscopo raro, un bigote mufa o cualquier otra circunstancia que no es que sea rara de ver. Si pasan la prueba del algodón, bien.
El resto de posibles fichajes deberían haber llegado ya o estar volando en uno de esos aviones que controla Juantxito, pero no va a poder ser así y llegarán cuando el Cholo Simeone y sus secuaces ya estén metidos en la refriega competitiva y cualquier situación o hecho futbolístico que no les cuadre, el cual sería visto como algo normal en una pretemporada, acabe por condenar al fichaje realizado. Sin tiempo para adaptarse a las estructuras mentales y deportivas del cuerpo técnico un buen fichaje puede quedar tocado por carencia de tiempo. Alguno incluso pensará «¡Qué más da, si el marido de Érica va a ser titular!». Los deberes hechos bien, pero para aprobar o sacar nota hay que tenerlos todos hechos y ya se va deprisa y corriendo y esperando que el profesor no se fije en la caligrafía.
Post Scriptum. Si alguno piensa que este artículo es, en parte, intencionado, sí lo es. Ya se advirtió el otro día y no lo volvemos a repetir por aquello de la mufa.