Tras la salida de Azpilicueta, e incluso Witsel, las aficionadas del Atlético de Madrid se han quedado sin sus maduritos resultones. Maduritos teniendo en cuenta que se habla de jugadores de treinta y unos poco, no cincuentañeros. Sí, está el marido de Érica, Oblak y alguno más pero no tienen esa estética de yerno preferido y deseable que ha venido enloqueciendo a las milfs rojiblancas. En su momento Gabi también tenía alguna que otra seguidora y habiendo crecido enormemente la presencia del sector femenino en el fútbol, es una cuota de mercado que no se puede descuidar así como así.
Carlos Bucero debería hacer hueco a un veterano resultón —sí es una cosificación total—, no centrarse solamente en futuras estrellas y jugadores que formen equipo antes que egolatrías. Esto no quiere decir que el maduro tenga que ser como el narciso portugués, no. Puede ser un jugador polivalente, que ofrezca su veteranía y mala leche a un conjunto rejuvenecido —si se espera que dos sinsangre como Koke y el marido de Érica hagan eso…— y maduro resultón.
Por si no tiene una lista con jugadores de ese perfil le ofrecemos los siguientes perfiles:
- Granit Xhaka, 32 años, pivote, con ese mentón prominente que tanto gusto, aseado y sin ocupar plaza de extracomunitario. Es de tatuajes, algo que le resta valor, pero bueno.
- Fabian Schär, otro suizo, 33 años, central, de barba de dos días…

- Anastasios Bakasetas, griego, 32 años, mediocentro, moreno de ojos azules.

- Joël Veltman, holandés, 33 años, lateral derecho, camino de resultón.

- Brandon Mechele, belga, 32 años, central, juega en el Brujas con el que no hay malas relaciones.

- Lukasz Skorupski, portero polaco, 34 años, juega en el Bolonia, no hace falta pero tiene cara de pegar a los malignos.

- Tomas Holes, central, 32 años, no es muy de tatuajes, checo y tiene pinta de buen yerno.

Se han excluido todos esos que visten como si fuesen auténticos desarrapados pero a 200 euros los calzoncillos, esos barbas mal cuidadas, todos los que tienen el cuerpo lleno de tatuajes y los españoles —está mal la cosa en la patria— porque no pueden superar a Azpilicueta.