Y al final de todo el proceso de fichajes, el Cholo Simeone los colocará donde le de la gana, por no decir los dídimos. Es curioso cómo los pajiplantilleros de las redes sociales se pasan el día, con cada nuevo fichaje o rumor por peregrino que sea, diseñando sistemas de juego y colocando a los jugadores donde entienden que deben estar. Cualquiera puede divertirse de la forma que estime oportuna mientras no dañe a nadie, desde luego, pero hay que contar con el «factor Simeone».
¿Cuál es ese factor? Aquel mediante el cual el entrenador del Atlético de Madrid acaba situando a un jugador no en la posición previsible sino en la que él entiende que es mejor para el equipo y, a veces, para el propio jugador. Sin llegar al extremo de la estupidez de algunos que pululan por las radios, expulsando bilis a cada momento, Simeone no es tan estúpido para colocar a Álex Baena como lateral izquierdo, sabe que ahí perdería buena parte de sus virtudes, pero sí podría ubicarle en cualquier otro puesto que entiende puede mejorar el rendimiento. O le venga bien para sus mufas y obsesiones personales, que también.
Cuando se fichó a Marc Pubill todo el mundo entendía que era para ser el relevo en el lateral derecho de Nahuel Molina. Lo poco que se ha visto del chaval es que se pone las botas cada una de su pie correcto, algo que se duda del argentino, y que sabe defender mínimamente. Ahora podría resultar que el neófito podría acabar siendo central en una defensa de cinco y que Molina permanezca en el Atleti para sufrimiento de sus aficionados.
Cardoso parece que llega para ser el «cinco», aunque esa posición sólo ha existido en los sistemas de Simeone cuando ha jugado con tres en el medio. Cuando ha jugado con cuatro no existe un cinco específico sino dos centrocampistas con recorrido, apoyados por dos interiores sin llegar a extremos, aunque siempre uno acaba quedándose entre los centrales para conformar una línea de tres defensiva. Con Tiago fue así y con Rodri también. Con Koke menos porque no tiene características para hacer eso y de ahí que se recurriese a otras variantes tácticas que ya se ha visto que no han salido bien. El estadounidense y Barrios sería volver a esa composición en el campo… o no. Igual le parece que Cardoso podría desempeñarse en otro lado y pedir el fichaje de otro centrocampista más o menos defensivo.
Con Almada a saber dónde le situará. Como también sucede con Ruggeri. En principio el argentino se moverá por el ataque o alguna de las bandas dependiendo del sistema. El italiano debería ser el lateral izquierdo aunque Hancko podría turnarse con él en las posiciones que ambos supuestamente pueden cubrir. O Ruggeri acaba jugando de interior izquierda y el eslovaco de lateral, teniendo que sufrir con Lenglet. O esto no es más que otra especulación y acaba jugando con el marido de Érica, no vaya a ser que se la líen en casa, y Julián Álvarez más ocho más de campo.
La mayoría dice que se están fichando jugadores para los puestos que han quedado y pueden quedar descubiertos. La realidad es que con Simeone nunca se sabe. Bien porque ha visto algo que nadie ve; bien porque sus cartas astrales hacen que tengan que descansar algunos períodos —como debe ser el caso de Gallagher y Sørloth—; bien porque las manías del cuerpo técnico son variadas y tienen que encajarse todas.
A pesar de esto, no se crean eso de que se ha fichado justo lo que faltaba porque salvo las tres opciones de la defensa —que parecen obvias—, el resto ¿son perfiles similares a los que supuestamente reemplazan? ¿No estarán cambiando sofás por butacones? ¿Saldrá alguien a explicar cuál ha sido la política deportiva? Dicen que se está rejuveneciendo la plantilla, algo que no era muy complicado salvo que se quisiese fichar a los primeros jugadores del Sevilla que yacen momificados en alguna pirámide escondida en Andalucía. La verdad es otra.
Primero, está la opción de la amortización de los fichajes: si fichas a alguien de 30 años o más no puedes hacerle un contrato de cinco años —que es el máximo permitido para amortizaciones—, ergo fichas más jóvenes. Segundo, la opción negocio: si sale bueno hay plusvalías con su venta. Luego, ya viene la opción deportiva, que igual no encaja tanto con la filosofía del Cholo.
Lo dicho, han fichado gente que acabará jugando a saber dónde y por qué.