Fuente: ATM web

Como hemos comentado en el programa del Club de Uría cansa mucho que siempre las leches vayan en la misma dirección: el Cholo Simeone. Las que vienen desde el nacionalmadridismo son por miedo, por no tener al lado al vecino del que reírse. Antes estaba el vecino calvete y bajo con esposa grande y mandona del que se hacían chistes y tiras cómicas. Desde que, por suerte y chiripa, llegó el Cholo hay un vecino que te manda a pastar, que tiene una esposa que es mejor que las páginas web en las que se meten para creer que están casados y tienen una vida feliz y, además, te pinta la cara de vez en cuando en las reuniones de vecinos. El eje de este Atlético de Madrid, dentro de los años del gilismo inilustrado, es el entrenador argentino, para lo bueno y lo malo.

Sin duda puede parecer que, desde la última liga conquistada, se ha atascado, le faltan ideas, le falta fútbol, le sobran manías y niños mimados en la plantilla, eso no se discute, pero ¿a quién traerían para sustituirle? Porque debe ser un entrenador preparado para la presión que supone estar en el banquillo del Metropolitano: donde los robos son descarados y continuados de forma sibilina; donde la prensa es madridista y te van a dar si lo haces bien o si lo haces mal —en este caso dependiendo de otras circunstancias igual hasta te alaban por lo citado en el primer párrafo—; donde tu jefe no te va a defender si pasa algo extraño porque está a lo que está; donde los fichajes suelen ser baratos, raros, melones por catar y nunca se completa una plantilla en condiciones; donde la aspiración máxima de los dirigentes es entrar en Champions porque les molesta soltar la mosca de las primas. Y donde hay que aguantar a la afición más tremendista del fútbol.

¿Quién podría venir? ¿Emery? Ha fracasado en los dos equipos grandes que ha entrenado. ¿Marcelino? Buena pinta pero en cuanto sale por Europa se le ven las costuras. ¿Klopp? ¿Pep Guardiola? ¿Armando Buscarini? Porque el Atleti actual no está para probaturas, hay que estar siempre en Champions, llegar a cuartos en la máxima competición, aspirar a la Copa… vamos lo que decía Luis Aragonés «Ganar, ganar y volver a ganar» sabiendo y comiéndote que igual no te dejan por ser el Atleti. Al Bilbao, al Sevilla, al Nancy, al Brest, al Bolonia o al Aston Villa los entrena casi cualquiera, a los equipos grandes no. ¿Subir a Fernando Torres? Por nombre y aceptar la presión vale, pero futbolísticamente todavía es un misterio por estar en un filial.

Al final llegará el día en que el Cholo no esté en el banquillo, más cerca de lo que se piensa, pero ¡ojo! no vale cualquiera para el banquillo del Atleti, al menos de este Atleti que ha recuperado, en cierto modo, la ambición por ganar del histórico de los años cincuenta, los sesenta o los setenta del siglo pasado. Que se puede volver a los tiempos de seis entrenadores en una temporada del gilismo. Mientras tanto hay que exigirle y mucho al Cholo. Fútbol más rápido. Más presión. Más valentía en algunos partidos contra equipos, supuestamente, inferiores. Menos mufas, manías y cariños especiales. Pero sustituirle y seguir a este nivel, que al final pone en tierra de nadie en el fútbol español, no es sencillo, ni cualquiera lo puede hacer. Que llega un Postecoglu de la vida y no te baja segunda porque hay tres más malos todavía.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here