Fuente: ATM web

Hoy es la última prueba antes de comenzar las competiciones oficiales y lo mejor que se puede decir de este «nuevo» Atlético de Madrid es que no se parece en nada a lo que venden Miguel Ángel Gil Marín y Enrique Cerezo —dependiendo la hora del día es más o menos grandioso—, ni a lo que han vendido amanuenses, periodistas e influencers que ahora se baten en retirada, no da para pensar en grandes cotas, ni los fichajes son lo más increíble que se haya visto. Ayer nos dejó Manuel Esteban, Manolete, y seguro estaría echando jaculatorias por la boca o tirando de ironía. No hay mejor homenaje que decir verdad o algo que se le aproxime.

En realidad este no va a ser un Atleti grandioso sino el Atleti de los escalofríos. Esos mismos que van a tener los aficionados cada vez que vean una convocatoria, una alineación o una salida al terreno de juego. Porque quitando dos o tres jugadores (Julián Álvarez, Oblak y/o Baena) se estará pensando en si cada uno de los que completan el once van a tener el día bueno, o lo tendrán malo, o a ver cómo sale el chaval. Se han ido ocho jugadores y han llegado seis, ya por ahí parece que se pierde algo, aunque alguno de los que se han ido fuese lo más perro que han visto en el Metropolitano. Menos jugadores, aunque avisan que llega Raspadori, delantero que no mete goles, para cubrir uno de los huecos.

Pubill, que ha dejado buena impresión «como central», es un melón por abrir. El color es bueno, el tacto es bueno, pero hay que abrirlo y catarlo. Que puede ser marroquí y apepinado, o puede que los venda de Villaconejos y resulte ser de Membrilla —si pasan por la A4 fíjense en los camiones de Villaconejos que hay recogiendo melones, antes o tras pasar Consolación, del pueblo de Membrilla, los cuales son excelentes—, con lo cual doble sorpresa. Johnnytiene buena pinta y sólo queda la duda si aguantará el ritmo de competición de un equipo grande. Hancko es otro que parece serio y habrá que ver si no se lengletiza. Ruggeri, a parte de tipo molón, no es que tenga muy complicado superar los anterior pero habrá que ver si sale para internacional o para las discotecas. Almada, si no le marean mucho, es otro melón por abrir. Vamos que hasta que jueguen escalofríos.

A esto hay que sumar lo que se ha quedado. Desde la SAD se viene fomentando una campaña de acoso y derribo, muy seguida por todos los velcrosATM de las redes sociales, contra Sørloth y Gallagher que habrá que ver cómo acaba reflejándose en el campo. A la primera que fallen habrá runrún o insultos y les desquiciarán propiciando una bajada en su rendimiento. Con Molina, Galán y Lenglet se sufrirá lo mismo que la última temporada y se llegará al estadio rezando —o frente al televisor en las salidas— para que tengan en día normal, sin grandes despistes. Giuliano y Llorente correrán mucho pero poco fútbol generarán. Así que todo quedará en manos de Baena, Barrios y Julián, porque al marido de Érica ya no se le espera más que para sorpresas puntuales y Koke está para lo que está. Y siendo año de mundial, Giménez estará la mitad de los partidos lesionado.

Como para que no entren escalofríos cada vez que se ofrezca una alineación. Cuando se sepa la designación arbitral también recorrerá un escalofrío el cuerpo de cada atlético por si es de los de tarjeta rápida, arbitraje sibilino o VAR maligno. A esto hay que sumar que todos los nuevos se acoplen no sólo a la liga sino al esquema cambiante, a las manías del cuerpo técnico, al nacionalmadridismo que les encumbrará para pisotearlos al día siguiente, a las sanciones desproporcionadas, a un estadio que está frío la mitad de los partidos, a unas visitas donde verán a compañeros tocarse los dídimos porque ya caerá el gol, etcétera. Lo del «Estoy tenso» de Alex Jackdaniels va a ser una tontería antes de cualquier partido del Atleti.

MAG y Carlos Bucero dirán lo que quieran, pero no existe un plan distinto al de otros años. Dicen que se ha rejuvenecido, ocultando que ya de los tiempos de los faraones no quedaban jugadores disponibles —sí, cuando el Sevilla disputaba la liga de la Atlántida—, pero todo el mundo ve las carencias evidentes de un equipo… entrenador por el Cholo. Porque igual entrenado por otro con estos chavales quedas cuarto o quinto y es una alegría, pero con el argentino lo mínimo exigible es clasificación Champions, intentar rascar un trofeo si dejan y subir un peldaño en la persecución del duopolio. A eso ha acostumbrado y menos es un fracaso de la directiva y del entrenador. En liga, vistos los demás equipos, a poco que se haga regular se consigue la tercera plaza, pero hay que pedir más, mucho más. Cuando menos salir con la mentalidad de don Luis Aragonés: «Esto del fútbol es ganar y ganar y ganar y volver a ganar».

¿Buenos fichajes? Escalofríos recorren las espaldas de los aficionados.

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