Fuente: ATM web

Cansa y mucho, la verdad, ese querer ser más del Atleti que los demás porque haces esto o lo otro. O ese «hacer Atleti» que no deja de ser la visión de unos pocos que se quiere imponer al resto de aficionados como único camino puro. Yo soy del Atleti, ni más que unos, ni menos que otros.

Hay aficionados que desean ganar doscientas Champions —de sueños vive el ser humano, se podría decir— y hay otros que nos conformamos con que el equipo juegue bien al fútbol, que compita por todo aquel trofeo en el que participe y que gane aunque sea de manera injusta. Esos empates de nada me cabrean tanto como las derrotas gloriosas. Quiero que mi equipo gane siempre a ser posible. Cuestión bien distinta es que eso sea prácticamente imposible, pero que hayan sudado sangre en la derrota cuando menos. Con una salvedad, si una derrota del Atleti sirve para castigar a los del rumbódromo sin licencia de la Castellana y no es un dejarse ganar poniendo el culo, me cabreo menos, aunque me cabree. Por eso no entiendo a los que dicen que prefieren bajar a segunda con el Cholo que ganar tres competiciones. ¡Oiga, pues no! ¡Que le den al Cholo!

Porque yo soy del Atleti pero no de un entrenador, ni de un jugador. Se fue Futre, peleado con Jesús Gil, y a otra cosa, ya vendrá otro bueno. Sólo siento debilidad por Luiz Pereira por cosas de la infancia y que hacia rabiar mucho a los cérvidos. Supongo que otros aficionados tendrán debilidad por Paulo, por Fernando, por el marido de Érika o quien sea, pero primero las rayas canallas. También creo que el mejor entrenador que haya tenido nunca y que yo haya visto —porque lo de Helenio Herrera y aquellas dos ligas seguidas debió de ser demasiado, tanto como para volcar a todo un régimen en favor de…— es Luis Aragonés. Igual tiene menos títulos que el actual, pero hizo muchísimo con poquísimo en las épocas de vacas flacas con unos cuantos canteranos y se vino cuando nadie daba un duro por el equipo tras provocar el gilismo el descenso.

Esto me lleva a sentir el Atleti sin buenismos. Lo que se le dijo a Luis si se lo hubiesen dicho al Cholo Simeone, no estaba en el banquillo desde hace dos años. Me gusta el Atleti que cuando el equipo juega mal pega un broncazo de tres pares de narices y si ha sido fuera de casa el partido nefasto, al siguiente en casa comienza la cosa calentita. Me gusta ese tipo de exigencia, que no tiene que conllevar menosprecios salvajes y personales a los jugadores, si no se da todo por esta camiseta. Ahora les pegan cuatro silbidos y tienen que ir a hacer coaching o terapia. Si estás a ganar millones, estás a las broncas. ¿Que no te gusta? Puerta. Eso de ser antinosequé o pronosequé si se silba o critica no entra en mi modo de ser del Atleti. Igual sí en el suyo, lo acepto, pero no me diga que el mío es tal o cual malignidad. Buenismos no, que bastante tenemos con los gobiernos melindrosos.

Algunos aficionados disfrutan del Atleti yendo a todos los desplazamientos. ¡Honor a ellos! Porque a algunos lugares es peligroso. Otros con las previas en el nuevo Metropolitano. Otros desde casa, pirateando la señal de televisión porque no hay suficiente para llegar a fin de mes. Otros, como es mi caso, negándose a pisar el nuevo estadio. Vamos, es que si puedo ir por la M50 en vez de la M40 ni de cerca piso por allí… hasta que se vayan los del palco. Porque, seré muy rencoroso, no he perdonado que vendiesen el Calderón para ni quitar la deuda y sí enriquecerse un poco más los usurpadores. Otros no pueden no ir y les entiendo. Eso sí, si fuese más de una y más de dos broncas habría lanzado al palco, que se van de rositas con demasiada frecuencia. En el Calderón se escuchó con mucha frecuencia aquello de «Gil, cabrón, fuera del Calderón» y aunque Metropolitano tiene peor rima, algo se debería hacer. Los hay que son gilistas, no lo entiendo, pero no por ello voy a decir que son menos atléticos. Pienso que utilizan zapatillas con velcro pero no les insulto.

Al final cada cual es del Atleti como entiende mejor, como le han ido conformando las coyunturas vitales y/o personales. Hay gente que de pequeños no podían ir al Calderón porque no había en casa y ahora no dejan de ir a ningún partido, porque se lo pueden permitir, y no son menos que otros que llevan de socios muchos años. Hay de todo, como en botica, en el Atleti. Lo único que no comprendo y no soporto es que no sean antimadridistas. Eso me puede bastante porque es casi algo consustancial. Si nos llamamos indios es porque dimos la vuelta al insulto racista que nos proferían los cérvidos. ¡Cómo no ser antimadridista! Luego se puede querer más al Cholo que a un primo, pero yo siempre, esté quien esté, del Atleti. Ni más, ni menos que otros.

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