Según los últimos cálculos del fachómetro de La Secta en España existe ya un porcentaje de ±70% de fachas. Este crecimiento es producto de las terribles actuaciones de jueces que quieren ver corrupción donde sólo ha existido un pago por servicios prestados, ya sea a sobrinas o a un secretario de organización del PSOE; también es culpa de todos aquellos que hablan mal de la quita de la deuda y la entrega a Cataluña, Navarra y País Vasco de activos universales del Estado español; también es culpa de todos los que no valoran lo suficiente los penes lesbianos, la entrega total del presidente del Gobierno, con el peligro que corre al subirse todos los días al Falcon o al Puma, y el esfuerzo titánico por hacer de España el paraíso verde. Todos los que creen lo que dicen los medios de comunicación, cabe señalar que fachas, son fachas.

Es más, no se queda ahí la cosa. Si a usted no le gustan las políticas identitarias de la Unión Europea, facha. Si a usted no le gusta la entrega del Sáhara a Marruecos, facha. Si a usted no le parece que Maduro sea un demócrata y Zapatero el gran artífice la amistad con los pueblos —unos pueblos donde las hijas tienen intereses económicos—, facha. Si usted es de los que piensa que su cultura hay que cuidarla, facha. Si usted entiende que la ideología debe salir de la educación, cualquier ideología, facha. Si a usted le gustan las procesiones y otras tradiciones españolas, facha. Si a usted le parece bien lo que dice Page, facha. Si a usted no le gustan los libros de cualquier pintamonas televisivo o columnista de El país, facha. Si usted siente orgullo de ser español, doble facha. Si usted cree que no llega a fin de mes por el aumento de los precios de los productos básicos, facha. Si quiere que la democracia sea otra cosa, facha. Si piensa que Israel se está pasando tres pueblos, que los palestinos tampoco es que sean de fiar y que eso no tiene buena solución, facha.

A más, a más. Si usted dice que los clásicos del pensamiento marxista como Althusser llamarían a esta izquierda traidora, facha y trotsko seguramente. Si usted quiere que la lucha de clases se centre en lo material, en lo cercano, en lo de todos y no en identidades ficticias, facha. Si usted quiere que la inmigración esté controlada, da igual si es por ser el ejército de reserva del capitalismo o por seguridad personal, facha y xenófobo. Si no le gusta el tofu, facha. Si quiere vivir en una casa de su propiedad, facha. Si quiere tener hijos con su pareja y criar a sus hijos bajo su mejor entender, facha. Si es del Aleti, nazi, facha y sionista a la vez. Si el buenismo le repatea el hígado, facha. Si piensa que en la universidades se debe estudiar y prevalecer la libertad de pensamiento —ergo expresión—, facha. Si cree que los mininistros del gobierno son poco menos que imbéciles, facha. Si le molesta la bipolarización a que llevan hunos y hotros, facha y tonto. Si es católico, muy pero que muy facha aunque pertenezca a las comunidades de base —si es que queda alguna—. Si piensa que lo gay y queer está suprarrepresentado en los público, facha. Si piensa que lo facha es una forma de criminalización, facha y si le gusta la bandera, doble facha.

Da igual lo que usted piense, usted es facha por pensar, tener sentido crítico y no someterse a los dictados de unos cuantos mierdecillas.

¡Ojo! Que también puede ser comunista por cosas parecidas a las anteriores en el siguiente cambio de racha ventosa.

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