Según parece el sábado se jugó el derbi de la capital madrileña, Atlético de Madrid-El Mal. Según parece porque las audiencias han debido ser las peores de la temporada para un partido así ya que los forofos blancos no lo pudieron ver por estar en una boda, por un asunto familiar, por estar arreglando el techo de la cabaña de paja, por carecer de datos o por una lluvia torrencial que asolo las conexiones selváticas. Esto es algo que acontece cada vez que el resultado no cae de parte del Mal. Es muy conocido. Lo que es menos conocido es que los medios de comunicación tradicionales no hayan dicho algo sobre el resultado, alguna entrevista post-partido… debe ser que no se ha jugado y que aquello que muchos creen haber visto era una especie de sueño tipo «Los Serrano».
Si ustedes se tomaban la molestia de consultar los distintos periódicos, los no deportivos, iban viendo que si la esposa del presidente tal, que si se abre juicio oral contra dos altos cargos del PP, que si el ñordo intelectual ese de Espinosa de los Monteros es muy bueno o muy malo —según el articulista que lean en el mismo medio, aunque aquí ya se avisó de lo que era antes de su presentación y con muy poco margen de error—, que si la «famosa-por-no-se-sabe-qué» ha descubierto que la Tierra gira alrededor del sol y esas cosas habituales. Desgastando dedo y bajando hasta casi llegar al final de la página de inicio igual, al final, se encontraba algo respecto al derbi. Más abajo, curiosamente, había que bajar cuanta más relaciones tiene ese medio con el Maligno. Si aparecía algo, claro.
Mientras el partido finalizaba el Maligno ya estaba mandando mensajes por su teléfono móvil. Ni miraba al campo, mucho menos al marcador, sino que estaba concentrado en su teléfono. Ya ponía Pirri cara de desesperación y humillación por todos. Curiosamente, la campaña de persecución arbitral comenzó en cuanto el árbitro pito el final. Todos a inventarse amarillas, situaciones inexistentes… cuando la realidad es que les habían pintado la cara. De hecho, todos venían riéndose todas estas semanas atrás del sufrimiento que venía padeciendo el Atleti para sacar adelante los partidos. Muchas bromas. Muchos «¡Cholo quédate!». Muchas advertencias respecto al derbi —donde David Aganzo, pseudopresidente de la AFE, no dijo nada por el menor tiempo de descanso de los jugadores rojiblancos. Debe ser otro teleñeco del Maligno—. Y mira por donde, cinco goles como cinco soles con un juego apabullante, humillando a un equipo que sólo chutó dos veces a portería. Si Oblak no hubiese jugado en la segunda parte no se hubiese notado —raro que no le hayan puesto una puntuación de aquellas antiguas, «Sin calificar por falta de trabajo», con lo que les gusta minusvalorar a los rojiblancos—.
Humillación futbolística que se debía tapar con inventos de persecución arbitral, que realmente demuestran que, están tan acostumbrados a que se inventen cosas con ellos —zona Dogso, doble toque sin repetición, penalti inconstitucional, pausa de hidratación ilegal…—, siempre con «penalti pa’l Madrid» que ni se molestan en leer el reglamento y lo que dice. Y como tienen a algunos árbitros, de aquellos nefastos, como contratados pues a inventar lo que no se dice en ningún lado. Cinco a un equipo al que Javier Tebas había preparado un comienzo de liga tranquilo —luego en la época dura de Champions no salen de la Comunidad por arte de magia— y que llegaba eufórico hasta que se le vieron todas las costuras. Paradójico que casi nadie en los teleñecos haga análisis futbolístico, eso se ve en cuentas de aficionados españoles —los no españoles se tragan lo que les digan, por eso siguen sin progresar en sus países— pero no en los medios. Salvo Tomás Roncero que, más allá de la soberbia, acaba sacando al verdadero aficionado y lo dijo muy claro «nos han pasado por encima por huevos»… y por juego, Tomás.
Ya ayer, gracias al noveno título de campeón de mundo de motociclismo de Marc Márquez —lástima no sea blanco para haber hecho otra campaña— los medios deportivos fueron salvando la situación. Porque el sábado fue negro. Pep Guardiola goleó. Luis Enrique venció con multitud de lesionados. Y les cascan cinco en el nuevo Metropolitano. Dios acaba avisando que el mal no vence aunque los directores de medios quieran hacer creer que sí. Por eso ayer ni se encontraba el resultado en los generalistas —en los deportivos aprovechaban el tirón de visitas inusual—. Aunque no le han seguido en la campaña conspiranoica. Habrán pensado que bastante tienen inventándose cosas de la política como para hacer del medio un verdadero y completo panfleto.
Personas que vieron el partido, no se asusten, no lo soñaron. Fue real. El Maligno puede muchas cosas pero no todas. No puede cambiar el juego desplegado por el Atleti. No puede borrar los goles. No puede inventar otra realidad, aunque lo intente. Fuera de España lo saben bien y todas las cuentas deportivas se cachondean y señalan lo que aquí no se atreven. Si vencen al Kairat Almaraty en Champions lo venderán como una gesta propia de caballeros cruzados y a seguir. Bueno como caballeros cruzados no, que además de la cruz del escudo, le han quitado el nombre de Santiago al estadio —un nombre tan bonito y tan apostólico, por favor—, para no molestar. Luego si no se creen que el Maligno es parte del universo woke me lo cuentan. Sí hubo un partido, Sí les golearon. Sí les humillaron. Sí y mil veces sí se llevaron cinco… aunque lo quieran esconder.