Al fin, empujado con fuerza, ha dimitido, aunque en diferido, Carlos Mazón. Principal, que no único, culpable de todo lo que aconteció hace un año en la catástrofe de la Dana valenciana. Ha decidido marcharse intentando matar a quien más ha impulsado su criminalización política y social, el presidente del Gobierno. Cuestión bien distinta es que lo haya logrado porque yéndose cabalgando sobre un corcel roñoso de mentiras, no es la mejor de las formas. Como en el PP son bastante necios, los de Valencia parece que superan la media, han decidido irse justo el día en que comienza en juicio del Fiscal General del Estado y en que estaba citada como testigo Maribel Vilaplana, quien pasó toda la fatídica tarde junto al presidente valenciano. De lo que ha dicho a las nueve de la mañana a lo que ha contado quien no puede decir mentira —y que no saca nada haciéndolo, por cierto— hay un trecho tan enorme que su discurso ha sido baldío.

Curiosa metamorfosis, por cierto, de los periodistas sobrecogedores que hace justo una semana, o menos días, estaban señalando que él no era culpable sino «los otros» porque las predicciones eran de cuatro gotas, porque el barranco del Poyo —olvidando poblaciones como Utiel donde no había barranco, ni barraca—, porque dan mucho asco. Ayer mismo, e incluso hoy los podrán escuchar y leer, que era necesario que Mazón dejase el cargo porque había cometido muchos errores. ¡Hipócritas los quiere el PP! Al fin y al cabo es que saca el dinero de los impuestos de los españoles para nutrir ciertos medios. Lo único que se espera es que no haya filibusterismo y Alberto Núñez Feijoo, los presidentes de diputaciones y quien quede al mando del PP valenciano, le busquen acomodo en cualquier chiringuito. A su casa y a trabajar madrugando.

La verdad es que Mazón tiene pinta, incluso ayer cuando quería parecer serio, de ese típico pijo, con camisa de manga larga recogida hasta el antebrazo, preferiblemente de lino y color blanco, crema o azul mediterráneo, con pantalones pesqueros (crema o azules), náuticos o mocasines de colores, que se dedican a comer la oreja a cualquier chavala que encuentran en chiringuitos «de moda» o discotecas exclusivas de la costa española. Da igual donde vayan, siempre van a encontrar ese prototipo de pijo. Un cansino de la vida que se cree más que cualquier otra persona pero en realidad es un don nadie, un don-sin din, o un chaval de las nuevas generaciones que solo busca mamar de lo público porque trabajar es muy cansado. Por ello miente, lleva una muda en una comida y está a ver si la chavala cae en algún momento. Al final a casa a a practicar la gimnasia de Onán.

Mazón, se espera, ya es historia —aunque queda que le puedan empurar judicialmente, algo no descartable—. Ahora bien, no todo lo que pasó en Valencia es culpa de Mazón. Hay otros culpables por acción u omisión, más por lo segundo que por lo primero, que deben salir pitando de sus cargos políticos. Teresa Ribera, si tuviese dignidad y no fuese mala gente, debería dejar la vicepresidencia de la Comisión de la Unión Europea mañana mismo. Sus políticas de radicalismo ecológico, basadas en supuestas investigaciones sobre los problemas de la hormiga esclerótica o la abubilla despeinada, que nadie ha podido refrendar científicamente, viene provocando en España que las cuencas de los ríos, de todos, y de algunas ramblas no se limpien. No piensen que solo es el barranco del Poyo, sino que en esos días se habló con algunos alcaldes de pueblos del interior los cuales han contado a este medio que, cuando han intentado limpiar esas riberas de ríos, riachuelos y arroyos, han sido amenazados por las cuencas hidrográficas con cantidades astronómicas en multas y con  denuncias para quitarles el agua potable. Eso es Ribera.

No dimitirá porque a 30.000 eurazos al mes, ese cargo es demasiado goloso para quien es cero elevado al infinito en gestión política pero es un mil elevado a la EU potencia en la creación de maldades ideológicas de la clase dominante global. Es una empleada al servicio de esa clase, lo sabe y actúa en consecuencia. No dimitirá pese a tener lo ecológico-acuoso echo unos zorros. Es otra niña pija criada a los pechos de los dineros de la Unión para hacer justo lo que hizo. Como tantos otros «europeístas» que han sido captados desde jóvenes para todo lo que viene sucediendo. Captados de no precisamente las capas bajas de la sociedad, incluso ni de las medias. Es lo que sucede, aunque en su caso es setenta veces siete, con Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno, ahora que ha caído Mazón debería estar saliendo por la puerta de Moncloa —se puede llevar el colchón ese que tuvo que elegir, las gafas Dior y hasta el boli Bic que tiene en el despacho—. Los sanchistas dirán que no tuvo culpa de nada, que él estaba en la India. Cierto pero hay una cuestión constitucional fundamental que él no quiso utilizar para ganar políticamente, o electoralmente, en favor de la barbie quimicefa y su propia persona. La soberanía, porque es un Estado autonómico —para federal, sin duda, pero autonómico—, al final acaba residiendo en el parlamento y por extensión en el presidente del Gobierno. Existen múltiples mecanismos que suponen ejercer la soberanía mediante la excepción: el estado de emergencia, el estado de excepción, etc. Sánchez renunció a ser soberano por, dígase claramente, joder a Mazón.

Eso de si «necesitan ayuda que la pidan» es de una bajeza moral y soberana increíble. El presidente tenía los mecanismos en su mano para no esperar peticiones. Al día siguiente podía haber estado la UME funcionando. Al día siguiente el mando podría haberlo tenido para evaluar daños y ofrecer las cantidades necesarias. Al día siguiente no hizo tantas cosas por un rastrero juego político que le incapacita para seguir en Moncloa. Puso al maquinista a hacer legos con cuatro o cinco cosas para ganar la batalla de la reconstrucción y se olvidó de Valencia. Como se ha olvidado de otras muchas cosas, incendios, la Dana manchega, por interés personal. Desviar la atención de que sus dos penúltimos secretarios de Organización caminan hacia el banquillo, de que otro ministro está señalado —realmente no se conocen todas las pruebas aportadas por la UCO pese a lo que se diga—, de que su familia lo tiene complicado por su culpa, de que todo lo que rodea a su persona apesta.

Se sabe que lo de dimisión ni por asomo es algo que aparezca en su cabeza. Bastante tiene con hacer espacio a ese YO gigante que tiene allí. El mismo que le obligó a estudiar donde estudió porque no le llegaba la nota y el intelecto. Por eso plagia si hace falta. Por eso pone morritos. Por eso se hace cirugía estética. Por eso se cisca en Donald Trump. Por eso en su lápida pondrá YO. No dimitirá. Ni lo duden. Pero va siendo necesario que se le empiece a apretar las tuercas, comenzando por sus propios socios. Por si no lo creen, en su cabeza ya está cómo destrozarlos, devorarlos, acabar con ellos a la más mínima ocasión. Feijoo tiene una buena oportunidad, que no aprovechará porque él y sus asesores bastante tienen con sujetarse los pantalones —por cierto, no suelen utilizar zapatos con cordones—, con decir, «el incompetente de Mazón ha dimitido y usted ¿cuándo?».

Post Scriptum. Ángel Expósito en COPE, tras pedir a Alex Requeijo que explicase el informe de la UCO, señalando que sobre Ángel Víctor Torres, en lo que se conoce, no hay nada delictivo, diciendo que menudo escándalo lo del ministro. ¿Son sus oyentes tontos o por qué los trata como tales? ¿Piensa que él es el más listo, otro como el presidente, y los oyentes no saben comprender lo que ha dicho Requeijo? ¿Por qué hace una semana estaba abrillantando la banana de Mazón en su espacio de La Linterna y ayer despotricaba de él? ¿Hay alguien al mando en COPE?

Post Scriptum II. Si eres periodista y desconoces lo que pasó realmente en una región de la cual nunca estás informada ¿por qué pides que se atosigue a Emiliano García-Page? Francisco Núñez, el del PP, es la cosa más inútil que puedan encontrar en política. No sabe ni comer la oreja como Mazón, pero si Feijoo quiere ganar las elecciones que busque otro candidato —si es que lo encuentra porque el PP castellano-manchego es como una fosa submarina de la inteligencia política—, pero que no lance a desinformadas. Ese sobre no está bien utilizado.

Post Scriptum III. A todo esto ¿la pelea Mazón-Sánchez no tendrá también un aspecto grandes constructoras? ¿Estará el Maligno por detrás de alguno? Sigan el rastro del dinero.

Post Scriptum IV. Ribera también tiene culpa en lo del apagón.

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