Los últimos años en la política española se han caracterizado por la ruptura absoluta del bipartidismo del PP y del PSOE con la irrupción de dos formaciones absolutamente opuestas, Ciudadanos y Podemos. Tanto un partido como el otro eran necesarios para buscar la tan necesaria regeneración de nuestra democracia porque entraban en los aspectos en los que los dos partidos tradicionales, por esa falsa creencia de actuar por razones de Estado, no entraban.
El caso de Ciudadanos es muy importante porque reformulaba de manera absoluta los planteamientos conservadores en los que vivía el Partido Popular. Parecía que la fragmentación era sólo cosa de la izquierda. Sin embargo, Ciudadanos llegó para ocupar un espacio que, hasta ahora, parecía reservado para el PP. Los planteamientos ideológicos, sociológicos, económicos y filosóficos del partido naranja provocaron que se encendiera una llama de esperanza entre los votantes de centroderecha que se iban viendo huérfanos de partido al mismo ritmo en que los errores de gestión de Rajoy o la acumulación de casos de corrupción se iban amontonando. El votante de derechas no perdona la deslealtad con sus pilares ideológicos. Dos de ellos son la honestidad y el servicio y el Partido Popular de M. Rajoy los abandonó con la corrupción y con las medidas adoptadas durante su mayoría absoluta.
La gestión que ha hecho Ciudadanos de la crisis catalana aumentó esa esperanza entre los votantes de centroderecha. Eso se está viendo reflejado en los sondeos de intención de voto en los que ha llegado a colocarse en primera posición o en provocar un triple empate con PSOE y PP. El resultado más inmediato fue la victoria indiscutible en las elecciones catalanas. Esto ha sido posible, no sólo por el propio mensaje que se ha transmitido y que ha calado de tal forma entre los votantes no independentistas, sino por el modo de comunicarlo y la persona que lo hizo posible. La figura de Inés Arrimadas ha irrumpido con fuerza y ha calado no sólo en Cataluña sino entre los votantes del partido naranja del resto de España que han visto en la jerezana a una política cercana, sin dobleces, y, sobre todo, a una mujer con un liderazgo ganado desde la normalidad y no desde los gabinetes internacionales de coaching.
Sin embargo, Ciudadanos puede estar quemando lo que Arrimadas está consiguiendo y esa llama de esperanza entre los votantes de centroderecha se puede extinguir si ciertos comportamientos de Albert Rivera o de algunos de los líderes nacionales se siguen produciendo.
Las relaciones del presidente con presuntos corruptos venezolanos que están siendo investigados por blanqueo de capitales, entre otras cosas, y con quienes Rivera comparte afición por los gimnasios y las pesas, tal y como publicó Economía Digital; los viajes de éste a Venezuela financiados por algunos ex dirigentes chavistas que se enriquecieron gracias a la corrupción y que viven en España, Italia o Mónaco; la propia inestabilidad de Rivera, pueden provocar el desencanto antes de la victoria. Por otro lado, las actitudes de Girauta, un político que intentó medrar tanto en el PSOE como en el PP, y que preside un lobby sionista en el Congreso de los Diputados, tampoco ayudan a que personas de centro y respetuosas de los derechos humanos sigan ilusionándose con el proyecto naranja. Además, la actitud que tomaron diputados como Tony Roldán ante la comparecencia del peor ministro de Economía de la historia de España. Teniendo como tenía toda la información sobre la operación del Banco Popular y la posible vinculación en la misma de Luis de Guindos, no realizó ningún tipo de interpelación sobre el tema, sino que se centró en la gestión de la crisis ¡del PSOE!, con rifirrafe incluido con el portavoz socialista Pedro Saura.
Mucha gente ha colocado sus esperanzas en Ciudadanos. Inés Arrimadas genera esperanza entre los desencantados del PP o de UPyD, incluso entre algunos socialdemócratas del PSOE. Sin embargo, la llama se puede extinguir porque el pueblo no perdona las decepciones políticas. Diario16, desde nuestra independencia, estará expectante para que la lucha sincera, honesta e ideológica de Arrimadas desde Cataluña no se derrumbe por los movimientos de Ciudadanos en Madrid.