En una decisión adoptada como castigo colectivo debido a los incidentes de lanzamiento de piedras contra las fuerzas y colonos israelíes, las autoridades cerraron las carreteras en la ciudad de Hezma y el barrio de Issawiyeh, en la zona de Jerusalén, un lugar que aún sufre las consecuencias de la crisis del cierre temporal de carreteras, interrumpiendo la vida y el movimiento de los estudiantes hacia sus escuelas. Los residentes han protestado por las medidas punitivas israelíes en su vecindario, que según la policía israelí surgieron como resultado de que algunos jóvenes arrojaron piedras contra sus fuerzas.
En Hezma, al este de Jerusalén, pero fuera de sus fronteras, el ejército primero bloqueó dos entradas principales con bloques de cemento y luego colocó una enorme puerta de metal para bloquear su entrada principal.
Según el alcalde de la ciudad, Samar Deifallah, el ejército ha estado llevando a cabo allanamientos nocturnos de viviendas y deteniendo a personas, principalmente a los jóvenes, además de confirmar que el ejército lleva a cabo todas estas medidas contra su pueblo alegando que los jóvenes tiran piedras al paso de los vehículos israelíes.
Deifallah dijo que la ciudad tiene 8.000 habitantes que sufren debido al castigo colectivo israelí. Siete personas de Hezma están cumpliendo entre uno y siete años en prisión israelí por resistirse a la ocupación.
Niegan el acceso de los agricultores a sus tierras
Las fuerzas israelíes impidieron el lunes a los granjeros acceder a sus tierras ubicadas detrás del muro del apartheid en Izbat Salman, al sur de Qalqilya. El Ejército impidió que los agricultores pasaran por la puerta de metal que separaba a su aldea de sus tierras de cultivo sin dar una razón para su actuación, a pesar de que tienen permisos emitidos por las autoridades que les permiten el acceso a sus tierras. Los granjeros expresaron su temor de que Israel busque desalojar a los palestinos de sus tierras para que se hagan cargo de ellos y así expandir los asentamientos judíos ilegales cercanos.