Todo surge por la creación, que el Gobierno de Baleares realizó en 2016 sobre la Reserva Marina del Freu de Sa Dragonera, con las aguas cuyas competencias recaían en la administración autonómica, mientras los informes científicos reclaman su ampliación a las aguas de competencia central. De ahí que la senadora por Mallorca de Unidos Podemos, Margalida Quetglas, haya registrado una moción ante la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara Alta para instar al Gobierno a “establecer a la mayor brevedad posible una reserva marina en la zona de aguas exteriores de la isla de Sa Dragonera que amplíe y complete la protección dispensada a su entorno por la Reserva Marina del Freu de Sa Dragonera creada por la administración balear”.
La iniciativa insta además al Gobierno central a contar con la participación de “administraciones, colectivos y público interesado y muy especialmente de las organizaciones conservacionistas”. Para la senadora Quetglas, “es indispensable la participación del movimiento ecologista, gracias al cual ha sido posible preservar desde hace 40 años la emblemática isla de Sa Dragonera”. La senadora mallorquina de Unidos Podemos se refiere a la movilización popular que, hace más de 40 años, permitió salvar la isla de Dragonera de un macroproyecto urbanístico que preveía la construcción de un puerto, un casino y un hotel de lujo con más de 4.000 plazas de alojamiento.
Los hechos acaecieron el 5 de julio de 1977, cuando la Comisión Provincial de Urbanismo, a pesar de figurar hasta 5 impugnaciones presentadas por diversas instituciones, aprobó el macroproyecto previsto para Sa Dragonera. Esa misma tarde un grupo de jóvenes vinculados al incipiente movimiento ecologista ocupó el islote y las posteriores movilizaciones populares, que con gran intensidad se produjeron en todo el archipiélago balear, frenó definitivamente el proyecto urbanístico. En 1995 veía finalmente la luz el decreto por el que se creaba el Parque Natural de Sa Dragonera.
Sin embargo, entre 2014 y 2016 varios informes del Servicio de Recursos Marinos de Illes Balears alertaban de la vulnerabilidad de las poblaciones de peces en el área marítima que delimitaba con la isla de Dragonera. Se trata de un área que el propio Consejo Superior de Investigaciones Científicas destacó por su importante valor ecológico en 2004. Es vital el papel que cumplen las praderas de Posidonia Oceánica, que actúan como zonas de gran producción ecológica y como santuario para los alevines de las especies pesqueras más relevantes de la zona.
“Tenemos la obligación ética y moral de preservar el tesoro ecológico de las aguas que rodean a nuestra isla de Dragonera”, señala la senadora Quetglas, quién destaca también “el papel relevante que el movimiento ecologista jugó para que hoy día los mallorquines y mallorquinas podamos conservar esta emblemática isla”.