Posiblemente Rex Tillerson pase a la historia por ser el peor Secretario de Estado —número tres del Gobierno en Estados Unidos, tras el presidente y el vicepresidente— de la historia. El pasado martes Donald Trump prescindió de él cuando estaba en medio de una reestructuración de su departamento que dejó en la calle a altos funcionarios con una dilatada experiencia en política exterior.
El elegido para sustituir a Tillerson es Mike Pompeo, hasta ahora director de la Agencia Central de Inteligencia, un ultraconservador que prácticamente idolatra a Trump. Este hombre es un crítico radical al islamismo radical y un opositor visceral al Partido Demócrata, algo que se vio en el duro enfrentamiento que mantuvo en 2.012 por el papel de Hillary Clinton en el atentado contra el Consulado estadounidense en Bengasi. Pompeo llegó a la Cámara de Representantes en 2.011 por el Estado de Kansas y formando parte del movimiento ultraconservador Tea Party. Sirvió en el Ejército y estuvo en Europa «patrullando el Telón de Acero», según está publicado en su perfil del Congreso.
Con este bagaje, se prevé que Pompeo lleve la línea de actuación en política exterior hasta los postulados más duros ya que ha apoyado a Trump, entre otras cosas, en la decisión de mantener abierta la prisión de Guantánamo. Por eso será un desastre mayor que Tillerson, no sólo para los Estados Unidos, sino también para el resto del mundo. En resumen: un peligro para la humanidad.
El binomio Trump-Pompeo, por su ultraconservadurismo, provocara más agresividad y dureza en las políticas con Irán, Corea del Norte y Siria, además de que, dentro de su mantra de «USA es la primera prioridad», las relaciones con otras potencias económicas y militares se puedan resentir o generar importantes crisis geopolíticas.
Los analistas también temen que la cercanía de Pompeo y Trump genere en que los principales puestos del Departamento de Estado recaigan en personas muy afines y cercanas al presidente, algo que puede ser muy peligroso teniendo en cuenta que esos puestos tienen poder real de decisión.
Trump ha abierto muchos frentes de política exterior, ¿podrá Pompeo, con su carácter contrario al consenso, cerrarlos o generará conflictos diplomáticos? Todo hace indicar que será un nuevo desastre de la Administración Trump. Tillerson lo fue, Pompeo lo será.