No sólo es que desde Ferraz critiquen que vaya por libre, algo incluso comprensible después de la férrea contienda a sangre que disputaron en el PSOE hará un año, es que parece que Susana Díaz provoca a los dirigentes del partido cada día. Un día habla de Cataluña, otro de los Presupuestos Generales del Estado (no en la parte de defensa de los temas andaluces, vamos el “qué hay de lo mío”), otro corre ufana y perdiendo el paso al besamanos borbónico, y los más rumia en San Telmo su llegada triunfal a Madrid cuando caiga Pedro Sánchez.
En esta ocasión la ofensa no ha sido con la Ejecutiva de Ferraz, al menos no directamente, sino con los fundamentos del PSOE. Y no sólo porque se hayan marcado firmemente en las resoluciones del 39° Congreso, sino porque son parte de las esencias del socialismo patrio. Entre otras cuestiones, como la plurinacionalidad de España o la democracia interna, en esta ocasión la presidenta de la Junta de Andalucía se ha lanzado a una enérgica carrera por visitar cuantas más hermandades mejor, de forma institucional. Por he ahí el quid de la cuestión, no lo hace como una señora que se llama Susana Díaz y tiene sus creencias y sus gustos, sino como presidenta de la Junta de Andalucía. Y no, no vale decir que es para promocionar la belleza de la Semana Santa andaluza en el mundo, para eso hay una consejería y a ella, más allá de Despeñaperros, mucho aprecio no la tienen, y más allá de los Pirineos ni la conocen. Es más, si sus fotos se distribuyesen en Alabama igual la hacían una estatua pensando que es la jefa del Ku Klus Klan en España.
La presidenta @susanadiaz visita la archicofradía de la Esperanza de Málaga @pasoyesperanza, que procesiona mañana #JuevesSanto #CofradíasMLG #SemanaSantaMLG #SemanaSanta @MalagaJunta pic.twitter.com/nwSkFbJR9P
— Junta de Andalucía (@AndaluciaJunta) March 28, 2018
También podrían decir que ha ido personalmente y le han sacado las fotos por ser quien es. Eso se podría entender si fuese a la Esperanza de Triana de la que ha declarado ser fanática. O que la han invitado porque “en todos los lugares de Andalucía adoran a su presidenta y la quieren tener con ellos”. Lo primero queda descartado porque, como pueden comprobar en los tuits que se adjuntan, la propia Junta ha destacado las visitas de la presidenta. Y lo segundo sería una irreverencia porque daría a entender que sólo con la sacrosanta visita de Díaz el pueblo andaluz ve la luz y el camino de la salvación en estas fechas. Así que la cuestión persona o la invitación no es plausible a la muestra de las pruebas.
Por tanto, a la vista de los hechos y las visitas (ver galería) a la Hermandad de Dolores del Cerro (Sevilla, Martes), la Hermandad del Pendrimiento (Jerez), la Hermandad del Soberano Poder (Jerez), la Hermandad de la Buena Suerte (Jerez), el Señor de los Azotes y Columna (Málaga), la Hermandad de la Paloma (Málaga), la Archicofradía de la Esperanza (Málaga) o, al fin, la Esperanza de Triana (Sevilla) parece que es algo más que institucional. Es pasarse los principios laicos del PSOE por el palio de cualquiera de esas hermandades, es olvidarse de que el Estado español es aconfesional, es olvidar que lo religioso queda en la esfera de lo privado. Ella puede creer en dios o en el séptimo hijo bizco del Brama Putra, pero en su vida privada. Como presidenta de la Junta de Andalucía y aún más como secretaria general del PSOE de Andalucía, debe abstenerse de ese fervor institucional y en pasearse por todas las cofradía habidas y por haber.
▶️ La presidenta de la Junta, @susanadiaz, visita la Hermandad de la @EspDeTriana de #Sevilla antes de su salida esta madrugada #SSantaSevilla18 #JuevesSanto #SemanaSanta pic.twitter.com/KnY0PqJYBK
— Junta de Andalucía (@AndaluciaJunta) March 29, 2018
Una vez más, la socialdemócrata sevillana se excede y muestra claramente que su pensamiento, además, de muy mucho andaluz, y español, está muy lejos del socialismo, de la socialdemocracia e, incluso, de buena parte del liberalismo. O algo peor, que hasta en los momentos de recogimiento de los católicos españoles, o bien no puede ser menos que Cospedal (se sitúa a su nivel de nacionalcatolicismo), o bien es una sacrílega que sólo piensa en los votos para mantener su poder omnímodo. Es conocida la pasión por le semana santa de los andaluces, pero institucionalmente la presidenta de la Junta de Andalucía debe cumplir con el mandato aconfesional. Y como “supuesta” socialdemócrata con los principios de su partido, el PSOE. Puede no pensar así, pero mejor sería que se pasase a Ciudadanos que allí da igual todo con tal de conseguir votos.