En los últimos días se han estado celebrando en Madrid diferentes reuniones entre algunos de los más importantes líderes de la oposición venezolana con algunas figuras de la política española, algunos en activo y otros ya, al parecer, retirados. En concreto, los venezolanos Julio Borges, Antonio Ledezma, Carlos Vecchio y Lester Toledo se han reunido este jueves con Albert Rivera y con Felipe González y, posteriormente, han dado sendas ruedas de prensa.
Especialmente beligerante ha estado el presidente Felipe González contra el actual gobierno de Venezuela cargando las tintas contra la mediación de José Luis Rodríguez Zapatero, iniciativa de diálogo que, según González, sólo tendría sentido si hubiera libertad absoluta en el país venezolano. Además, ha incidido en una idea para forzar un cambio en Venezuela: la imposición de duras sanciones económicas. Esta propuesta es una verdadera salvajada, no tiene otro calificativo: salvajada. Un país como Venezuela en el que millones de ciudadanos están pasando hambre no puede ser sometido a sanciones o a un endurecimiento de las mismas sólo para expulsar a quien, a día de hoy, es un presidente elegido democráticamente por su pueblo. Otra cosa es lo referido a la Asamblea Nacional, pero Nicolás Maduro, nos guste o no, fue elegido en las urnas en unos comicios auditados por observadores internacionales independientes.
El problema de Venezuela no se resuelve únicamente con la salida de Nicolás Maduro y del chavismo ni, por supuesto, poniendo sanciones económicas al país. El problema de Venezuela está en que no hay ninguna alternativa real al régimen bolivariano porque la que ofrece esta oposición no es válida porque ya parten de la base del exterminio del contrario, con la eliminación de la opción política chavista.
Mientras Felipe González y el comité de la oposición venezolana de tournée por España piden unas sanciones que empobrecerían aún más al pueblo de Venezuela, los que se beneficiaron de la corrupción de importantes dirigentes chavistas, como Rafael Ramírez, ex ministro y ex presidente de PDVSA, campan a sus anchas por las más glamurosas calles europeas, sobre todo en Madrid, comprando objetos de lujo como si no hubiera un mañana, comiendo en los más caros restaurantes o comprando empresas que les sirven de tapadera para presuntamente legalizar (o blanquear) el dinero que sacaron de Venezuela, que hurtaron al pueblo venezolano al que Felipe González y la oposición quieren matar más de hambre con sus sanciones, gracias al asesoramiento e intermediación de empresas, algunas de ellas españolas.
Muchos de esos venezolanos que se enriquecieron a la sombra de, entre otros, Rafael Ramírez, ya fuera por lazos de sangre, ya fuera por ser socios del ex presidente de PDVSA, son los que están financiando a la oposición venezolana. ¿Una asociación que presume de transparencia «democrática» puede permitirse estar financiada por quienes se enriquecieron gracias a la corrupción del régimen que ahora intentan derribar? ¿Para Felipe González este tipo de financiación es lícito?
Continuando con la «transparencia» de la financiación de la oposición venezolana, hay que recordar que muchos de esos antiguos chavistas enriquecidos por la corrupción del régimen se reúnen en Madrid con importantes empresarios españoles en reuniones organizadas por una ciudadana marroquí, reuniones a las que acude sin falta el padre de Leopoldo López, con el fin de recaudar fondos para la oposición venezolana.
Felipe González pide sanciones porque es el único modo de sacar a Nicolás Maduro del gobierno de Venezuela, pero se olvida de cómo los ciudadanos que se enriquecieron con dinero corrupto y que están siendo investigados por las autoridades judiciales de varios países aliados de España. Uno de ellos, Nervis Villalobos, actualmente se encuentra en prisión reclamado por la Justicia de los Estados Unidos por, entre otras cosas, un presunto delito de blanqueo de capitales y corrupción internacional. Sin embargo, Villalobos jugaba un papel en España y, precisamente, por ese papel sigue en la cárcel y no ha sido entregado a las autoridades norteamericanas. Hay mucho miedo en muchos sectores, tanto españoles como venezolanos, tanto políticos como empresariales, por el hecho de que el ex viceministro de Energía de Venezuela cuente todo lo que sabe de operaciones empresariales como, por ejemplo, la de Duro Felguera en la que Villalobos cobró un porcentaje de una operación en concepto de comisión —aunque hay un 0,5% que no aparece en las cuentas de la compañía asturiana—, los modelos de financiación de la oposición venezolana, la protección política que tienen ciertos venezolanos en España, el porqué de la misma y por quién se está ejercitando. De todos modos, tal y como informó Diario16, la situación de Villalobos en prisión le ha llevado a hacer saber a la Fiscalía que está dispuesto a hablar y contar todo lo que sabe. La situación de estos venezolanos, ¿le parece «honorable» a Felipe González?
Por otro lado, el presidente ha sido muy crítico con Rodríguez Zapatero por su mediación con Nicolás Maduro porque según González le hace el juego y le permite ganar tiempo al régimen chavista. ¿Por qué ataca a Zapatero y no hace mención a quienes, valiéndose del dinero que robaron al pueblo venezolano, están ahora financiando a un movimiento que creará a un nuevo Nicolás Maduro pero desde otra óptica ideológica que, teóricamente, es opuesta a la del presidente socialista? ¿Por qué Felipe González pide que se aplique un bloqueo a Venezuela como el que impuso Estados Unidos a Cuba y que supuso la ruina y la pobreza para el pueblo cubano?
Nicolás Maduro es un desastre para Venezuela. Eso es un hecho, pero no se puede pedir que se ataque aún más al pueblo venezolano, que bastante tiene con lo que está aguantando, con sanciones que no tendrán más que dos consecuencias: más hambre y pobreza y la entrada de un nuevo régimen financiado con el dinero de la corrupción. Maduro es una desdicha y un presunto corrupto, pero está en Venezuela. Sí que son corruptos —y por eso están perseguidos por la Justicia— los que financian a los que defienden Felipe González, Albert Rivera, Ignacio López del Hierro y otros muchos se encuentran en Europa, con un nivel de vida elevadísimo gracias al dinero de la corrupción, financiando a los que ellos mismos hace unos años definían como enemigos de la revolución bolivariana porque, evidentemente, esa financiación no es gratis y se espera un retorno de la misma. Por eso, Maduro NO, pero esta oposición, y quien la financia, TAMPOCO. El pueblo venezolano no merece esto.