El mismo día que el movimiento feminista salió indignado a las calles por el caso de la sentencia de “La manada”, dos chicas fueron presuntamente violadas en Murcia en la tarde-noche del jueves. Los servicios de atención sanitaria de la Comunidad y la Policía activaron el protocolo establecido ante la comisión de estas dos presuntas violaciones en el transcurso de una fiesta universitaria celebrada en el campus de Espinardo. Las víctimas tienen previsto presentar denuncia y la Policía investiga ambos casos.
Murcia comenzaba sobre las 20 horas la concentración en apoyo a la víctima de violación de “La manada” y en repulsa a la sentencia que esa misma mañana había sido dictada por considerarla insuficiente. Con pancartas y gritos de “hermana, yo sí te creo” y “no es un caso aislado, se llama patriarcado” entre otros, la convocatoria derivó en una asamblea abierta y con micrófono abierto para las asistentes que quisieran expresarse.
Paralelamente, la primera víctima, H. de 20 años, estaba sufriendo una violación sexual y era poco después encontrada por sus amigas en el centro de la capital murciana. Había acudido a una de las famosas fiestas universitarias “paellas” de la Facultad de Comunicación y Documentación, celebrada en las inmediaciones del campus de Espinardo. Aún no se ha esclarecido si se produjo en Espinardo o en el centro de Murcia donde fue encontrada, pero no recuerda cómo llegó, con quién ni qué le había hecho.
Más tarde, hacia las 21:30 horas, la segunda víctima de violación, M. también de 20 años, llamaba a sus padres que se encontraban en la concentración feminista dando así la voz de alarma ella misma. También estuvo horas antes disfrutando junto a sus amigas de las “paellas” universitarias en el campus de Espinardo. Al igual que H. perdió el conocimiento y la conciencia durante el suceso. Pero sí se sabe que tuvo lugar en Espinardo, dentro de una facultad próxima al recinto de fiestas.
Ambas jóvenes fueron atendidas en las Urgencias Maternal del Hospital Virgen de la Arrixaca donde el reconocimiento médico, toma policial de testimonios y primera reconstrucción de los hechos apunta demasiadas similitudes entre ambos casos.
Y es que familiares y amistades indignadas por lo ocurrido dicen que “el procedimiento que los violadores han usado para que las chicas perdieran la voluntad y no se enteraran de lo que les estaban haciendo tuvo que ser drogándolas con alguna sustancia como ‘burundanga’ o similar que les echaran en la bebida”, aseguraban.
Serán las investigaciones de la Policía Nacional quienes deban hallar el paradero de los responsables y cómo realizaron semejante atrocidad.
Las víctimas no se conocían entre sí y parece que tampoco existe relación entre los violadores, pero el ambiente universitario no está exento de hombres que conocen por diversión la violación sexual a mujeres; y más si sentencias judiciales tales como la conocida en el día de ayer hacen crecer su premisa de impunidad.
Tanto H. como M. interpondrán denuncia y cuentan con el apoyo del feminismo murciano.