Ha querido quitar hierro al barómetro del CIS José Luis Ábalos. Algo que hacen casi todos los partidos políticos, no habría que extrañarse. Pero en el caso del socialdemócrata es especialmente relevante, primero, por ser el principal partido hoy de la oposición; y, segundo, porque es el partido con más apoyos de la izquierda. Una doble responsabilidad que no se manifiesta perfectamente en lo dicho por el secretario de Organización del PSOE. A su entender, tomando el ±2 del error muestral, los tres principales partidos estarían empatados. Claro pero si le quitan dos al PSOE y se los suman a Podemos, sería cuarta fuerza política y no primera de la izquierda como ha manifestado. Lo que sirve para bien, también sirve para mal, y parece que Ábalos no ha calculado. Eso sí, ha recordado que han subido 2,1 puntos desde los tiempos de la Gestora. Y claro surge la pregunta ¿sólo dos puntos es suficiente desde la época de la Gestora?
Realmente, de las encuestas, que no dejan de ser un retrato fijo de un momento concreto, a los votos reales suele haber una diferencia que puede ser substantiva. Por lo que pronosticar “qué pasaría si…” sin tener elecciones realmente a la vista sirve para que los medios de comunicación hagamos cábalas o poco más. Pero las tendencias quedan marcadas y en el subconsciente de las personas se fijan imágenes que pueden determinar el voto al final. El efecto band wagon (subirse al caballo ganador, en español) se va germinando en estas etapas previas a las elecciones y contra eso es lo que deben trabajar los partidos que no salen beneficiados. Como es el caso del PSOE. Una bajada de seis décimas es como no bajar, pero tampoco es subir. Y ahí está uno de los problemas, el PSOE no rompe en el favor de las personas del centro a la izquierda. Un factor, del que hemos hablado en diversas ocasiones, es el poco juego que dan al PSOE los medios. Algo que parece haberse ido rebajando en los últimos tiempos. Pero otras cuestiones tienen que ver con lo propio, con lo que hace el partido en sí. Y ahí el PSOE está cometiendo diversos fallos, porque no se entenderían algunas respuestas dadas y que refleja el CIS sin esos errores propios.
Como se puede observar en el gráfico de abajo, la percepción de las personas de la muestra es que el PSOE está fracasando en su oposición contra M. Rajoy. Que Pedro Sánchez no sea diputado resta, sin duda. Pero es que las acciones de los demás componentes del Grupo Parlamentario Socialista parece que no están calando entre las personas. Así sólo un 0,3% cree que la oposición es muy buena, o un 4,5% cree que buena. Un 31,1% entiende que regular y, aquí viene lo malo, un 35,4% y un 24,9% que es mala o muy mala respectivamente. Al ser general, evidentemente, hay cierto sesgo a que parezca que se hace peor porque desde la derecha y la izquierda del PSOE valoran peor la acción de oposición. Lo grave es cuando tus propios votantes piensan parecido al resto de la población.
Como pueden observar en el gráfico de abajo, la percepción de la acción de oposición entre los votantes del PSOE mejora algo la percepción general, pero no mucho más. Que es muy buena o buena, lo estiman así el 0,9% y el 15% de los votantes. No llega ni a una quinta parte de los que dicen que votarán al PSOE en las próximas elecciones. Lo hace regular para el 50,9% de los votantes socialistas. Y lo hace mal o muy mal para el 22,7% y el 9,1%. Esto supone que de celebrarse elecciones habría una posibilidad de que ese 31,8% de votantes que califican la acción como mala o muy mala podrían no votar al PSOE. Y sin ese porcentaje el partido socialdemócrata pasaría de un 22% a un 15,8% y quedando como cuarta fuerza. Podría engrosar la abstención o a otros partidos haciendo la derrota aún más grande.
A todo ello se suma que el factible candidato, Pedro Sánchez, no consigue que las personas crean en él o le vean como futurible o confiable. Un 44% de los votantes entienden que es poco de fiar, y un 41,5% de los mismos que es nada de fiar. Eso se refleja en una valoración total de 3,35, que si se compara con el 3,8 de Alberto Garzón de Izquierda Unida, un partido más odiado que el PSOE, muestra ciertas costuras en la idílica visión que tienen en Ferraz. Porque el partido está mejor considerado que su dirigente máximo. Así, sólo 38,3% de los votantes españoles no votarían jamás al PSOE. Mientras que no lo harían al PP un 55,1%, a Podemos un 54,9%, a IU un 51,7% o a Ciudadanos un 41,5%.
¿Por qué pasa esto? Primero, y sólo son factibilidades, Pedro Sánchez no ha cumplido con sus promesas de las primarias, el giro y la izquierda y la moción de censura a M. Rajoy. Es más, parece que tiene miedo a perder (otra vez) y que se ceben con él. Pues tenía dos opciones, no haberlo dicho y haber engañado, o presentarla y perderla pero demostrando que es un futurible y quitándose de en medio a Ciudadanos. Segundo, no queda clara la posición ideológica del PSOE en estos meses de dirección del sanchismo. Sale la portavoz y al cabo del rato cualquier miembro de la ejecutiva niega lo que ha dicho. Hoy dicen que apoyan la educación pública (que lo hacen) y mañana abandonan el tema para apoyar un Tratado de Libre Comercio. Hay una completa descoordinación orgánica e ideológica. Y buena culpa de ello lo tiene el tándem Ábalos-Cerdán que en muchas ocasiones están a tonterías internas, como intentar controlar Izquierda Socialista o montar unas plataformas y así utilizarlas contra los distintos poderes orgánicos.
Tercero una política de comunicación muy mejorable porque no todo está en las redes, y más viendo los perfiles de edad de las personas que votan al PSOE y que están dejando de votarles. Sánchez es el Guadiana político. De pronto está todos los días haciendo cosas como desaparece del mapa. Ni lo uno, ni lo otro. Debe salir cuando toca en cuestiones nacionales. Y, a ser posible, no meter la pata diciendo en cada sitio al que va lo que quieren oír, como le ha pasado con el tema del agua. Para cuñadismo bastante tiene la gente con Ciudadanos. Igual sus arúspices y asesores le dicen que haga estas cosas, pues que cambie de asesores porque le están masacrando en los sondeos. Si quiere tomar la agenda política y que la agenda no le tome a él, debería comportarse de otra forma. Y estudiarse los temas un poco, a ser posible.