Una bala. No hay más. Por muchas trampas que se intente hacer en el solitario al PSOE, vistas las cosas, le queda una oportunidad para ganar elecciones en términos generales. Porque batallas ganará seguramente (algún ayuntamiento, alguna comunidad autónoma) pero hay que ganar las elecciones. Primero las locales y regionales para luego ganar la estatales. Y está justo en la posición necesaria para dar un vuelco en las expectativas (o hundirse). Tiene la suerte de contar con un 12-14% de votantes fieles que votarían al PSOE siempre, pero podrían ir a la abstención o fenecer por causas de la edad (la mayoría enclavados en la franja de edad más alta). Por tanto sólo cabe construir desde esa posición.
Se quejan los socialdemócratas que los medios no les hacen caso, que las encuestas están “cocinadas” para fastidiarles… pero lo que está claro que la conspiración ni es mundial contra el PSOE, ni todos los medios están contra ellos y ellas. Alguna culpa propia habrá y en eso está pecando la dirección de Ferraz. Luego filtran una encuesta “propia” que evidentemente les da como ganadores y dioses del Olimpo. Una encuestadora que sólo unos días antes de la filtración daba unos datos completamente distintos. ¿Se está ocultando que la encuestadora recogió los datos, hizo un primer avance y luego fue cocinada en Ferraz por José Félix Tezanos? Ese rumor corría no hace mucho por los mentideros del PSOE poco antes de la filtración (curiosamente a dos medios de derechas). Y Tezanos ya sabemos que lleva tiempo fallando más que una escopeta de feria. Es indudable que existe una alta volatilidad por el mismo cambio operativo que se está produciendo en el sistema, así que más que la encuestas en sí, lo interesante son las tendencias que marcan unas y otras. Y al PSOE le sale estancamiento y peligro de bajada. Ahí está la clave y sobre eso es lo que debería pensar la ejecutiva de Ferraz. Que Ábalos diga que se muestra un empate bien, pero no vale hacer trampas y luego decir que no marcan las tendencias porque, que se sepa, el secretario de Organización no ha destacado en el mundo de la ciencia electoral con grandes obras, ni ha estudiado para ello (más allá de un posible curso del PSOE que ya se sabe lo que son). Sí que dan tendencias y, lo que es peor para Ábalos, fijan posiciones y preferencias en el electorado. Por tanto hay que trabajar en otros sentidos más importantes y dejarse de análisis vacuos.
Un discurso para tiempos de cambio.
Que existe una crisis sistémica es algo que no se puede negar. No sólo en España, sino a nivel mundial. Una crisis que afecta, en este caso, a todos los valores. Un cambio de época que está siendo sumamente palpable y que afecta a todos los órdenes de la vida. No es cuestión de que sea más o menos líquido, o más o menos global, sino que está poniendo en cuestión en Occidente el propio sistema sobre el que está asentada la vida humana. Y al ser global hay ataques desde la derecha y la izquierda, desde arriba y desde abajo. Por ello se hace más complicado poder ofrecer un análisis completo, global y contundente. Pero algún tipo de análisis sí que hay que hacer. Y ¿por qué es fundamental ese análisis? Porque en los tiempos de crisis es cuando se forjan los liderazgos. En los tiempos “fríos” y de calma no hace falta liderazgo de algún tipo para trabajar con la sociedad, son tiempos de gestión de lo dado. Con una perspectiva u otra, pero mera gestión. Cuando la crisis está presente es tiempo de otra forma de actuar políticamente y en esto el PSOE está fracasando.
Hasta el momento lo que ofrece el PSOE son soluciones de gestión, necesarias sí, pero no suficientes. Eso que dicen del relato, que muchas veces es un cuento, tiene que ir más allá de la mera gestión. Por eso bajan PP y PSOE (el primero también afectado por la corrupción) y por eso los apoyos a estos dos partidos son de las cohortes generacionales más mayores. Porque siguen con fórmulas de gestión y seguridad para personas que tienen miedo al cambio cuando hace falta otra cosa: visión. En tiempos de cambio la visión de una organización política, y de un dirigente político, es fundamental. No hay liderazgo sin visión general. Y como visión general para superar el cambio debe contener partes emotivas, simbólicas, discursivas y de gestión. Por desgracia para el PSOE sólo están en la gestión. Debe, por tanto, crear esa visión o relato mediante la emotividad, lo simbólico y lo discursivo. ¿Cómo hacerlo? Lo primero quitarse de en medio a todo los gurús, pelotas, corifeos y demás que tiene alrededor. Sentarse con gente de probada capacidad (de fuera de la Ejecutiva e incluso del partido) y de su entera confianza, lo que elimina a gran parte de la propia Ejecutiva, y pensar, analizar, desechar, discutir y escuchar. Luego les quedará, intentar encajar la visión que saquen para España, en un mundo global, pero sin seguir los patrones discursivos de partido que ya se han probado no sirven. E, importante, no salirse del discurso y decir en Málaga una cosa y otra distinta en Malagón.
Adaptación a un nuevo campo de juego.
Queda por tanto elevarse por encima de las políticas concretas para captar la esencia del acontecimiento que se está viviendo. Y para eso hay que alejarse de esa dinámica que hace ver al PSOE como defensor del bipartidismo, del sistema antiguo. Porque una cosa es defender todo lo bueno que se ha venido haciendo durante la democracia, que en buena parte es construcción del PSOE, y otra quedarse en eso solamente. Pueden reclamar desde el PSOE que la ley de Memoria Histórica o de la Eutanasia son cosas de izquierdas. Sí, pero ¿realmente afecta a la vida de todas las personas? A esto nos referimos, a que son políticas públicas concretas que sirven pero no conforman la visión del partido. Ahora Pedro Sánchez no tiene un discurso articulado, dando la impresión de que es medio tonto muchas veces. Por eso hay que estudiar y analizar. Debe entender que no hay que parchear el sistema de 1978, sino transformarlo. Ir más allá de lo actual que ha tornado caduco y ofrecer algo nuevo pero con el poso de lo antiguo. Huir del adanismo pero presentar una visión transformadora del sistema. Por eso la importancia de conseguir conectar con la esencia del acontecimiento. Ya que es el propio acontecimiento el que genera sus dinámicas y sobre el que se debe trabajar. No es momento de un cierre sistémico, sino de apertura, de entrada de aire fresco, para poder renovarlo llevándolo más allá (lo que se llama autopóiesis).
Seguramente no contará con el apoyo de los medios de comunicación, al menos de la mayoría, pues muchos ya están al servicio de quien están. Y como empresas privadas que son pueden hacer lo que deseen. Especialmente en el caso de El País duele a los militantes socialistas pues veían en el diario del grupo Prisa el Granma del PSOE, el BOE del partido socialdemócrata. Aunque su línea editorial fuese siempre liberal. Debe olvidar eso y defender su propio discurso sin importar los medios… y sin saturar las redes sociales. Porque esto es un defecto comunicacional, que ya hemos comentado en alguna ocasión, pero que le gusta mucho a Santos Cerdán para mantener cierto poder interno (lo que se dice el control de una de las áreas de incertidumbre, la otra sería Izquierda Socialista). Si saturas las redes con las propias informaciones del partido generas rechazo y los medios dejan de publicar cosas sobre el partido. Por eso los demás partidos han dejado de saturar las redes con informaciones propias. Pero ese mantenimiento de las redes sirve en las luchas dentro de la coalición dominante del partido, en las luchas de poder intestinas.
El caso es que el PSOE ahora compite de igual a igual con el resto de partidos en los medios de comunicación, producto de la turbulencia sistémica, pero con un hándicap, no tiene intelectuales orgánicos a su servicio. Los dos o tres que le quedan son “susanistas-madinistas-no-sanchistas” porque la intelectualidad ha abandonado al PSOE. Primero por la repulsión del propio partido hacia las personas que cultivan el “saber experto” (no vaya a ser que dejen al aire las propias debilidades de muchas personas de la ejecutiva). Y segundo porque el PSOE ha dejado de generar un ámbito intelectual a su alrededor. Un ejemplo. Acaba de sacar la Fundación Pablo Iglesias un libro sobre teoría del socialismo del siglo XXI. Miren quienes lo han escrito y comprenderán muchas cosas. Si el máximo intelectual del PSOE es Rafael Simancas, apaga y vámonos. Y si la segunda es Adriana Lastra, el fin del mundo está más cerca. Que pueden ser buenos políticos, pero como intelectuales distan mucho de ser lo que espera la gente. Claro que el libro demuestra algunos porqués de la crisis del PSOE.
También hay que tener en cuenta que el campo de juego político ha cambiado. No sólo hay una reforma sistémica que espera su tiempo, sino que ahora las voces son múltiples. Tanto interna como externamente. A nivel interno la carencia de un discurso claro y conciso provoca que cualquier afirmación de, por ejemplo, Susana Díaz o Emiliano García-Page genere distorsión comunicativa. La Ejecutiva de Ferraz no puede decir nada porque no ha presentado un discurso general con el que decir, esto es lo que hay si quieres lo tomas y si no te vas. A nivel externo, y no contando con intelectuales orgánicos, compite con cuatro voces distintas y con distintas propuestas discursivas. Y el PSOE está estancado porque no quiebra esa barrera que encaja directamente con el inconsciente colectivo de las personas. Ese discurso emotivo, racional y esperanzador que provoque no sólo la posible adhesión, sino la movilización.
Pero sin asumir los errores propios no hay nada que hacer. Con el nombre del PSOE solamente ya no se ganan elecciones, ni va la gente a los actos de partido. Sólo hay que ver la edad de las personas que acuden a los actos del PSOE. Eso sí, ponen a cuatro de Juventudes Socialistas detrás del orador para que parezca otra cosa. Por cierto, un error comunicacional terrible, pero que les gusta mucho a los “malos” publicistas. Otro error es que si se pregunta a una persona no afiliada al PSOE cuál es el discurso de Sánchez te dirá “No es No” o “Somos la izquierda” con suerte. Nadie recuerda nada valorable del discurso del PSOE. Y esto es un problema que deben analizar y no acusar a los demás por no traspasar esa barrera turbulenta de la comunicación. Es duro para quien podía construir un discurso hegemónico verse en esta situación de la “nada absoluta”, pero los tiempos cambian y hay que saber superarlos si se tiene liderazgo… y el PSOE no lo tiene a día de hoy. Que parte de los militantes adoren a Sánchez, por haber vencido a las “fuerzas del mal” de las baronías, es un fenómeno ya analizado en los estudios de masas y paracarismáticos. Se acaba pasando, como ya ocurre. Pero eso no supone que pase lo mismo fuera de las paredes del partido como demuestra que en la encuesta del CIS el 84% de la población no confíe en Sánchez.
Por tanto, estando regular, el PSOE tiene una última oportunidad de salir de esta y liderar estos tiempos de crisis. Ahora sólo falta que en la Ejecutiva tengan el ánimo y las ganas de hacerlo. Aunque eso suponga desterrar a muchas personas que ya se veían con un “carguito”, algo que dada la situación competitiva más bien es utopía. Deben elegir un discurso (a la izquierda mi consejo) transformador y lanzarlo con contundencia. Sin dejar de escuchar a las personas y a los que se paran a pensar. No ver las críticas como algo malo, sino como una posibilidad de aprender. Mucha democracia interna sin temor. Y, como coletilla, tener candidatos municipales y regionales ya porque es tiempo perdido esperar al otoño. Si un año pasa rápido, imaginen seis meses. Además, como todo proceso democrático suele generar pequeñas crisis, lo mejor cuanto antes. Esto es lo que deberían hacer en el PSOE, ahora bien ¿quiere hacer ese esfuerzo Pedro Sánchez y cargarse a más de media ejecutiva?