Cuando José Luis Ábalos subía al atril para iniciar con la censura a Mariano Rajoy existían aún varias incertidumbres, pero, principalmente, el sentido del voto del Partido Nacionalista Vasco (PNV). José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE, presentó la censura con la lícita justificación de que la situación generada tras la sentencia de la Gürtel hacía insostenible que M. Rajoy se mantuviera en la Presidencia. Los socialistas hicieron un ejercicio de responsabilidad para con el pueblo y con España porque un país democrático no puede permitirse tener al frente de uno de los poderes que sustentan un Estado de Derecho a un partido condenado por haberse beneficiado de la corrupción o que durante décadas mantuvo una Caja B con la que financió campañas electorales.
Tras una réplica de M. Rajoy en que se notó que el presidente estaba preocupado porque no se ha visto al pontevedrés fajador y con experiencia parlamentaria. Más bien al contrario, estaba a la defensiva.
Pedro Sánchez ha hecho una presentación de su proyecto de gobierno que ha abierto un luz de esperanza al pueblo porque todo lo que ha prometido que hará está orientado hacia los ciudadanos. Fue muy contundente al espetar a Rajoy que «¿Qué más tiene que pasar, señor Rajoy, para que entienda que su permanencia en el cargo es un lastre para España e incluso para su propio partido?». En referencia a la corrupción del Partido Popular no ha podido ser más claro «Señor Rajoy, no se puede obligar a un país a elegir entre democracia y estabilidad. Porque no hay mayor inestabilidad que la que emana de la corrupción», en respuesta al desafío por el que el presidente daba a elegir entre él o el caos.
El programa presentado por el secretario general del PSOE se basa en la recuperación de todo lo que los ciudadanos han perdido tras 7 años de gobierno de M. Rajoy: sanidad, educación, dependencia, derechos laborales, pero, sobre todo, dignidad, igualdad y ética para los que más lo necesitan, es decir, un programa realmente socialista. Ahora tiene la responsabilidad de aplicarlo a través del consenso que ha prometido en la tribuna de oradores.
En referencia al modelo territorial Pedro Sánchez ha tendido puentes y ha ofrecido diálogo con el nuevo Govern catalán, rompiendo con lo que los antiguos «barones», los «jarrones chinos», que pretenden que se apliquen en Cataluña los mismos procedimientos represivos que defiende la derecha.
Sánchez, con su intervención de hoy, ha puesto un muro entre quienes se dicen socialistas pero que nunca han defendido los preceptos de entrega a los intereses del pueblo y que, pasados los años, se han ido desenmascarando con su defensa de las élites, de las castas y de las falsas razones de Estado. El socialismo es otra cosa, es dar soluciones a las necesidades reales del pueblo. Esto es prioritario porque, según la Constitución, es el pueblo quien ostenta la soberanía popular. Es el pueblo la verdadera razón de Estado, no las castas.
Estos antiguos «barones» socialistas han ido olvidando en progresión geométrica su ideología a medida que pasaban tiempo en el poder. El alejamiento del pueblo se traducía en un mayor acercamiento a las élites y a los preceptos defendidos por las formaciones políticas que sí defienden los intereses de las castas. El propio Rivera ha puesto como ejemplo a varios de estos «barones» como defensores de los mismos valores que defiende Ciudadanos. Tal vez por esta razón el programa que ha presentado Pedro Sánchez es incómodo.
La incomodidad del proyecto se ha traducido durante la tarde cuando los rumores de la posible dimisión de M. Rajoy. Las presiones que ha sufrido desde todos los ámbitos el presidente de Gobierno para que adoptara esa medida que finiquitaba la moción han sido muy fuertes. Sin embargo, Rajoy no es de los que huyen y dejará la Presidencia.
En 1.982, tras la victoria de Felipe González, se abría un nuevo espacio político que se inició con la implementación y el afianzamiento del Estado del Bienestar. El pueblo tenía esperanza, la misma que se abrirá a partir de hoy.