Tal como decíamos en el artículo anterior de estas Notas para una Querella, la compra del Banco Popular sirvió para, presuntamente, tapar los enormes agujeros que tiene el Santander, es decir, que compraron por un euro una entidad de solvencia reconocida para sacar beneficios por valor de más de 43.000 millones de euros y, de este modo, evitar una posible quiebra del mayor banco español.
En las cuentas del Santander vemos cómo el patrimonio neto creció en 4.100 millones de euros tras ampliar 7.200 millones, absorber un agujero similar en pérdidas por divisas y dar un beneficio en el resto de la actividad, repartiendo dividendos para dar una imagen de normalidad, dividendos repartidos sobre la cifra bruta de resultados porque los perjuicios en divisas sólo se pusieron de manifiesto tras cerrar el ejercicio. Todo un ejemplo de opacidad.
Según PwC, el Santander se acogió a la posibilidad de no pasar los ajustes por resultados —que daría una imagen negativa del banco—, lo que se ve en la diferencia entre el resultado publicado, cuando la realidad demuestra que el resultado final es inferior en 7.320 millones, cifra que se corresponde con la ampliación de capital. Vemos cómo, a pesar de que los medios de cabecera del Santander afirmaron que se amplió capital para tapar los «agujeros del Popular», la realidad es la contraria porque en 2.017 el banco cántabro tuvo un ajuste de patrimonio de 8.000 millones por su exposición en las economías en las que opera. Por tanto, la ampliación del Santander no tenía más objetivo que compensar el agujero causado por dicha exposición porque todas las divisas donde opera el banco presidido por Ana Patricia Botín —salvo el zloty polaco— tuvieron una evolución negativa respecto al euro.
En las páginas 26 y 27 de la auditoría del Santander se puede comprobar la poco ortodoxa gestión de los recursos propios y, sobre todo, las diferencias entre las cifras hechas públicas y lo comunicado a los supervisores (BCE, BdE, CNMV). ¿Por qué estos organismos no exigen al Santander una información más clara? ¿Estarían presuntamente ocultando o ayudando a ocultar la verdadera situación del Santander y el expolio que han causado a los accionistas del Popular en beneficio de los del Santander?
En esas páginas se dice que los 7.000 millones de la ampliación para comprar el Popular se ven reflejados en las rúbricas de Capital y Prima de Emisión, a los que se suman 3.483 millones de variaciones en ganancias acumuladas que responden a transferencias entre componentes del patrimonio neto. Sin embargo, el Santander debió restar 7.320 millones por lo que el patrimonio se redujo a 4.100 millones a pesar de haber ampliado capital. La realidad es que el patrimonio tuvo una reducción de 3.000 millones de no haberse realizado la ampliación porque el beneficio anual se esfumó con las pérdidas de las divisas. A pesar de esto, el Santander repartió dividendos. Todo este escenario escalofriante lo pone de manifiesto el auditor en las cuentas y que, presuntamente, podría ser ocultado con la colaboración necesaria del supervisor.