El Santander necesitaba del Popular, eso es, después de toda la información y análisis publicados por Diario16, algo casi incontestable porque sus propias cuentas demuestran cómo había un gran déficit de capital y de liquidez antes y después de la compra del Popular por un euro. Para hacer frente a esta operación el Santander comunicó al mercado el mismo día 6 de junio por la mañana que necesitaba ampliar capital por 5.000 millones de euros. Al día siguiente, cuando hizo pública la operación, comunicó que ampliaría por 7.000 millones.
Respecto a la rentabilidad para el Santander de la compra por un euro de Popular, no se puede olvidar el análisis de las cuentas anuales auditadas de Banco Santander a 31 de diciembre de 2.017. La entidad presidida por Ana Patricia Botín absorbió en su patrimonio un impacto negativo de más de 8.000 millones de euros —como se detalla en la página 25 del Informe Anual—, por la evolución de las divisas en los países en los que opera. Por tanto, la citada ampliación se destinó, de facto, a compensar ese impacto negativo de la evolución de las divisas: dólar USA, peso mexicano, real brasileño y libras esterlinas; países en lo que el Santander tiene importantes bancos y en los que está muy expuesto, tal y como previno el Fondo Monetario Internacional en un informe en el que calificó al Santander como de «peligro sistémico». Es decir, desde un punto de vista consolidado, los recursos de la ampliación de capital -aparentemente destinada a comprar el Popular- se destinaron a absorber el impacto de un enorme ajuste patrimonial a consecuencia de la caída de las divisas citadas.
Esta es una de las muchas razones por las que el Santander tiene mucho miedo a que la Justicia adopte cualquier tipo de medida cautelar. La anulación de la operación de venta o la imposición de una fianza elevada en los procesos judiciales abiertos tendría un impacto directo en la valoración del Banco Santander. Si consideramos el mismo múltiplo de antes en sentido negativo, dado que Santander dejaría de tener esos ingresos, el impacto en su cotización estaría en 11.000 millones, lo que supondría una caída del 15% sobre la valoración actual y un precio de 3,96%. Si el mercado descontase el rango más alto de valoración —conservador como hemos visto y por debajo del que aplica al Santander como tal— la caída sería del 18,5%, o lo que es lo mismo, un precio por acción de 3,80 € y, si aplicase la misma valoración que al Santander, el ajuste sería del 21% y la acción se iría a 3,70 €, sin contar con otros posibles impactos derivados de una anulación o atribución de responsabilidad al Santander.