El artículo firmado por Emilio Saracho en un medio del Santander es un claro ejemplo de cómo intentar quitarse toda la responsabilidad de algo de lo que se es culpable. Y él lo sabe. No se puede ser mártir y ejecutor, y Saracho fue quien ejecutó con sus «errores» calculados y su gestión a la entidad que presidió durante apenas 3 meses y medio.
Sin embargo, y esto no puede sorprender a nadie, Saracho no hace ni una sola mención al Santander salvo para darle las gracias por comprar al Popular por un euro. Más bien al contrario, redirige su versión de los hechos al hecho de que al banco «se le dejó caer» cargando la responsabilidad en las instituciones españolas y europeas. ¿Es que el Santander no hizo nada? Saracho sabe perfectamente que sí porque quien le daba las instrucciones —porque él no tenía «ni puta idea de dirigir este puto banco» (sic)— era el despacho de referencia de la entidad presidida por Ana Patricia Botín: Uría y Menéndez. Saracho pretende con su artículo desviar la atención hacia Europa como lo hicieron todos los bufetes que representaron a miles de afectados ocultando que tenían conflicto de intereses. Lo mismo que el propio Gobierno de Rajoy. Sin embargo, ahora el PP ya no está en la Moncloa. Ni Soraya, ni Rajoy, ni Cospedal, ni Luis de Guindos. Tampoco están en sus puestos Emma Navarro, ni Luis María Linde. Todos estos son claves para entender lo que ocurrió con el Popular pero ya no están. Según Saracho la culpa es de Europa, no del Santander.
Sin embargo, ¿qué respuesta se les da a los 305.000 seres humanos a los que se les ha arruinado en la operación de la que Saracho fue la punta de lanza? ¿Qué soluciones? Hasta ahora, ninguna porque la Justicia continúa muda, sorda y… ¿ciega?
Es incomprensible cómo los tribunales españoles aún no hayan aplicado ningún tipo de medida cautelar o fianza al Santander que cubra los, al menos, 11.000 millones de responsabilidad porque, mientras tanto, la entidad de Ana Patricia Botín continúa enriqueciéndose con el Popular. Enriqueciéndose o tapando agujeros como reflejan sus cuentas.
Saracho desvía la atención hacia Europa, pero no menciona la millonaria indemnización condicionada a que su antiguo banco se hiciera con el contrato para vender el Popular.
Si las tesis de Saracho fueran reales quienes pagarían seríamos todos los ciudadanos mientras el Santander se quedaría nuevamente con un banco sin ningún coste y sin ninguna responsabilidad, algo que ya se ha repetido demasiadas veces en España. La verdad es que no se esperaba otra cosa y esta reaparición de Saracho no es más que una confirmación de lo que venimos publicando en Diario16 respecto a la estrategia legal que seguirán quienes estuvieron implicados en toda la operación: culpar a las instituciones y a los reguladores, hablar de la presunta mala situación del Popular cuando ya ha generado casi 50.000 millones de euros al Santander, además de contradecirse en los datos, tal y como hemos demostrado en Diario16. Todo ello con el apoyo de toda la tropa mediática que está al servicio del Santander por el módico precio de un banner.
Diario16 ha podido saber de fuentes muy fidedignas que Ángel Ron no ha aceptado ni la opinión de Saracho, ni la del Santander, ni la de los abogados de la entidad cántabra o los que tienen conflicto de interés.