Rodrigo Echenique, vicepresidente del Banco Santander, ha presentado este miércoles a la entidad que dirige Ana Patricia Botín como la gran salvadora del sistema financiero español por el hecho de haber comprado el Banco Popular por un euro. Aquella gesta de dudosa procedencia –oportunismo bancario para unos, inmensa estafa para otros– fue según Echenique un ejemplo de “máxima lealtad y transparencia”, aunque reconoció que las 305.000 familias que perdieron sus ahorros para siempre merecen “que se les explique qué ha pasado” y tienen todo el derecho “a pleitear”. Bien pertrechado en esta línea de argumentación, es decir, la versión oficial que viene siendo rebatida en los últimos meses por Diario 16, ha pasado Echenique por la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados que investiga los abusos financieros que llevaron a España al crack del 2008.
El banquero, que fue elegido presidente del Banco Popular una vez que la entidad fue adquirida por el Santander, se permitió incluso dar un tirón de orejas a los afectados, a los que según él “les colocaron unas acciones” y a los que trasladó la responsabilidad de haber acabado en la ruina: “Cuando uno apuesta a un instrumento financiero debe saber que es algo volátil”, sentenció. Echenique reconoció que la Audiencia Nacional ha requerido al Santander para que aporte todos los informes sobre aquella operación que está siendo investigada a fondo por el magistrado del Juzgado Central de Instrucción Número 4, Fernando Andreu.
“Lo del Popular fue una tragedia pero esta era la mejor de las soluciones, ya que hemos contribuido a solucionar un problema en el sistema financiero español”, apostilló Echenique, quien concluyó que de no haberse llevado a cabo la compra del banco por un euro todo el sistema financiero se hubiese visto “gravísimamente” afectado, no solo en su “estabilidad” sino también en su “credibilidad”.
Para el compareciente, el Popular era un “competidor importante”, pero “no era ni un objetivo prioritario ni inmediato”, asegura como si el banco supuestamente quebrado no hubiese sido desde el primer momento una presa suculenta para la familia Botín.
Con su declaración en el Congreso, Echenique asume su papel como defensor de la tesis oficialista, que desde hace un año mantienen los “ingenieros” financieros del Santander que urdieron la operación de compra del Banco Popular por el precio de un euro cuando la entidad poseía un patrimonio acreditado de más 11.000 millones. “A muchos les ha llamado la atención que se comprara un banco por un euro, hasta se ha escrito un libro. Pero no es el único caso: la CAM también se vendió por un euro; era algo simbólico. Precio no es igual que coste y el banco no valía nada”, dijo.
Según Echenique, el Popular era poco menos que un despojo, un montón de basura en términos de cotización bursátil, por lo que restó importancia a la “teoría conspiratoria lanzada por algunos medios de comunicación y que no se sostiene”, ya que había organismos nacionales e internacionales vigilando la operación en todo momento, entre ellos la Junta Única de Resolución (JUR) de la Unión Bancaria Europea. La misión de esta institución de la UE es garantizar la resolución ordenada de bancos en crisis con el menor impacto posible sobre la economía real. Echenique afirma que el objetivo del Santander era hacerse con una entidad en “fase absolutamente crítica”, puesto que el banco no tenía ningún valor. “Lo que podíamos poner era un euro. No hubo ninguna otra oferta de nadie por dos euros porque ninguna entidad quiso afrontar los riesgos”, apostilló. El directivo del Santander se jactó de que su banco es el único que no ha recibido dinero público para afrontar los años de la crisis y afirmó: “Al contrario, hemos inyectado 7.000 millones al Popular”.
El directivo del Santander explicó que para recuperar la credibilidad del Popular, detener el deterioro de la marca y mantener la cartera de clientes se lanzaron los famosos “bonos de fidelización”. Toda aquella gigantesca operación de compra por un euro, según reconoció, se llevó a cabo en coordinación con el despacho de Abogados Uría, que “trabaja habitualmente con nosotros”, y descartó que JP Morgan, compañía norteamericana vinculada a Emilio Saracho –el hombre elegido por el Santander para liquidar el Popular–, “tenga nada que ver con la operación de compra”. “Hemos trabajado con muchos bancos de inversión pero en este caso concreto no hemos tenido relación alguna con JP Morgan, ya que el asesor financiero era Citibank”, puntualizó.
“Del Popular llevamos hablando más de un año: cada día un artículo en el periódico. La entidad estaba muy por debajo del bono basura. Era dramática la situación, crítica. El banco no era viable, no podía funcionar ni un día más sin liquidez. Hubo una disminución de 20.000 millones de euros en depósitos”, se lamentó. Y para terminar tiró de ironía: “No nos hemos encontrado ninguna joya en el cajón del Banco Popular, solo un banco sin liquidez y una plantilla desanimada”.