De momento es el jefe del Estado, si las trapacerías de la familia no acaban con él, y es lógico que acuda a diversos actos institucionales. Pero Felipe de Borbón debería cuidarse un poco y no acudir a conmemoraciones que chocan con la historia de su familia. Acudir a la conmemoración de la victoria de las tropas de las Juntas andaluzas (Sevilla y Granada) y la Junta General, esto es, los representantes del pueblo como garantes de la libertad española frente al invasor, es cuando menos querer arrogarse un triunfo que no le corresponde a la casa que representa. Es más, debería darle vergüenza el acudir a estos actos porque, al fin y al cabo, la felonía de su antepasado Fernando VII aún está presente en el recuerdo de la invasión napoleónica.
¿Qué pinta Felipe de Borbón en Bailén? ¿Qué pinta en algo que se produjo por culpa de los borbones traidores a su reino? ¿Qué pinta en Bailén cuando su familia lo que hizo fue acabar con la libertad conquista por el pueblo en armas? Es de suponer que así, con el recuerdo de algo muy patriótico, tapa las trapacerías que presuntamente ha cometido su padre. Aparecer en un acto de la Guerra de Independencia contra las tropas napoleónicas, le da un viso de patriotismo y compromiso con España. Por desgracia para él, en Bailén la borbonería no tuvo nada que ver. Bien tranquilos que estaban en su exilio dorado en Francia. En cuanto volvió la casa Borbón a España se acabó la libertad, comenzaron las guerras civiles, los conflictos territoriales y el retraso respecto al resto de Europa. La casa Borbón entregó el país a Napoleón y Felipe de Borbón debería, al menos, taparse un poco. Salvo que Francisco Javier Castaños y Francisco de Saavedra sean familiares desconocidos.
La ministra Reyes Maroto y Susana Díaz a dar cariño al Borbón.
¿Qué relación tiene el ministerio Industria, Comercio y Turismo con un hecho histórico como la batalla de Bailén? Es de suponer que la parte turística porque si no es imposible justificar la presencia de la ministra Reyes Maroto en el acto del jefe del Estado. Igual quiere la ministra vender paquetes turísticos en Francia de la famosa batalla donde las tropas borbónicas perdieron por primera vez en campo abierto. O igual lo que han hecho es enviarla para que el Borbón cuente con apoyo institucional en esta semana de presuntas trapacerías de su familia. Un suma y sigue. Como se advirtió en estas mismas páginas, el gobierno de Pedro Sánchez se ha vendido a la monarquía presuntamente corrupta. Así que enviar a Maroto a Bailén es una forma de arroparle.
Aunque se podían haber evitado ese desplazamiento porque Susana Díaz se basta y se vale para dar apoyo a cualquier cosa monárquica que le pongan por delante. Luego llora por el republicano Blas Infante o Federico García Lorca, pero ella es la más monárquica y cortesana (quítenle el sentido peyorativo) de España. Eso sí, su presencia institucional sí que estaba justificada por protocolo, salvo que diese la espantada como hace en el parlamento cuando le van a preguntar por los EREs y los gastos en puticlubes. Con la que está cayendo Díaz también ha querido arropar al monarca de familia presuntamente ocultadora de dineros y propiedades.
Los dirigentes del PSOE, otrora republicano, han acudido en masiva representación a proteger a la monarquía por una mala razón de Estado. Si cae la monarquía, el Estado sigue funcionando con formato republicano. Por tanto, Felipe de Borbón no es clave política de nada, no es un salvamento del sistema. Y por si faltaba alguien, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis también ha acudido a Bailén para dar cariño y amor a la monarquía demostrando lo cortesanos que pueden ser los socialdemócratas (que no los socialistas). Tres altísimos cargos para acompañar en una visita de nada a Felipe de Borbón. Cuando menos resulta extraño y muy cortesano. Muy de cierre y apoyo al jefe del Estado cuando se van descubriendo las presuntas malas artes para fortuna de la familia Borbón. Porque no hay que olvidar que es patrimonio familiar, no unipersonal pues estamos hablando de una casa real. Como denuncia Alberto Garzón, el gobierno del PSOE está protegiendo a la “monarquía corrupta”. O al menos lo parece.
Eso sí, el malestar entre la presidenta de la Junta de Andalucía y los sanchistas gubernamentales es patente. La nota de prensa de la comunidad autónoma evita nombrar a la ministra y al delegado del Gobierno. Si no es por la fotografía, no se sabría que acudieron en representación del gobierno del PSOE de Pedro Sánchez. La herida sigue supurando pero se unen para adorar al monarca en un acto donde otro Borbón vendió a España.