Ana Patricia Botín ha publicado un artículo en Linkedin en el que aclara su postura respecto al feminismo y que, en realidad, esconden un modo de entender la igualdad del hombre y la mujer que nada tiene que ver con lo que defienden los diferentes movimientos feministas. Por más que quiera introducir citas y reflexiones de autoras que pueden ser referentes dentro de la lucha por la igualdad, Ana Patricia Botín no puede ser feminista. Ella misma cae en contradicciones en el mismo texto en el que pretende justificar su más que cuestionable feminismo.
El fondo del artículo de la señora Botín no es más que un alegato a las desigualdades que genera el liberalismo extremo al que representa la presidenta del Banco Santander ya que va acompañado de una importante carga ideológica en la que no podían faltar los clichés de la competitividad sin medida en la que se basa el credo ultraliberal que Ana Patricia Botín representa. «El impulso para lograr la igualdad es también un impulso para conseguir un mayor equilibrio entre la vida laboral y personal para todos, hombres y mujeres. Para ello, decía, debemos medir los resultados de los equipos basándonos en datos y no en las horas que pasan en la oficina. El teletrabajo ha de ser una opción. Y los directivos tienen que ser capaces de priorizar, organizar, delegar y descartar malos hábitos —como largas comidas o reuniones de última hora convocadas al final del día—. Todo esto forma parte de una cultura que no favorece a las mujeres. Y estos cambios son más fáciles de abordar de forma estructural que de forma individual». Todo esto lo dice quien ha ampliado de manera unilateral los horarios de las oficinas del Banco Popular (por más que haya mediado un acuerdo con los sindicatos a pesar de que los trabajadores y trabajadoras estaban en contra de dicha medida); todo esto lo dice quien ha despedido a trabajadoras de los servicios centrales del Popular que estaban embarazadas o con reducción de jornada.
Ninguna de las dos acepciones de la Real Academia Española (RAE) del término “feminismo” sirve para aproximarse, ni por asomo, a lo que representa realmente en el mundo globalizado actual. Su proyección mundial está a años luz de la definición encorsetada, limitada e incluso trasnochada que la academia española ha dado por buena para la sociedad que impera en pleno 2018.
El Feminismo es muchísimo más. El feminismo nos compete a tod@s como una condición inexcusable en la sociedad avanzada y de progreso que vivimos, a mujeres y hombres que velan por la igualdad de derechos y oportunidades en las sociedades democráticas más consolidadas. Y también por lograr de una vez por todas que ninguna cuestión de religión, ideología, raza, condición o sexo se interponga en la consecución final de este logro.
El feminismo «oficial» ha sido superado atronadoramente por una realidad incontestable: el feminismo ni es sólo , con serlo.., una ideología ni tampoco un movimiento social y cultural. Qué duda cabe que es ya una realidad asumida cotidianamente por la sociedad actual, por hombres y mujeres indistintamente, que quieren hacer del mundo por venir un lugar más justo, libre y diverso, con la igualdad como marchamo preeminente.
El movimiento feminista es algo que nos va a arroyar y no podemos ni debemos parar. La humanidad no va a ir hacia atrás y la que quiera o el que quiera contribuir al bien de todos sus componentes deben ayudar a que la sociedad se adapte a los cambios.
La señora Botín no es feminista por más que utilice palabras que pretenden enmascarar la realidad porque el feminismo ni se compra ni se vende, se siente y se lucha por él. Señora Botín, usted jamás podrá ser feminista. Para serlo tendría que cambiar tantas actitudes, sensibilidades, comportamientos y compromisos con la sociedad en general y con las mujeres en particular que, biológicamente, es imposible para usted y para todo lo que representa. Sus genes en miles de miles de años no se lo permitirían.
Acepte ser lo que es, que bien lo sabe y se enorgullece de serlo y practicarlo de la forma más «extrema» por no decirle cruel. Usted lo que siente y ejerce es «un patriarcado machista» superlativo.
¿Qué pretende con estos ejercicios de marketing o financiando a asociaciones feministas de élite con «actividades exclusivistas y elitistas»? ¿Pretende vender una imagen o comprar una ideología que nunca podrá ejercer por su falta infinita de sentimientos, tanto personales como profesionales?
Señora Botín, no mienta. Tenga un mínimo de decoro y de respeto a la historia de mujeres como Emmeline Pankhurst, Rosa Luxemburgo, Susan B. Anthony, Simone de Beauvoir, Ruth Bader Ginsburg, Maya Angelou, Clara Campoamor, Leticia Lodera o Tarane Burke, que lucharon y luchan por la igualdad real entre hombres y mujeres. Usted no es igual ni a sí misma.
Señora Botín, no le valdrá en la lucha feminista vestirse «con piel de cordero». Usted siempre tendrá y mantendrá, porque así le gusta y lo ha elegido contra viento y marea, ser lo contrario «sin tener que cambiar de piel».
La realidad es que usted es un «Caballo —que no yegua— de Troya», pero las feministas y los hombres que abrazan y luchan por el feminismo, unas y otros, desde el compromiso, la ideología, los sentimientos y la conciencia jamás se dejarán comprar por usted y, menos aún, por lo que usted representa: la dictadura capitalista más feroz e injusta del mundo.
Tal vez pueda compra tribunas de opinión para su aborrecible y depredador marketing demagógico; tal vez pueda comprar algun@s que se estén vendiendo en su envoltura feminista. Pero de ahí no pasará, insisto, que algun@s por dinero, que es su ideología, caerán.
Sin embargo, usted es lista, muy lista, y siempre sabrán que es@s que se dejen comprar por sus detestables intenciones de introducirse en la noble y justa lucha por una sociedad feminista de igualdad real no les dará más de lo que usted es ya.
A pesar de todo lo expresado, es mi opinión desde mi razón sin miedo no obstante desde el respeto que para mí tod@ ser humano merece.
En los próximos días, en octubre, se celebrará un Foro público al que acudirán ponentes feministas nacionales e internacionales. Le prometo que haré lo posible y lo imposible para que l@s organizador@s la inviten como ponente, sin pedirle nada a cambio, ni medios ni sponsors. Ahí tendrá usted, sin manipulación y de forma tan digna, ética y honesta como demanda el feminismo real, la oportunidad de presentar sus tan insistentes dotes personales por las que desea convencer desde su privilegiada situación ser aceptada en la sociedad como feminista.