El más de millón y medio de personas afectadas por el Caso Banco Popular están perplejas ante la lentitud de la instrucción del juez Fernando Andreu en la que aún ni siquiera ha llamado a declarar a ninguna de las personas imputadas o a testigos que pudieran dar luz a lo que en realidad ocurrió para que más de 305.000 familias fueran arruinadas con nocturnidad y alevosía. Muchos son los afectados que nos llaman o nos escriben a través de todos los canales de comunicación que Diario16 tiene abiertos preguntándonos por qué en el caso de los políticos catalanes se tardó tan poco en que la Justicia actuara y con el Caso Banco Popular ya se lleva más de un año sin que el juez Andreu haya realizado ningún movimiento que dé luz al más de millón y medio de personas que lo perdieron todo en la madrugada del 7 de junio de 2.017.
En referencia a la posible recusación del juez Andreu por sus relaciones con personas o estamentos cercanos al Banco de Santander los afectados fueron claros al afirmar que: «el juez Andreu tenía que haber sido recusado hace meses. Este juez dejó a los Botín libres en el caso Falciani con una simple multa y ahora no hace nada. No entiendo cómo los bufetes de abogados no lo han recusado ya. Están bajo sospecha también. Se le tenía que haber echado desde el principio de la causa. Han puesto al juez de los Botín. Después del tiempo pasado que no se haya comprobado si la firma de Saracho que llevó el banco a la resolución es falsa es un despropósito. Si el juez Andreu mandara un registro de oficinas del banco, los culpables han tenido más de un año para retirar todas las pruebas que les inculpan. Todo este proceso es un desastre llevado al mando de un juez que no le interesa llegar a ningun sitio. En Europa ya saben que lo del Banco Popular fue una estafa, pero les da lo mismo y en lugar de eliminar la JUR siguen manteniéndola. Europa tiene un sistema que en cualquier momento podría acabar con un banco solvente en cualquier momento como ocurrió con el Popular».
La falta de acción de Andreu y su participación en actos pro-Santander como, por ejemplo, la presentación del libro de Manuel Medina (asesor del banco cántabro), además del ya mencionado archivo de la causa por los 2.000 millones ocultos en Suiza por la familia Botín, han hecho plantearse dudas respecto a la independencia de la Justicia española a los afectados del Banco Popular: «Esta es la Justicia española. Jueces “de barrio” dejándose los cuernos para sacar adelante sus procedimientos de la forma más honrada y ecuánime posible y otros como Andreu en las verbenas que organiza el Santander (quien verdaderamente gobierna este país, esté quien esté en el poder), para arrimar el ascua a su sardina. El Consejo General del Poder Judicial debería abrirle un expediente de oficio», además de hacer ver que el caso de Andreu no es inhabitual en el tercer poder del Estado: «Desgraciadamente no es el “extraño” caso de Andreu. Hay muchos como él, muchos jueces están completamente comprados con caramelitos, ascensos y caricias en el lomo por parte del Santander y Uría y Menéndez. Ojalá fuera un caso extraño y fácilmente extirpable, pero hay unos cuantos, como el amiguete Garzón, que no fue apartado por ser comprado por Santander sino por otros motivos. Lo del Santander no era el problema. La pena es que, mientras muchos jueces de provincias y comunidades autónomas están haciendo su trabajo con rigor y buena fe, hay personajes que ensucian el nombre de la Justicia».
Los afectados también critican, incluso, el modelo de instrucción de Fernando Andreu en el que, a pesar de declarar la causa compleja y, por tanto, alargar el periodo de instrucción, se puede ver lo siguiente: «En el caso de la estafa del Banco Popular, hasta en la forma de expresarse se le ve el plumero a Andreu. En el auto en el que alarga los plazos dice que los afectados tendrán la “oportunidad de defenderse”. ¡Qué magnánimo juez que va dar oportunidad de defenderse ante el robo del Santander! Más que defenderse, dejará hablar y poco, que la decisión puede que ya la tenga tomada hace tiempo. Como decía Quevedo de los jueces “untándoles las manos los ablanda el corazón”. Algo parecido a su amigo Garzón, el que, tras la carta de “Querido Emilio”, se pagó su viaje a EEUU y luego archivó alguna cosilla que el difunto Emilio Botín tenía pendiente por ahí. Por otra parte, ¿cómo que para “defenderse”? Ni que fueran los afectados los que tienen que defenderse de algo, si a ellos ya les han robado todo. ¿De qué se van a defender? En estos sumarios los afectados son la parte acusadora, y se les está ocultando información. Con el tiempo y el ocultismo se está ayudando a “defenderse” a los culpables, no a los robados. La manera de proceder y expresarse del juez hace pensar que no defiende la Justicia ciega; le está quitando el pañuelo de los ojos a la Justicia y trata de decirle a quien tiene que librar de sus delitos y de qué manera ha de dejar de hacer su función, mirando a otros lados y demorando el asunto a ver si lo entierran bien por otros lados».
Toda la instrucción, sus actos pasados, han provocado que sean muchos de los afectados los que han cambiado su opinión respecto al juez Andreu: «Este hombre en tiempos remotos tenía fama de honesto, pero cuando su amigo Garzón le enseñó el dulzor de ser amigo judicial del Santander “se come los dedos” y olvidó el pasado austero para obtener grandes prebendas de su apoyo al Santander. El hombre ha vendido su alma al diablo y, entre tanto, está haciendo mucho daño (eso es lo que cobra el diablo porque se alimenta del sufrimiento de inocentes aunque el diablo es como la mantis religiosa al que le sirve al final lo sacrifica y se lo come)».
Hablaron los afectados, no hace falta decir nada más.