Vuelve Pablo Iglesias a la primera línea política tras su baja por paternidad. Y según nos cuentan va a volver con las pilas cargadas y con ganas. No se ha desconectado completamente y ha estado al tanto de negociaciones y demás actividades de Podemos, pero era lógico que su mirada estuviese más centrada en sus retoños que no han pasado por buenos momentos. Pero ahora, con un ojo en los pequeños, vuelve con todo y Podemos lo agradecerá. No tanto por la incapacidad de los diferentes representantes de la formación, Ione Belarra se ha batido bien el cobre, como han querido transmitir desde los medios de la coalición dominante, sino por su propio carácter y empuje. No en vano le reconocen como líder indiscutible en las bases de Podemos.
Con la vuelta de Iglesias se le acaba también al Gobierno de Pedro Sánchez las filtraciones interesadas sobre las dificultades de negociar distintas políticas con Belarra o Rafael Mayoral o Carlos Sánchez Mato porque “no es lo mismo que con Iglesias”. Ahora con el dirigente morado en primera línea tendrán que inventar otra excusa porque, avisan desde Podemos, las cosas no van a cambiar. Si no hay un claro cambio en el Gobierno respecto a políticas que sean positivas para la mayoría de la ciudadanía, para los desheredados de la crisis, para los más, Podemos no apoyará las propuestas del “gobierno bonito”. Y con Iglesias hay más foco mediático para hacer ver que no hay esa conexión.
Es más, la vuelta de Iglesias curiosamente coincide con la entrevista del presidente del gobierno en la cadena SER, esa misma radio que hace tres meses era vilipendiada por el entorno de Sánchez y el PSOE, pero ahora vuelve a ser la “cadena amiga”. Una coincidencia que no es tan coincidente sino que es producto del conocimiento en el equipo de comunicación de Moncloa y el impacto de Iglesias en los medios. Una contraofensiva para que no se hable sólo de la vuelta de Iglesias. Celos políticos del presidente y estrategia comunicacional para que la vuelta del secretario general del Podemos no tenga un enorme impacto en la población.
Las encuestas iban bien, las derechas están a tortas entre ellas por el voto, y la vuelta de Iglesias se ve con preocupación en Moncloa. También con alivio porque así están todas las cartas en la mesa, pero preocupados porque saben que el eslogan de “Somos la izquierda”, salvo por la exhumación del dictador, va a ser muy complicado mantenerlo al plegarse a todo lo que dicten desde Berlín y Bruselas. Saben que Iglesias les puede volver a quitar votos por la izquierda. Si hasta el momento Alberto Garzón mantenía el pulso de discrepancias con el Gobierno, si se suma a Iglesias y demás dirigentes que han estado de vacaciones, saben en Moncloa que el efecto Tezanos va a ser complicado de justificar.
Buena noticia para Podemos ante un calendario electoral que va a ser de órdago en los próximos meses. La estrategia va a ser fundamental desde mañana mismo y en Podemos saben que “venden” más con Iglesias y así se corta la ficción que ha querido transmitir el gobierno de vacío en la calle Princesa. Paradójicamente cuando el vacío total está en la calle Ferraz. Con Iglesias en primera línea, falta un poco más para que vuelva Montero, Sánchez tendrá que sudar más. Desde Podemos han sido respetuosos con el PSOE y los cien días sin hacer demasiada sangre con algunas cuestiones, desde hoy ya no hay tregua. Iglesias vuelve para volver a meter miedo a los de arriba y hoy Sánchez está arriba.