La polémica del máster de Carmen Montón, ministra de Sanidad, se está queriendo poner por una parte del mundo mediático y por la oposición como un caso de máxima prioridad para el Estado cuando, en realidad, no es así. No se trata de si Montón debe o no debe dimitir. Esa no es la cuestión de fondo sino, ¿a quién beneficia o quién puede estar detrás de esta estrategia?
España tiene problemas más graves que el máster de la ministra que, al fin y al cabo, es un asunto meramente privado y que no influye de ningún modo en la gestión que haga de su ministerio porque, una cosa es que esa formación fuera fundamental para desarrollar una buena dirección de la sanidad española, que no lo es, y otra es que, por culpa de ese máster, la gestión que hiciera Carmen Montón fuera deficitaria. El Procés, el Caso Banco Popular, las comisiones presuntamente cobradas por Juan Carlos de Borbón, la venta de armas a Arabia Saudí, el crecimiento del populismo de ultraderecha, la corrupción que no cesa, la reforma integral de la Justicia, etc. son temas mucho más prioritarios que el máster de Carmen Montón.
Sin embargo, el máster no ha influido en nada en que se esté realizando una gestión impecable en la sanidad española, devolviendo al pueblo lo que otros gobiernos pretendieron arrebatarles a través de la aplicación del injusto modelo Alzira o negando la universalidad a quienes no dispusieran de papeles para residir en España. Carmen Montón, tanto en la Consellería de Sanitat de la Comunitat Valenciana, como en el ministerio está desarrollando una serie de medidas orientadas a devolver el sentido público de un servicio esencial y un derecho reconocido en la Constitución Española. Que realizara o no el máster, que hubiera o no irregularidades, nada tienen que ver con el trabajo que se ha desarrollado y se está desarrollando, más bien, la responsabilidad, si la hubiera, no recaería en Carmen Montón sino en la propia Universidad Rey Juan Carlos que es quien gestiona los expedientes de los alumnos.
En todo esto surge una pregunta. ¿Quién puede tener un interés real en hacer caer a Carmen Montón? La respuesta es sencilla. Según fuentes consultadas se trata de alguien que aspiraba a ocupar el cargo de ministro de Sanidad y no lo logró, aunque consiguió otro cargo, pero no a esta. Por otro lado, esta persona tiene relación directa con el medio de comunicación que ha publicado esta información. Esto mismo dijimos en el caso de Cifuentes cuando denunciamos que todo indicaba que se trataba de fuego amigo procedente, presuntamente, del entorno de Soraya Sáenz de Santamaría.
Por tanto, España tiene suficientes problemas como para que se pretenda desde diferentes sectores, políticos o mediáticos, priorizar un asunto privado que sólo concierne a Carmen Montón y a la Universidad Rey Juan Carlos. Por desgracia, esto ha ocurrido y la ministra de Sanidad ha dimitido por una cuestión que nada tenía que ver con la gestión del Ministerio.