Si han tenido que contratar a José Antonio Rodríguez Salas, para controlar las fake news o lanzar campañas “amigas” en Twitter, es que algo funciona mal en Moncloa. Ni el gabinete de presidencia, ni el de comunicación están cumpliendo su trabajo. Sólo se puede hablar, por tanto, de fracaso rotundo. Un fracaso que tiene un claro culpable, Iván Redondo, al que habría que añadir todos y todas las que allí trabajan. Y no sólo es por los errores en comunicación, es que son incapaces entre todos de hacerle un buen discurso al presidente. Y lo peor es que esto arrastra al PSOE que se ha quedado vacío de personas con experiencia (colocadas en diversos ministerios).
El ex-alcalde de Jun, que engañó junto a otras personas para que militantes del PSOE firmasen contra la Gestora, y cuyas firmas fueron hábilmente utilizadas para crear un censo y para movilizar a distintas plataformas, llega a socorrer lo que supuestos grandes profesionales de la cosa política parece que no saben manejar. No se cree que Rodríguez Salas vaya a hacerle discursos al presidente, sino a controlar con fondos públicos lo que afecte a su persona. El golpe en el estómago recibido por su nefasta tesis doctoral no lo ha encajado bien. Y que algunos medios insistan en los copia-pega de su trabajo tampoco. Por ello el “junillo” acude a resolver problemas tuiteros, aunque la mayoría de la prensa medio seria (incluso ABC lo hubiese dejado si no hubiera amenazado con demandas que, seguramente, no llevará a cabo) sabe que le regalaron el título en una universidad privada, lo que tiene el valor que tiene, y están a otra cosa.
Iván Redondo, por centralizar las críticas en quien se cree más importante que el personaje que asesora, va de fracaso en fracaso, de charco en charco y de tontería en tontería. ¿A quién se le ocurre sacar una nota de prensa diciendo que Plagscan proporciona un 0,91% de textos similares sin presentar el informe? Al equipo de Moncloa y así pasa que sale la empresa del susodicho programa y les pinta la cara. 0,91% de similitudes es imposible que tenga una tesis doctoral por muy descriptiva que sea. Ni la Biblia tiene tan pocas coincidencias. Error del equipo de Moncloa dirigido por Redondo por no saber de qué estaban hablando o por querer engañar a las personas.
No se quedan aquí los problemas monclovitas, donde nos cuentan que ha habido más de una y más de dos discusiones entre la vicepresidenta y el responsable de gabinete. Intentar vender a Pedro Sánchez como lo vienen haciendo es desconocer cómo funciona el contexto en el que se encuentran. A Emmanuel Macron le ha pasado factura un intento similar en Francia, y aquí los “plagiadores” van por el mismo camino. Gentes que se han hecho famosillas en la televisión y que en su vida han trabajado a ciertos niveles, mintiendo además sobre sus conocimientos prácticos, suelen intentar vender motos que las personas no compran.
Sánchez no es la persona con más cintura política del parlamento. Tiene muchísimas lagunas en ese sentido. Le sacas de dos eslóganes bien aprendidos y tres frases curiosas y muere en la batalla dialéctica. Eso se vio en los debates de la campaña 2015 y en el de 2016. Se vio en el debate de las primarias del PSOE donde Patxi López y Susana Díaz proyectaron mejor perfil político y más conocimientos. Pero esto no cuenta porque miles de personas entraron al trapo del Somos la izquierda y no había forma de bajarles de esa percepción. El problema es querer hacer lo mismo con una ciudadanía que no está abducida por ciertos procesos internos del PSOE. Por tanto, sabiendo de dónde se parte y el material que se tiene, en Moncloa deberían trabajar múltiples aspectos con Sánchez. Lo primero que no hable por hablar, pero no sólo. Nadie nace sabiendo pero se pueden pulir defectos que no saben hacer en el equipo de Sánchez.
Tampoco cuelan los fuegos artificiales políticos ya. Esto es, lanzar que se va a hacer algo que se dijo que se iba a hacer pero que se sabe no se puede hacer. O lo que es lo mismo engañar a sabiendas o establecer la fórmula del “sí pero”. Se ha podido comprobar en numerosas ocasiones con este gobierno que se dice que no se venderán armas a Arabia Saudí y resulta que las que se venden no matan en sí. O, la última que intentan colar a la ciudadanía, afirmar que se van a quitar los aforamientos de los políticos y resulta que los que incumban al trabajo público permanecen. O lo que es lo mismo no se quitan los aforamientos. Así que si uno es un corrupto seguirá siendo investigado por el Tribunal Supremo, como hasta ahora. Ni regeneración, ni nada. Una mentira ideada desde Moncloa para tapar el tema de la tesis.
Con estas ideas lanzadas desde Moncloa y que luego se quedan en nada piensan que van a convencer a alguien, pero los medios de comunicación y sus trabajadores han aprendido y ya no se creen nada de lo que anuncia el gobierno, salvo que lo vean publicado en el BOE. Por tanto, desde el gabinete del presidente y alrededores han destruido la credibilidad del gobierno de un día para otro. Así, ellos solitos. Y todo porque no saben o piensan que la ciudadanía y los medios de comunicación tragan con todo. Eso puede pasar dentro del PSOE bajo el sanchismo, pero a nivel estatal no pasa. Y lo peor no es que Sánchez quede mal, en muchos sitos no hay esperanzas de grandeza depositadas en él, sino que el PSOE como partido lo sufre. Por ello los militantes socialistas deberían agradecer a Iván Redondo y todos los que están en su equipo lo que no hacen o hacen mal día tras día.