Que las grandes ciudades españolas soportan elevados niveles de contaminación que están afectando ya a la salud de millones de personas es un hecho incontestable. Urbes como Madrid, Barcelona, Sevilla y Zaragoza han superado el nivel máximo de dióxido de nitrógeno, que está establecido por la normativa en 200 microgramos por metro cúbico. La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha tomado cartas en el asunto y ha lanzado Madrid Central, un ambicioso plan de movilidad urbana que pretende cerrar el tráfico de vehículos en el centro de la ciudad con el fin de rebajar los niveles de polución ambiental. Según el proyecto, pionero en España y que fue aprobado este lunes, desde el próximo 30 de noviembre solo podrán acceder en coche a esa zona los vecinos que vivan allí y quienes conduzcan vehículos no contaminantes. Se cree que así se logrará reducir hasta en un 40% la contaminación por dióxido de nitrógeno.
La medida es homologable a lo que ya se está haciendo en otras ciudades del resto de Europa pero ni PP ni Ciudadanos la apoyan. De hecho, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, ya ha anunciado que llevará el proyecto de Carmena a los tribunales y Ciudadanos ha emprendido una intensa campaña en contra. Begoña Villacís, concejala de Ciudadanos, cree que cerrar el centro de una ciudad como Madrid al tráfico va a “conseguir justo lo contrario a lo que se propone, es decir, crear más contaminación”. “Estoy convencida de ello, de hecho los pequeños pinitos que han hecho como la estrategia en Gran Vía ya han redundado en más contaminación”, aseguró el lunes en la Cadena Ser. La concejala naranja asegura que Ciudadanos “ni respalda ni deja de respaldar” que el PP pretenda tumbar el plan de Carmena en los juzgados, ya que “esa es una estrategia que tienen ellos como Gobierno”. No obstante, sí cree que existe una posibilidad de que el proyecto Madrid Central pueda ser paralizado cautelarmente en los tribunales porque no existe un informe sobre impacto de movilidad ni una memoria de justificación económica para impulsar la medida. Villacís recuerda que Ciudadanos ha solicitado esos informes y que el consistorio municipal “no se los ha hecho llegar” al partido que dirige Albert Rivera. “Hemos pedido el expediente y como no se nos ha facilitado estamos un poco a oscuras”, se lamenta la concejala de Ciudadanos. “Nuestra estrategia es otra. La mejor manera sería negociar con todos los municipios de la corona metropolitana para conformar una estrategia de movilidad”, insiste Villacís, que apuesta por otras medidas alternativas al cierre del tráfico en el centro de la ciudad como instalar aparcamientos disuasorios y potenciar el servicio de transporte público. Además, criticó que la empresa municipal de transporte haya perdido 6,7 millones de viajeros porque “lo están haciendo fatal, porque los autobuses van cada vez más lentos y más impuntuales. Esa no es la manera de decirle a la gente: deja el coche y coge el transporte público”.
Villacís asegura que el plan de Carmena no cuenta con el respaldo de los madrileños. “La gente da por hecho que Madrid es el centro. Primer error, Madrid no es el centro. De hecho cuando colapsan y cierran la zona centro con obras estratégicas en Atocha y en la Gran Vía los alrededores se están colapsando. Calle 30, año 2014, pasaban 572 millones de viajeros; calle 30, año 2017, van 638 millones. De 572 a 638 millones. Luego no han eliminado coches, lo único que han hecho ha sido desplazar coches a otras partes de la ciudad donde la gente también se queja de la contaminación, y encima atascados y más tiempo circulando”, asegura la concejala de Ciudadanos.
La postura de C’s de negarse a cerrar el tráfico rodado en el centro de una gran ciudad choca de lleno con los planes de movilidad que se están llevando a cabo en la actualidad en las principales ciudades europeas. Así, países como Noruega, Francia, Holanda, Italia y Gran Bretaña ya han emprendido medidas similares. París es una de las ciudades europeas que más medidas ha tomado en los últimos años para detener los altos niveles de contaminación causados por el tráfico rodado. Los vehículos más contaminantes no pueden circular por la capital francesa los días laborables desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche. Esta medida afecta a los automóviles particulares que lleven en circulación desde antes de 1997, vehículos comerciales que sean anteriores a octubre de 1997 y motos en circulación desde antes de 1999. A su vez, Londres tiene implantado un sistema de tarifas de congestión que limita la circulación por el centro de la ciudad. Funciona de lunes a viernes de 7 de la mañana a 6 de la tarde y tiene un coste de 11,50 libras ‒casi 13 euros‒ con un descuento para aquellos coches que sean eléctricos o híbridos. Roma es otra de las ciudades europeas que activa el sistema de circulación alterna ‒matrículas pares o impares dependiendo del día‒ cuando se registran altos niveles de contaminación. En la capital italiana se han creado cuatro zonas, de manera que en el centro histórico solo pueden circular vehículos autorizados y eléctricos. Conforme el ciudadano se aleja de esa zona disminuyen las restricciones.