Es curioso el caso del simpar Baltasar Garzón, un personaje que pareciera querer estar en todas las salsas o “ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro”, porque acaba auto-postulándose para diversas candidaturas de la izquierda. No se le conocen méritos de lucha contra el establishment y es complicado que actuase contra el verdadero poder actual como es el poder financiero pues ha sido bien agasajado por el banco de Santander (que financiaba, ¡oh casualidad!, a la universidad donde acudió a dar unos cursos, después de haber liberado a Emilio Botín de unos problemillas judiciales). En los últimos días se ha ofrecido para incluirse con su Plataforma Actúa en las listas de Manuela Carmena.
Según publicó hace unos días el diario Público, el abogado ha manifestado que personalmente apoya la lista de Carmena y que la posible integración se debatiría en los órganos de decisión de la Plataforma Actúa que encabeza él mismo. Vamos que nadie les ha invitado pero que ellos y ellas se apuntan por si cuela. Y por si colase se ha permitido decir a Podemos que tienen que arreglar el conflicto interno que ha surgido para no perjudicar a la alcaldesa… y a su posible entrada en la confluencia que él califica de “progresista”. Como se califican las gentes de Ciudadanos, por cierto. Y es que el término progresista de tan manoseado que está ha dejado de ser sinónimo de algo para ser un significante vacío utilizado por todas aquellas personas que sólo tienen como ideología mantener el statu quo.
No es la primera vez que intenta colarse de rondón en una candidatura de Podemos. En la lista de Íñigo Errejón también intentó pescar un sitio y no hace tanto. En mayo de 2018 el agrupamiento de Garzón, Gaspar Llamazares y Federico Mayor Zaragoza ya sondeó al candidato podemita para transformar su candidatura en una especie de Ahora Madrid pero “mejor hecha y progresista”. Justo en las mismas fechas ya intentaron establecer un cauce de diálogo con el PSOE de Madrid para ver posibilidades de confluencia. Y como suele suceder en estas ocasiones, y más pensando que Llamazares y Alberto Garzón han tenido fuertes enfrentamientos y para Ramón Espinar es más importante sumar a Izquierda Unida que a Garzón y compañía, y en el PSOE madrileño aún se recuerda la saña y el trato vil que dio a Barrionuevo y Vera (independientemente de que fueran o no culpables, sino el trato) que dos días antes habían compartido gobierno con él, pues parece que ha buscado otra vía… por si cuela.
Hace algo más de un año descartaba ser el sustituto de Carmena completamente pese a los fuertes rumores que había y hoy quiere ir en su lista. Extraño o ¿un cocido entre ex-jueces? Porque, como se publicó en estas mismas páginas, la jugada de Carmena, que no es una mosquita muerta en lides políticas, era colocar a carmenistas en las listas de Podemos y a algunos más, como esta gente de Actúa, como su cuota y así tener un completo equipo personalista. Con estas noticias parece que esas intuiciones se confirman claramente. Por eso no es extraño que saliese a frenar los rumores que le situaban como el candidato elegido por Pedro Sánchez para la alcaldía de Madrid. Algo que desde la calle Buen Suceso negaron y señalaron a una propuesta filtrada por el propio ex-magistrado. Allí no coló porque en ese momento en Ferraz estaban más inclinados por un perfil femenino y hoy aún no saben qué harán porque candidato ya tienen uno al menos, Manuel de la Rocha, si bien no sea del gusto de los apparatchik pese a haber participado desde el principio en la candidatura que llevó a Sánchez II al regreso a la secretaría general.
Siempre tendrá la oportunidad de acabar en las listas europeas de Ciudadanos que también son progresistas, como él, y trabajan para personas que también se junta con Garzón desde el Ibex-35. En Manzanares (Ciudad Real) sus gentes no han confluido ni con el PSOE, ni con Podemos, ni con IU. Sabe bastante el alcalde Julián Nieva como para meter al enemigo en casa y los prefiere apartaditos del PSOE. Porque eso de la cultura de paz no cuela en un municipio como el manchego. De hecho la única guerra que tienen suele ser medieval, además de aguantar las cosas de cuñados de Ciudadanos y UPYD (increíble que aún tengan representación en ciertos lugares). O podría tener la valentía suficiente y presentarse por su cuenta con sus amigos, total están todos muy acostumbrados a tener cargo público de una u otra manera, así que sabrán montar una campaña electoral. Lo curioso es que siempre que hay procesos de listas electorales el nombre de Baltasar Garzón aparece para encabezar o formar parte de los partidos de izquierdas (con lo que le jaleaban en sus buenos tiempos los cavernícolas), los cuales no tienen la culpa de nada, es todo producto de las ambiciones personales del personaje. Siendo loable el que intentase que los crímenes del franquismo no quedasen impunes, todas sus actuaciones y opiniones le sitúan más en el liberalismo buenrrollista que en la izquierda. Pero a la prensa le gusta fantasear y a él jugar.