El pasado 18 de mayo el soldado Antonio Carrero Jiménez, de 27 años, murió en un accidente de tráfico cuando viajaba en un vehículo blindado del Ejército español durante una misión militar en Malí. Hoy se ha sabido que su carro de combate, del modelo Lince, no había pasado la ITV, según un informe que la Guardia Civil ha remitido a la juez togado que investiga las causas del siniestro y que publica hoy el diario El País.
El fatal accidente que sufrió el infante Carrero no es un caso puntual sino la punta del iceberg de una cadena de fatales siniestros que apuntan al mal estado de los blindados utilizados por el Ejército en sus misiones internacionales, según ha podido saber Diario16 por fuentes militares. Al menos 40 soldados han fallecido en similares circunstancias en los últimos años y todos con un denominador común: las víctimas viajaban en dos modelos de blindados bajo sospecha, el BMR y el citado Lince. Solo entre el pasado 18 de mayo y el 2 de junio perdieron la vida 4 soldados en estos vehículos cuya operatividad y seguridad están bajo sospecha.
Ambos vehículos están considerados como “muy peligrosos”, ya que no van adaptados de torretas móviles y el soldado de vigilancia que se sitúa en la parte superior con su ametralladora está literalmente “vendido” en el caso de que el carro sufra un accidente y termine volcando. En ese tipo de siniestros el militar suele morir aplastado por el vehículo blindado o sale del percance con graves heridas, incluso sufriendo una paraplejia de por vida.
Entre los destacamentos españoles en misiones internaciones estos vehículos son conocidos como los “carros de la muerte” y pese a que la situación ha sido denunciada en reiteradas ocasiones, el Gobierno español no ha hecho nada por remediar el problema, que pasa necesariamente por la sustitución de los blindados obsoletos. Los técnicos del Ejército saben perfectamente que los BMR y Linces no deberían seguir operativos, pero el plan de renovación de la flota de vehículos no termina de llegar y las vidas de los soldados se siguen poniendo en grave riesgo.
Fue el Gobierno del Partido Popular el que se encontró con el problema y por lo visto durante años lo ocultó a la opinión pública. La cuestión es por qué el Ministerio de Defensa decidió no trabajar solo con el RG31, un modelo mucho más moderno y mejor adaptado, más fiable y que dispone de torreta móvil. De hecho, no existen precedentes de soldados fallecidos con este tipo de carro de combate. Es decir, cuando el RG31 sufre un accidente, el vuelco posterior no aplasta al soldado gracias a la torreta móvil. Sin embargo, alguien en el Gobierno de Mariano Rajoy dio la orden de seguir utilizando los BMR y Linces pese al riesgo que se corría en una reedición de la nefasta gestión que se hizo en el caso Yak-42.
“Están dejando morir a nuestros soldados. Cuando empecé a escribir mi libro llegué a pedir datos al Ministerio de Defensa porque quería saber cuántos de estos carros blindados siguen circulando en la actualidad. Nunca recibí respuesta”, explica el ex teniente del Ejército Luis Gonzalo Segura, autor de El libro negro del Ejército.