Rafael Ramírez, ex presidente de la petrolera venezolana PDVSA y ex ministro con Hugo Chávez, podría afincarse en España en las próximas semanas ya que su visado en el Principado de Mónaco caduca en el presente mes y no se lo van a renovar. Por esta razón, un hombre que está reclamado por la Justicia de varios países, sobre todo en Venezuela y Estados Unidos, por presuntos delitos relacionados con la corrupción y el lavado de dinero, necesita un país donde residir, un país donde sabe que tiene la protección política de la derecha y la empresarial de los socios a los que hizo millonarios y que están afincados en España donde viven con total impunidad a pesar de que muchos de ellos están incursos procedimientos judiciales por, entre otras cosas, estafa, blanqueo de capitales, administración desleal y corrupción.
La situación de Ramírez en España, sin embargo, tampoco sería fácil desde el punto legal y, por esta razón, además de la protección política y empresarial necesita la judicial. Para ello, a través de su lugarteniente Nervis Villalobos que salió de la cárcel de manera intermitente durante los meses de septiembre y octubre para, precisamente, intentar que Ramírez tuviera la misma impunidad de la que disfrutan sus correligionarios corruptos.
Para ello, según fuentes consultadas por Diario16, el entorno de Ramírez se habría puesto en contacto con el ex juez Baltasar Garzón para que intentara llegar a un acuerdo con la Justicia española. Según las mismas fuentes, la influencia y la experiencia del ahora abogado en asesoramiento de importantes personalidades latinoamericanas relacionadas con tramas corruptas fue un argumento que el entorno de Ramírez tuvo muy en cuenta. El acuerdo que se estaría negociando en la actualidad pasaría por la entrega del ex presidente de PDVSA a las autoridades españolas, aceptar un año de cárcel y luego la libertad disfrutando de la totalidad de la fortuna que amasó a costa del pueblo venezolano.
La corrupción que se generó en Venezuela a través de Rafael Ramírez hizo multimillonarios a muchas personas, algunas de ellas familiares directos —como es el caso de su cuñado Baldo Sansó— y otros asesores, abogados —como Jorge Neri—, socios —como Nervis Villalobos—, etc. Son muchos los corruptos venezolanos que huyeron del país cuando murió Hugo Chávez y llegó al poder Nicolás Maduro. No había razones de persecución política, como algunos intentan vender ahora, sino una cuestión económica. Ramírez era la persona que decidía qué contratos se licitaban, la cantidad y a quién se concedían. Todo dependía de quiénes estaban decididos a pagar sobornos y cuánto. Ahí se encontraba la verdadera licitación.
En Diario16 ya contamos cómo, en el año 2.006, importantes constructores españoles dispuestos a concursar en una licitación de un proyecto energético de 1.500 millones de dólares llegaron a Venezuela. Se les anunció que serían recibidos por Rafael Ramírez. Sin embargo, cuando llegaron «a la suite presidencial del JW Marriott Hotel en Caracas, quien los recibió no fue Ramírez sino su primo, Diego Salazar» quien, al dirigirse a los empresarios, fue directamente al grano: debían pagar, al menos, 150 millones en sobornos porque, «si no, deben regresar al aeropuerto». Unas veces se exigían sobornos, otras veces comisiones que se imputaban en el precio final del contrato, es decir, que las pagaba el pueblo venezolano.
Respecto a los corruptos afincados en España continúan con inversiones que tienen como único fin el presunto blanqueo y lo hacen a través de redes de empresas fantasmas ubicadas en Hong Kong, Islas Vírgenes Británicas, Luxemburgo, Bahamas y Panamá. Es curiosa la tendencia que algunos de ellos tienen a la hora de comprar empresas españolas y, una vez cerrada la operación, llevar la sociedad de inmediato a Luxemburgo, Andorra, Suiza o Liechtenstein.
Algunos de estos corruptos venezolanos siguen en libertad, viviendo en La Moraleja, La Finca, La Florida o Montepríncipe, con un elevado tren de vida, y haciendo elevadas inversiones inmobiliarias en los barrios más exclusivos de Madrid o en zonas de costa como Marbella. Sin embargo, ya son varios los que tendrán que lidiar con la justicia española, como hemos afirmado anteriormente. Algunos de estos venezolanos han logrado a ganarse la amistad de algunos de los jóvenes nuevos líderes de la derecha española a los que les esculpen los músculos en los locales cercanos al Parque del Retiro. Por otro lado, hubo intentos de colocar 12 millones de dólares procedentes de la red de sociedades fantasmas en el Banco Popular, operación que esta entidad se negó a aceptar y que, presuntamente, ese dinero se quedó en Luxemburgo.
Esas redes de amistades al más alto nivel alimentan la impunidad de los corruptos venezolanos afincados en España. Sin embargo, se encuentran con que tienen mucho dinero, pero poca influencia como para llegar a alcanzar acuerdos beneficiosos para su «jefe» Ramírez con la Justicia española. Por eso es fundamental Baltasar Garzón quien, además de su propia influencia, cuenta con amistades que tienen mucha influencia como, por ejemplo, el abogado Manuel Medina quien, además, tiene lazos importantes con personas como Ángel Corcóstegui, tal y como se pudo comprobar en la presentación de su último libro. Los venezolanos acuden a estas personas para entrar en contacto con importantes despachos de abogados que tienen contratos con las más importantes entidades bancarias y las familias que las controlan, como, por ejemplo los Botín, quienes, a su vez, también tienen amistad con banqueros venezolanos como José Antonio Oliveros Febres-Cordero, quien, según informan distintos medios venezolanos, estuvo presuntamente involucrado en operaciones contra el blanqueo de capitales y que, además, se encontraba en los Papeles de Panamá. Además, Oliveros es el cuñado de Jorge Neri, el abogado-socio de Rafael Ramírez que está afincado en Madrid. Esta asociación quedó corroborada por la presencia de Neri junto a Baldo Sansó en Malasia.