El punto determinante del final del Banco Popular se produce con las declaraciones de Emilio Saracho a El Confidencial -que suceden a otras filtraciones previas a la salida del CEO, o a las off de record con varios periodistas-, la salida de depósitos se acelera, juega a aprendiz de brujo amenazando a unos y otros demandando liquidez -buscando ganar tiempo para perpetrar su plan- que no le dan y pospone de forma temeraria y suicida la petición de liquidez de emergencia que había descartado en mayo ante el Consejo, pero con la jugueteaba desde finales de marzo, cuando el Banco de España decía que la posición de liquidez era holgada.
Saracho tenía un plan para hacer saltar el Popular, echándole la culpa a los antecesores. A todo esto, Santander siguió su plan con Uría y Menéndez, que asusta a los consejeros con la necesidad de declaración de inviabilidad, mientras al banco le da la puntilla la Administración por dos vías -retirando masivamente depósitos y negando el BdE más liquidez. Saracho “se ve obligado” a la declaración FOLTF o de inviabilidad, aunque eso no se deduce de las cartas que envía sólo un día antes a las autoridades europeas o de la lectura de sus intervenciones en el Consejo.
Llama la atención la negligencia con que parece haber actuado Saracho, que no pidió la línea extraordinaria hasta el día 5; y que abocase al consejo a declarar la inviabilidad del banco, sin informarle previamente de todo esto, según resulta del acta del día 6.
Llama también poderosamente la atención que en la «entrevista» con Antonio San José –efímero director de Comunicación del Banco- el día 7 de junio, día de la intervención, dijese que la resolución del Banco Popular era un “bail-in” acordado. ¿Cuándo lo acordó si el día 5 le dijo a Danielle Nouy que iba a convocar un Consejo de Administración para debatir el futuro del Banco y nada hablaba de bail-in? Si, como afirmó reiteradamente hasta el último día y fue ratificado por el BCE, el Banco de España y la JUR –también por el auditor PwC- el Banco era solvente, ¿con quién acordó un rescate vendiendo el Banco por un euro al Santander y volatilizando el patrimonio de los accionistas? ¿Quién autoriza a Saracho a negociar en nombre de los accionistas?
Lo acaecido con el Banco Popular Español, es la historia de los círculos concéntricos del poder. Las élites son corporativas, junto al Estado, al Gobierno y al poder Judicial, ellos se protegen y se defienden frente a sus adversidades. Los ciudadanos y ciudadanas están para ningunearl@s.
Para muchos despachos nacionales e internacionales, las profundas irregularidades del proceso de resolución del Banco Popular y la actuación de Saracho son causa de nulidad radical de la resolución y entrega del Popular a Santander por un euro. En cualquier caso, la valoración irregular realizada por Deloitte no puede servir de justificación para ignorar los derechos políticos de los accionistas, que nunca mandataron a Saracho para negociar en su nombre. Es un auténtico esperpento jurídico que pretende disimular un expolio de enorme magnitud, en definitiva, UNA OPERACIÓN DIABÓLICA más.