Cierto que su mente es presa del cuñadismo ideológico, que su cultura política cabe en un vaso de chupito, que es un completo ignorante, pero llegar al extremo de pervertir la realidad cuando él ha estado haciendo lo mismo por toda España, es un paso más en la evolución política de Albert Rivera. La negación de su propio pasado, de sus propias palabras, de sus propios hechos no es nueva, lo es la negación para excusarse por el abrazo con el neofascismo que ha hecho en Andalucía. Hasta el momento hacían gracias, y siguen haciendo, los eufemismos, los giros verbales, el retorcimiento de las palabras para que no pareciese lo que es, que Ciudadanos y el PP han pactado con el neofascismo. Que Juan Manuel Moreno Bonilla ocupe San Telmo y esté al frente de la Junta de Andalucía es la cosa más normal y nadie se opone a ello, lo que sí han hecho las mujeres a cientos de miles es decirles a los gobernantes de la derecha que ¡ojo! Con sus derechos no se juega, ni con sus vidas. Algo que para el jefe de la secta naranja es un escrache.
“Hacer escraches contra un gobierno constitucionalista Cs-PP es antidemocrático” ha dicho el niño bonito del Ibex-35.La realidad, esa tozuda sucesión de hechos que suele negar Rivera, dice sin embargo que si alguien ha hecho escraches en España contra los demás ha sido precisamente el dirigente naranja. Además, escraches del odio y el enfrentamiento con aquellas personas que no opinan igual o tienen posiciones políticas diferentes. Las mujeres que ayer salieron a las calles no están en contra de Ciudadanos o PP, sino de las políticas machistas que quieren implementar por el acuerdo de investidura que han alcanzado con los neofascistas. Es más, el derecho de manifestación, que quieren laminar cuando es de la clase trabajadora especialmente, está recogido en la Constitución. Por tanto una manifestación es constitucionalista y para nada antidemocrática. Al contrario, manifestarse es una expresión mucho más democrática que pactar tras los visillos del parlamento andaluz como ha hecho Juan Marín. Lo que ocurre es que si de la manifestación no puede sacar tajo y beneficio electoral, para Rivera es mala y provocada por el sanchismo y el populismo comunista. Ya que el populismo neofascista sí que le gusta.
Y si para justificar que sea el susanismo del PSOE, esa parte del partido socialdemócrata que tanto a loado el dirigente naranja, el que se manifieste (o aproveche la manifestación para justificar la incapacidad de Susana Díaz, Rivera cambia el tercio y avisa que ahora “el sanchismo se ha apoderado del PSOE andaluz”. No sólo tiene mala memoria Rivera, también carece del menor escrúpulo y cultura democrática. Nunca ha dudado de inocular odio, de enfrentar a la sociedad, para obtener un beneficio propio, algo muy de nazis por cierto, y cuando él gobierna resulta que no se puede ni hablar porque debe ser que está puesto ahí por derecho divino. Divino de la muerte que se suele decir él mismo al espejo todas las mañanas cuando se levanta. Y para no levantar sospechas sale cualquiera de las “pilimili” que tiene en esa secta política que es Ciudadanos, como Inés Arrimadas. La mujer que tiene acento andaluz en cuanto pasa Despeñaperros y lo pierde en cuanto deja atrás la región también se ha sumado (imagínenla con esa voz insoportable que tiene) a su jefe para decir: “Hoy el PSOE ha constatado su deriva sanchista promoviendo un escrache al gobierno constitucionalista que va a hacer realidad el cambio que han elegido los andaluces en las urnas. Asuman su derrota, dejen trabajar a los que vamos a regenerar esta tierra y abandonen la crispación”. Lo primero es preguntar si el gobierno PSOE-Cs que había hasta hace poco ¿era constitucionalista? Porque a esta gente le gusta repartir carnets con una facilidad pasmosa, tanta como pactar con los neofascistas.
Rivera monta un escrache contra Susana Díaz.
Igual ya no lo recuerdan, algo que es normal porque fue un absoluto fracaso, pero Rivera comenzó su gira del odio y de los escraches a políticos, mediante esa falsa plataforma que se montó (España Ciudadana), en Sevilla. Allí, aparte de hablar de sus temas favoritos como Cataluña y España, lanzó un furibundo ataque contra la que se suponía era su aliada la ex-presidenta Díaz. Que si los chiringuitos se iban a acabar, y en esos momentos se cumplían tres años y medio de apoyo al gobierno de la sultana, que si debía ponerse contra Pedro Sánchez o caer bajo los pies de los españoles, etcétera. ¿Había algún motivo lógico para ese acto? Sí, hacer un escrache en la plaza de España sevillana a Díaz y el PSOE. Amenazas de conmigo o contra mí. Lo que demuestra que era un acto muy democrático desde luego, pero sólo en la mente de los sectarios naranjas.
La primera vez que las tres derechas se unieron para escrachar a Sánchez.
Poco días después los neofascistas con el apoyo del PP (allí estaban ya los hoy candidatos en Madrid) y de Ciudadanos montaron una concentración, que supuso otro fracaso de asistencia, contra el “okupa de la Moncloa” como le llaman. Una calificación que ya demuestra sus fervientes y profundos valores democráticos. Un escrache en toda regla de las tres derechas para hacer caer un gobierno democráticamente elegido. Un gobierno que es tan constitucionalista como lo puedan ser (o ¿no?) los demás partidos y gobiernos locales. Aquí Rivera salió al paso diciendo que los españoles le pedían al presidente del gobierno que no mintiese y convocase elecciones. Eso sí, la excusa del impuesto de sucesiones nadie la recordó, porque había que escrachar al gobierno.
Rivera monta un escrache contra los catalanes.
Al día siguiente justo del fracaso de la concentración de las tres derechas, Rivera probó otro sorbo amargo de la indiferencia que despierta realmente. En Barcelona, haciendo un escrache a la populista y podemita Ada Colau, montó un acto justo enfrente de la Generalitat y el Ayuntamiento, y al malvado Quim Torra, demostró lo que es no tener ni cabeza pues fue buscando la bronca. Más inteligentes que él, los barceloneses ni se dieron por enterados y al acto acudieron unas 200 personas (ni los afiliados de Ciudadanos fueron). Habían montado en la secta naranja un acto para buscar sangre y violencia real y se quedaron solos manipulando las imágenes con planos cortos y desde abajo para que no se viese el ridículo tan espantoso que estaban haciendo.
Escrache contra los vascos en Alsasua.
Otra ocasión en la que buscaba sangre y que le diesen un buen par de hostias, para así poder criminalizar a los vascos, fue el acto que realizó en Alsasua. Todo para que unos pobres chavales que, como demuestran imágenes difundidas por ETB, tuvieron una pequeña bronca con unos guardias civiles pasados de copas y un tanto chulescos. Eso fue utilizado por la derecha reaccionaria como un acto de terrorismo con el que tapar su corrupción policial, empresarial y personal. Allí acudió a extender el odio Rivera y esta vez se hizo acompañar de los neofascistas de Abas-Kal. Entre los dos querían acabar con el nacionalismo vasco, especialmente el PNV, y los fueros navarros. Después llegarían las mentiras, que aquí desmontamos, sobre que les habían tirado botellas y piedras. Por cierto quienes más insistían en eso eran los reporteros de OkDiario de Inda y Libertad Digital de Jiménez Losantos. Mentira para hacerse el mártir del terrorismo y más bien dio la imagen de un miedoso que se quejaba de que le tocaron las campanas.
El escrache que le tumbó el feminismo.
El último escrache que ha montado el señor Rivera, y que volvió a ser un completo fracaso, fue en Madrid y contra Sánchez. Eso sí, sufrió un gran inconveniente y es que el feminismo le hizo cambiar el día previsto por coincidir con las marchas contra la violencia machista. Sólo a un machista o a un inculto se le ocurriría celebrar un acto el Día Internacional contra la Violencia contra las Mujeres. Ese es Rivera y su troupe de fanáticos acemilados. Es preciso recordar esto porque el chaval del Ibex-35 es muy soberbio y prepotente y al feminismo se la ha jurado por esto.
Al día siguiente tuvo que montar el acto contra el sanchismo que no sólo fracaso, sino que tuvo la desvergüenza de utilizar el símbolo de la lucha contra los desahucios para hacer sus cartelitos anti-Sánchez. Demostró poca o ninguna simpatía por las personas que están siendo afectadas por el austericidio y la crisis financiera. Claro que teniendo en sus filas a Begoña Villacís, poseedora junto a su madre de más de cien inmuebles, los desahuciados le parecerán unos seres despreciables y comunistas. Ese golpe de estado difuso que está intentando perpetrar contra la soberanía popular ya se vislumbraba en ese acto fracasado. Cuatro amigos y un señor que pasaba por allí a curiosear.
Alguien le debería decir a Rivera y sus secuaces que dejen de hacer escraches porque son un fracaso y el dineral que se gastan podrían emplearlo en otra cosa. Es verdad que se lo dan, de aquella manera, quienes todos sabemos, pero si no sirven para qué insistir. Para las campañas electorales es cuando venden los puestos en las listas, no confundan. Ahora que ya se han unido a los neofascistas en Andalucía, algo que no es la primera vez como han podido comprobar, seguir haciendo escraches al gobierno va a parecer que está agitando a las masas para que se produzca un golpe de Estado. Los camisas pardas ya los tiene, aunque compartidos con los neofascistas, con Jusapol, sólo le falta que Pablo Casado se anime. Y claro que con la cabeza vacía de este chico no hay que animarle mucho. Bueno aunque piensan que los españoles y españolas son idiotas e insisten en que ellos han llegado al gobierno andaluz como la virgen se quedó preñada, por el espíritu santo. Más vale que se calle la boca y no hable de escraches quien más ha hecho en los últimos tres meses. Sí, porque les hemos contado ha sucedido sólo durante los últimos tres meses.