“No vamos a juntarnos con los populistas de izquierdas o derechas” decía hace poco el cuñado mayor del reino de España, Albert Rivera. Pocas horas después la presidenta del Parlamento andaluz, de Ciudadanos, Marta Bosquet, ha decidido de forma autoritaria establecer las representaciones de las comisiones y, especialmente, de la Diputación Permanente. En connivencia con los neofascistas de Vox, la dirigente naranja, no sólo se ha juntado, casi se ha amancebado con ellos al decidir sin escuchar a la Junta de Portavoces dotando de una clara sobrerrepresentación al neofascismo. Lo que se dice abrirles las puertas de par en par quitando voz y voto a… sus enemigos más odiados: Adelante Andalucía.
El PSOE de Andalucía ha reaccionado de forma furibunda presentando un recurso de amparo a la propia Mesa del Parlamento para frenar lo que se considera una aberración que, además, es contraria a lo que establece el reglamento. Así, Rodrigo Sánchez-Haro, como portavoz adjunto del Grupo Parlamentario del PSOE-A, le ha indicado con claridad la falta de cultura democrática que muestra Bosquet en sus primeros actos como presidenta de la cámara: “[Le reprocha] su falta de diálogo para buscar un consenso y plantear una propuesta sobre las comisiones sin contar con el Grupo Socialista, que es el grupo mayoritario en la Cámara”. Como lo escuchan, al no estar Adelante Andalucía, sólo el PSOE-A está representado como oposición en la Mesa, y directamente han decidido que, al tener mayoría, para qué iban a contar con ese grupo parlamentario. Que, pese a quien le pese, es el mayoritario cabe recordar.
Sánchez-Haro ha sido contundente al exponer las intenciones de la presidenta de la cámara (algo que conocen muy bien los afiliados de Ciudadanos en Almería que hablan y no paran de la carencia de carácter democrático de la susodicha): “La presidenta del Parlamento pretende favorecer a la ultraderecha en detrimento de otro grupo con mayor representación en la cámara, con un objetivo clarísimo que es cercenar la tarea de la oposición”. En efecto, pese a lo que manifiestan en público, esta acción demuestra claramente que Ciudadanos sí tiene un pacto con los neofascistas de Vox. Prueba de ello es que autoritariamente deciden que tengan más voz y voto que el representado. Por ejemplo, los 600.000 votos de Adelante Andalucía valen lo mismo que los casi 400.000 de los neofascistas. Y como no podía ser de otra forma, pues Bosquet es de la secta naranja, los 650.000 de Ciudadanos valen más que los de Adelante Andalucía.
Le ha querido recordar el portavoz socialdemócrata, aunque con alguien de Ciudadanos es caso perdido porque no tienen las orejas más que para colgarse las gafas y no como pabellones auditivos, a Bosquet que su connivencia “con la ultraderecha es evidente y parece que se olvida de que ella es la presidenta del Parlamento andaluz y no de su grupo político”. Saltarse el reglamento para ayudar al trifachito y dar más voz a los neofascistas cuando decían que no se juntaban con ellos, que no sabían del acuerdo PP-Vox y se demuestra en la práctica que tragan con todo lo que haga falta. Como explican desde el PSOE-A en su escrito de amparo: “El artículo 40.1 del Reglamento indica textualmente: ‘Las Comisiones, salvo precepto en contrario, estarán formadas por los miembros que designen los Grupos parlamentarios en el número que, respecto de cada uno, indique la Mesa del Parlamento, oída la Junta de Portavoces, y en proporción a la importancia numérica de aquellos en la Cámara. Cada Grupo parlamentario tiene derecho a contar, como mínimo, con un Diputado o Diputada que lo represente en cada Comisión’”. Esto es lo que no ha querido hacer Bosquet. Ni escuchar ni aplicar la proporcionalidad.
No es la primera vez que en Ciudadanos hacen estas cosas. En la Asamblea de Madrid se han saltado la palabra dada en unas cuantas ocasiones, hasta el punto de que la cortesía parlamentaria ya no existe gracias a Ignacio Aguado. En el caso de Bosquet, además, se produce un gravísimo agravio comparativo porque establece un número de 16 miembros con la única finalidad, no de obtener la mayoría (que la tienen), sino de silenciar a Adelante Andalucía. Es tanto el odio que muestran frente a la izquierda parlamentaria que no les importa saltarse el reglamento y cercenar al grupo más pequeño. Porque como buenos cobardes que han demostrado ser, en Ciudadanos no se atreven con los más grandes si no van con alguien de la mano. De repente, una diferencia de apenas 60.000 votos provoca un número menor de representantes pero igual al partido más minoritario. Ahora sólo falta que pongan todas las comisiones a las mismas horas para que algunos parlamentarios no puedan acudir a las comisiones. Un mecanismo completamente autoritario que, seguramente acabará en los tribunales (y van dos), que demuestra que en Ciudadanos no son demócratas cuando tienen el poder.