En las últimas horas, el Principado de Asturias ha negado que existan elevados índices de contaminación peligrosos para la salud en esta comunidad autónoma y acusa a los ecologistas de “falsear” los datos de las mediciones obtenidas en las diferentes estaciones repartidas por la geografía asturiana. Benigno Fernández, viceconsejero de Medio Ambiente, tildó de “irresponsables” a los ecologistas por elaborar unos informes que “hacen mucho daño a Asturias” y recordó que los sucesivos planes puestos en marcha por el Principado en los últimos años han mejorado “notablemente” la calidad del aire, de forma que “los índices de contaminación ya están por debajo de las grandes ciudades como Madrid o Barcelona”.
Fernández sale así al paso de una información publicada por Diario16 que apunta a que la calidad del aire en Asturias se ha degradado en los últimos años en esta región como consecuencia de su intensa actividad industrial, mientras los sucesivos planes de choque de la administración autonómica no son más que un parche que no consigue resolver el problema. Según las organizaciones ecologistas, que toman como referencia informes elaborados a partir de las mediciones en las diferentes estaciones ambientales en los primeros días de 2019, la comunidad autónoma asturiana sigue figurando entre las que soportan la peor calidad del aire de todo el país, algo que niega el Gobierno de Oviedo.
La guerra de cifras está servida y mientras el Principado de Asturias rechaza que ciudades como Avilés y Gijón continúen estando a la cabeza del ranking de las más contaminadas de España por su actividad industrial poco sostenible, los ecologistas y las asociaciones vecinales se están movilizando en numerosas localidades, también en los barrios de las grandes ciudades, con protestas casi todas las semanas. Entonces, ¿quién está mintiendo? ¿Quién está jugando con las cifras y con la salud de los asturianos? ¿Qué intereses económicos se esconden detrás de un problema que amenaza la vida de cientos de miles de personas?
Lo que parece evidente, según los expertos, es que cada vez son más frecuentes los casos de afecciones respiratorias, problemas cardiacos y cáncer de pulmón en la población, una auténtica epidemia que podría estar íntimamente relacionada con las emisiones de partículas tóxicas en las grandes zonas industriales asturianas.
Así, según la Coordinadora Ecologista de Asturias, “un año más, en 2018, superamos los generosos umbrales del cancerígeno benzopireno en la comarca de Avilés, de acuerdo con los datos oficiales que facilita el Gobierno autonómico sobre metales pesados e hidrocarburos aromáticos y policíclicos”. Por supuesto, Benigno Fernández niega rotundamente que el benzopireno sea un problema grave en Asturias y acusa a la Coordinadora de querer generar “alarma” entre la población.
El listado de sustancias tóxicas que están siendo analizadas y controladas es tan amplio como preocupante. Así, la comarca de Avilés tiene un problema con partículas nocivas como el azufre y los óxidos de nitrógeno, a pesar de las “continuas trampas que realiza el Gobierno regional para maquillar los datos”, asegura Fructuoso Pontigo, portavoz de la Coordinadora Ecologista de Asturias. “Hablamos de trampas porque ya es coincidencia que el Principado reubique las estaciones de medición que peores datos dan, no las que dan buenos datos, y se sabe de sobra que están mal ubicadas y que hemos reclamado varias veces su cambio (Salinas, Marzaniella, Tamón). De esta manera, no desaparece la contaminación, sino que la esconden; todas las estaciones reubicadas rebajan el emplazamiento anterior en más del 50%, la que menos”, denuncia Pontigo.
En el caso de las famosas partículas PM 10, la estación con peores valores anuales es la del Puerto de Avilés de San Juan de Nieva en Gozón, que presenta una media de 39 µg/m3 (microgramos por metro cúbico) con 64 días superando los límites aconsejables al año. Le siguen en este inquietante ranking la de Santiago de Ambiedes, también en Gozón (38 µg/m3 de media y 54 días superados); Espartal en Castrillón (37 µg/m3 y 60 días superados); la de Las Arobias en Avilés (35 µg/m3 y 73 días superados); la de Arnao en Castrillón (34 µg/m3 de PM 10 y 38 días superados); y la de Trasona en Corvera (29 µg/m3 y 35 días superados).
Por su parte, los óxidos de nitrógeno en forma de NO2 y NOX también superaron sus índices permitidos en 21 franjas horarias, según los ecologistas. La que peor balance presenta de toda Asturias es la estación de la Avenida de Gijón de Avilés, con una media anual de 32 microgramos por metro cúbico de NO2 y 89 días superando la media diaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no sobrepasar una media anual de 40 µg/m3 para proteger a la población de los efectos nocivos para la salud del NO2 gaseoso, el mismo valor que la normativa española de acuerdo al RD 102/2011.
El dióxido de azufre (SO2) también está dando problemas. La estación ambiental que peores valores presenta es la de Espartal de Castrillón, que superó durante 64 días la media diaria de 20 µg/m3 establecida por la OMS. Le siguió la de Las Arobias, con 49 días superando los niveles máximos permitidos. Cabe recordar que la OMS recomienda no exceder una media de 20 µg/m3 de azufre en 24 horas.
Además, la Coordinadora Ecologista advierte de que existe “un verdadero problema con las partículas sedimentables (PS) en los lugares donde se han puesto captadores de partículas en la comarca, y eso que el año pasado hubo abundantes precipitaciones”. Las PS suponen un riesgo menor para la salud que las partículas más pequeñas, las PM 2,5 y las PM 10, pero aunque sean más grandes “también tienen efectos negativos sobre el medio ambiente y la salud, dañan la superficie y reducen la capacidad de fotosíntesis de las plantas; incorporan mediante la fracción soluble metales pesados biodisponibles; contaminan el agua, y a los organismos vivos”. Existe un riesgo indirecto para las personas al entrar en la cadena alimentaria por los metales pesados que contienen, que son persistentes y por lo tanto, acumulativos.
“No nos pueden engañar, por más que reubiquen las estaciones de medición del Principado no vamos a dejar de respirar la contaminación”, se lamenta Pontigo, que añade que el viceconsejero Fernández “miente más que habla” cuando asegura que los ecologistas falsean los datos. El portavoz de la Coordinadora acusa al Principado de Asturias de actuar con “falta de transparencia” en la gestión de este problema y exige que los asturianos puedan conocer los datos de las mediciones de sus estaciones medioambientales “en tiempo real”, sin que tengan que esperar cuatro o cinco días a que se den a conocer los datos oficiales. “No podemos esperar todo ese tiempo para saber que un día ha habido un pico en las emisiones porque para entonces muchas personas ya han tenido que ir al hospital por problemas respiratorios”, critica el portavoz ecologista. Pontigo recuerda que los datos sobre contaminación en Asturias no se ajustan a la realidad porque se basan en los informes que el Principado traslada al Ministerio de Medio Ambiente y que este a su vez envía a la Unión Europea.
Según una nota de prensa del Gobierno regional, la información de calidad del aire es muy “sensible” para la ciudadanía y para los intereses de la comunidad autónoma y recuerda que la medición de la calidad atmosférica arroja miles de datos cuyo manejo puede dar lugar a “análisis inadecuados”. “Es necesario conocer las herramientas actuales y saber interpretar la información que generan. El Gobierno del Principado de Asturias asume el reto de mejorar la calidad de la información que suministra, para hacerla más asequible y fácil de acceder e interpretar; aprobar un índice oficial de calidad del aire; rediseñar y unificar en una sola aplicación las herramientas actuales; definir perfiles de usuario y permitir un acceso dinámico”. De momento, solo palabras y buenas intenciones mientras los asturianos siguen sospechando que el aire que respiran puede estar envenenado.