“Ciudadanos no pactará con Sánchez ni con el PSOE para un futuro gobierno en España” ha dicho José Manuel Villegas en la rueda de prensa posterior a la reunión de la oligarquía naranja. Una frase que no sólo supone hacer del apriorismo su máxima estratégica, sino que les aleja de la centralidad buscada en el sistema político español. Un error estratégico que seguramente acaben pagando en las urnas al marcar a los buenos y los malos, algo que Albert Rivera gusta de hacer con suma frecuencia. Pero en su caso es por una debilidad de análisis mental. La verdad es que se debería revisar lo que portan en sus vasos durante las reuniones, porque esta decisión recuerda al cuñadismo máximo de barra de bar, a ese “¿Qué no? Sujétame el cubata”. Nadie en su sano juicio establece las alianzas postelectorales a priori, y menos si se autocataloga como liberal y progresista.
El titular refleja perfectamente esa estrategia de “cuñao” de sobremesa de cena sabatina. Ese querer ser el más en todo lo que se plantee, aun cuando se entre en contradicciones enormes que puedan provocar que pierdas a la mitad de tu electorado de un plumazo, que te señale como un antidemócrata y acabes con la ideología que dices defender. Expliquémoslo porque tiene su intríngulis la decisión. Porque según comentan ha sido por decisión unánime. Normalmente suelen ser así por aquello del centralismo democrático leninista y las posibles purgas, pero no suelen comentarlo en público. Que Luis Garicano, que es profesor de la London School of Economics and Political Science, apoye algo así es para pensar que igual en el extranjero nos hacen un favor y se llevan a los peores. Porque de alguien como Juan Carlos Girauta se espera eso y pedir la horca (por favor que Pedro J. Ramírez le deje de publicar textos en los que se piensa que es escritor de novelas, que esos fascículos son infames). En el caso de Garicano se esperaba, cuando menos por roce con pensadores ilustres, que supiese qué es realmente ser liberal. Pero parece que debe existir algún tipo de virus en la sede de Alcalá que come cerebros.
Volviendo al tema principal de la decisión, que a veces nos desviamos porque hacen la crítica sencilla, establecer apriorísticamente un no pacto con el PSOE puede llegar a perjudicar a Ciudadanos. Primero, establecen que sólo pactarán con el partido de la corrupción (PP) y con los neofascistas. Porque es evidente, y Rivera lo pregona constantemente, que ni con nacionalistas, ni con populistas (Podemos-IU) lo harían. Así que sólo le queda esa opción. Y a tenor de lo que marcan las encuestas se quedan sin más opciones, salvo elecciones cada tres meses como pretendían en Cataluña en su momento (se las han pedido a Mas, Puigdemont y Torra en cada sesión parlamentaria durante los últimos 7 años). Esto supone, segundo, que las personas que les apoyan por separarse del infecto PP podrían volver a su partido anterior porque carece de sentido su apuesta regeneradora. Por el lado izquierdo, en tercer y último lugar, mucha gente les apoyó porque Pedro Sánchez les parecía un mastuerzo en 2015 y Rivera parecía poder jugar un papel central de moderación. Hoy sabiendo que Ciudadanos va a pactar, como ha hecho en Andalucía y pregona para Madrid, con los neofascistas, esa gente tiene estómago e igual les abandona. Así, Ciudadanos pierde por un lado y por el otro haciéndose el harakiri.
Venden que con esta medida quieren “formar una mayoría social en torno a la candidatura de Albert Rivera, una alternativa regenerada, limpia y de futuro”, justo cuando afirman que van a pactar con los corruptos del PP y los neofascistas que es una vuelta al pasado claramente. Sabemos que el cuñadismo ideológico provoca este tipo de contradicciones, pero nunca hasta el momento las habían expuesto tan claramente. Porque, y esto es importante, con esa actitud marcan claramente que su apuesta es de todo menos democrática. Advertir que con los populistas de Podemos no se va a acordar algo ya es difícil de justificar como proclama. Y si se añade ahora al PSOE hace más complicado decir que se tienen valores democráticos. Con Podemos hay una diferencia ideológica abismal que hace innecesario decir que no se pactará. El partido naranja representa los intereses de la clase dominante, más en concreto la fracción financiera del bloque en el poder. Y el partido de Pablo Iglesias justo lo contrario. Dos partidos antagónicos por el propio desenvolvimiento de la lucha de clases. Ahora bien con el PSOE no sólo se añade la parte antagónica, sino que se elimina con falsedades (destruir o vender España) a un partido que todas las personas saben que ha sido fundamental para construir y mantener la democracia en España. Las encuestas afirman que un 68% de la ciudadanía quiere una solución dialogada del problema catalán, con ese rechazo de Ciudadanos desestima a esa parte de la población. Desestima que ese 60% de españoles sean democráticos. Tanto hablar de Venezuela les provoca parecerse a Maduro al final.
El liberalismo no es tener un pensamiento antidemocrático en sí. Suelen ser elitistas en gran parte, pero la democracia, que se adjetiva como liberal precisamente, suele ser defendida como mecanismo de resolución de conflictos, de deliberación y de acuerdos. Decir que no se piensa pactar gobierno con el PSOE y Sánchez (han remarcado ambas partes) ya supone posicionarse frente a la propia ideología. En nuestras sociedades occidentales, además, los partidos liberales suelen actuar de eje moderador entre conservadores y socialdemócratas. Algo que niega Ciudadanos para tumbarse sólo con la reacción que representa Casado y el neofascismo. Luego nos querrá vender Garicano libros sobre liberalismo cuando él mismo actúa como un iliberal.
Si se produjese una suma con mayoría absoluta PSOE-Cs, y sin posibilidad de suma a la derecha, ¿piensa Rivera que le van a dejar desde el Ibex-35 no pactar y entregar a España a una situación de crisis perpetua? Al día siguiente está rectificando y postrándose ante Sánchez jurándole amor eterno (algo muy factible que se vea, por cierto). Por tanto de nada le va a servir la bravata salvo para llevar a Ciudadanos, partido que comienza a ser muy antipático, al hundimiento. No es demócrata, ni es liberal. Ya hemos dicho que es un populista del sistema, un populista elevado por la clase dominante, pero si intenta aparentar, lo suyo es intentarlo y no virar tanto a la derecha que Vox vaya a parecer de centro.
La desorientación de Ciudadanos parece que persiste. No han aprendido nada de la alianza andaluza, donde los liberales europeos (estos sí lo son, menos Emmanuel Macron que es otro populista disfrazado) les dijeron que eso de juntarse con la ultraderecha no era democrático. En general no aprenden nada y ya ni hacen caso a los sondeos de opinión. Por querer robar voto a Casado para ser el primero de los perdedores, igual lo acaba perdiendo por su derecha y su izquierda. Si la población aguanta a medias su cuñadismo ideológico, ese cambio de parecer cada quince minutos y ese travestismo ideológico, no espere Rivera que aguanten sus derivas antidemocráticas, elitistas y su nula capacidad intelectual. Cada día que pasa más gente se da cuenta de que sólo es un pelele del poder financiero. Y si encima lo dice con claridad sólo se puede decir ¡cuñaoooosss!