Aun no lo han negado con rotundidad. Aun no han pronunciado la palabra mágica del “No es No”. Aun no han dicho nada, pero por detrás, como nos han confirmado fuentes del PSOE de Madrid, ya han dicho que no quieren un debate. Pese a que las candidaturas de Manuel de la Rocha y Chema Dávila (por el camino quedó Marlis González) vienen insistiendo en ello, la candidatura de José Vicente “Pepu” Hernández se niega a confrontar programas con los otros dos precandidatos. Una campaña en Twitter pide, bajo el hastag #QueremosDebate, que se celebre y tanto la cadena privada Canal 33 como Telemadrid (siempre que tuviese encaje en su programación) se han mostrado favorables a televisar el posible evento.
Fuera de Madrid puede parecer una exageración celebrar un debate para una candidatura municipal, al menos a nivel televisivo, pues el reglamento estima que los debates están disponibles con o sin televisión. Evidentemente, las magnitudes que se manejan en Madrid son distintas a las manejadas en otras ciudades y Comunidades Autónomas. En la capital viven más de tres millones doscientas mil personas y un debate, más si es televisado, supone una buena campaña para el vencedor y llegar a casi toda la militancia del propio PSOE. Piensen que Castilla y León o Castilla-La Mancha tienen menos habitantes que la capital solamente. De ahí que un debate suponga algo bueno en términos de publicidad (recuérdese que al PSOE de Madrid le ponen las encuestas por debajo hasta de Vox) y en conocimiento de los candidatos. Claro si no se pensase que Hernández debe ganar y va a ganar. Y como ha sido entrenador de baloncesto (un deporte cuyas mejores audiencias en los últimos tiempos apenas llegan al medio millón) parece que ya debe ser conocido.
Sin embargo, según fuentes internas del PSOE de Madrid y de las candidaturas, el problema no es proyección sino que el propio Pepu Hernández ha explicado que un debate hace mostrar las discrepancias. ¡Pues claro! Y de eso se trata, no que haya cuchilladas entre los candidatos, que conociendo el perfil de De la Rocha o Dávila es claro que no se va a producir, sino que haya discrepancias en torno al proyecto, al alma socialista, a lo que define a un candidato como más a la derecha o la izquierda. Porque hasta el momento la militancia socialista sí ha podido escuchar a los otros candidatos propuestas concretas no etéreas para Madrid. De la Rocha incluso ha atacado la Operación Chamartín y ha apostado por un transporte más sostenible dentro de la ciudad. Dávila, por su parte, habla de la descarbonización de Madrid al 100%, propuesta muy adecuada porque buena parte de la contaminación, que provoca en Madrid cerca de 1.800 muertes anuales, se debe a las calefacciones de carbón.
Por su parte el candidato del presidente del Gobierno y de buena parte de la ejecutiva madrileña, sigue dejando frases hermosas, grandilocuentes, pero al final del camino nada. Y eso que los medios de comunicación le están dando cancha. “Una de nuestras funciones desde el Ayuntamiento será llegar a acuerdos con la Comunidad de Madrid para mejorar el transporte en la capital” ha dicho. Hasta Isabel Díaz Ayuso, candidata del PP, podría decir eso. “Ser líder es ser útil y capaz de cambiar las cosas. Tengo un enorme respeto por el resto de candidatos pero creo que la mejor opción es el equipo que queremos formar” ha expresado en otro momento. El liderazgo es mucho más que cambiar cosas, porque puede haber liderazgos que sean justo para no cambiar las cosas, pero es curioso que hable de la importancia del equipo y no hable de quiénes, o cómo. Y no lo dirá porque si pone nombres igual pierde votos.
Digamos que el no tener capacidad de debate por carencias argumentales políticas puede ser, en realidad, el principal argumento contra el debate. Un mal debate puede hacer volcarse a la militancia hacia otro candidato. De hecho los otros dos insisten seguramente por eso. El no ser un socialdemócrata salvo de corazón hace que las cosas del partido, esas que ahora los dirigentes de los partidos ven como negativas, le sean complicadas de manejar y eso se huele a la legua. Conoce Madrid con una visión de ciudadanos no la de político y eso podría provocar que metiese la pata. Todas estas cosas son las que quieren evitar en la Ejecutiva de Franco y en la candidatura. Porque no las tienen todas consigo. Saben que a la militancia madrileña no se la engaña con eslóganes, que es rebelde por naturaleza, por eso evitan perjuicios al candidato. Tampoco es que esté entusiasmando Pepu Hernández en sus visitas a las agrupaciones y no se fían.
Se está a tiempo de cambiar de opinión, dicen desde las tres candidaturas, respecto al debate, pero todo indica que no se producirá. Primero porque el candidato del presidente del Gobierno es consciente de que le pueden pasar por encima y no quiere dar ventaja al contrario. Eso sí hay que formar “E-qui-po”, que parece que será con Carmena pues se ha descubierto esta semana que Pedro Sánchez y Manuela Carmena ya se han repartido el poder municipal, alcaldía la juez y tenencia de alcaldía para Pepu. Así que ya dan por hecho desde la cúpula del PSOE que presentan al ex-seleccionador para no ganar. Cuando entrenaba al Joventud tenía más esperanzas de victoria que ahora. Eso sí, no podrá decir que no ha tenido dos buenos padrinos políticos, el presidente del Gobierno y la alcaldesa de Madrid. Gracias a ellos está en la carrera de las primarias y los otros candidatos pidiendo un debate cuasi obligatorio.