Pese a que le están advirtiendo desde el establishment, desde dentro del PP y hasta en los medios de comunicación Pablo Casado, paralizado por el miedo a que los neofascistas le quiten más votos, se ha lanzado a una carrera por ser el más facha. Quiere ser Santiago Abascal, quiere ser Vox, quiere ser todo y puede acabar siendo la nada más absoluta. Desde que el dirigente neofascista dijese que eran la derecha sin complejos, indicando que en el PP eran unos “mariacomplejines” (escuchado así como lo leen), Casado ha dejado atrás cualquier atisbo de moderación. Entiende que los neofascistas basan su estrategia en mentir, pues él cuadriplica el número de mentiras. Bueno, él y toda su cuadra de mentirosos compulsivos a los que ha situado en las lanzaderas electorales.
Que en Vox dicen que el feminismo es una doctrina totalitaria, Casado sale diciendo que no acuden a las manifestaciones por ser políticas y suelta lo siguiente: “Creo en un feminismo entendido como la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, no quiero vivir en un país en el que se les enfrente, colectivice o etiquete por pensar diferente”. El feminismo es colectivizador según Casado que, como buen ignaro, no sabe lo que significa la palabra utilizada respecto a una doctrina. Es tan inculto que aplica una categoría de cariz económico a un movimiento general. Como no se atreve a decir que es totalitario, algo que su amiga Díaz Ayuso sí dice de los impuestos, pues colectivizador en vez de colectivo que es algo diferente. El sinsorgo es bruto como el solo. Y como no se atreve le dicen que es la derechita cobarde. Lo curioso es que las mujeres luchan porque la igualdad de oportunidades que está recogida en derechos humanos sea efectiva. Ahí está diferencia señor Casado, algo que sabría si hubiese estudiado realmente.
Que los neofascistas hacen un video montados a caballo hablando de reconquista, no se sabe bien de qué salvo de la dictadura, Casado acude a hacerse una foto con la Cruz de la Victoria y hablar de reconquista cristiana como si se hubiese reencarnado en Don Pelayo. Claro, debe ser que no se ha enterado que el cristianismo es una doctrina tan totalitaria como el feminismo. Si leyese la biblia (si leyese algo en general) vería que allí te dicen qué hacer, qué comer, cómo vestir, cómo rezar, cómo plegarse al poder constituido, cómo entregarse no a dios sino a la institución eclesiástica. Si hasta incluso dicen cómo moriremos todos y todas en el Apocalipsis. Como cualquier doctrina intenta ser omnicomprensiva y abarcar todos los aspectos de la vida. Si hubiese leído a Max Weber habría sabido cómo los liberales también adoctrinan. Y citamos al pensador alemán por conocido y liberal. Que Hayek prefería dictaduras con mercado a democracias sin mercado salvaje. Eso sí, el atontado de Abascal se pone un casco, un morrón que es el utilizado por la soldadesca de los siglos XVI y XVII, unos cientos de años más tarde del final de la expulsión de los moriscos.
Carrera por ver quién es más facha y tiene más grande la bandera y por ver quién miente más. Cuando nadie lo decía ya avisábamos en estas páginas que Casado mentía más que hablaba, que en una frase dos de cada tres sílabas eran falsas. Da igual el día que sea que les pillamos mintiendo a él y a su amiga Isabel Díaz Ayuso, la cual ayer se atrevió a decir que la primera ministra la había nombrado el PP. Y no. La primera ministra la nombró Adolfo Suárez que estaba en UCD. En aquellos años el PP, que se llamaba Alianza Popular, estaba lleno de señores muy señores del bunker franquista. Igual es que Díaz Ayuso no sabe Historia de España o es que ha confundido al hijo, ese mismo al que José Bono barrió electoralmente, que por no nombrar no ha podido ni nombrarse, como él quería por ser hombre, Duque de Suárez. Y si hace falta se inventa la rueda otra vez. O se miente diciendo que desde que está el PSOE en el gobierno se pierden 6.000 trabajos al día pensando que nadie lo contará y les pondrá la cara colorada. Y si le pillan en la mentira, al contrario que los neofascistas que insisten en ello gracias al control que tienen del Big Data, pues se acoge al “dios, patria y rey”. Con boina carlista si hace falta, aunque no le gusten los fueros.
Al final de la carrera veremos quién consigue ser más facha y más mentiroso, pero lo que queda claro desde ya es que juntando los cerebros de la mayoría de sus dirigentes no se logra uno coherente. Y respecto a los jefes de las distintas formaciones qué decir. Dos niñatos que no han trabajado en su vida, viviendo del momio público, apesebrados por su aznaridad y la reina de las ranas corruptas, que les han regalado todo, especialmente los estudios en el caso de Casado, y que quieren devolver a España al siglo XIX como poco. Dos niñatos que han sido paridos por la fracción política de la clase dominante y que no sólo son incultos y soberbios, sino que representan la peor estofa política que se puede encontrar por estos lares. Degradan la política hasta el nivel del absurdo más absoluto. No sirven ni para esa sociedad espectáculo que nos totalitariza las vidas. No es de extrañar que al pepero ya le estén buscando recambio por si acaso. Si Juan Vázquez de Mella levantase la cabeza se asustaría al ver esta cuadra de personajes de la derecha española, pues pese a ser tradicionalista católico y partidario de la democracia orgánica creía en el regionalismo como forma de vertebración de España, algo que los fachitas actuales atacan con denuedo. No sirve ni para ser de derechas.