Catalogar el voto como útil es un atentado contra los valores democráticos. Cualquier decisión siempre está guiada por cuestiones racionales o emotivas, por una creencia o un cálculo, por deseo o por cabreo, pero siempre es útil. Cuando personajes como Pablo Casado dice que el voto útil es votar a su partido está afirmando que la democracia liberal no es más que un simple mercadeo dado que hace una alusión a un valor mercantil de la política que, pese a que sea en muchos aspectos real, no deja de dañar a la democracia en sí. Normativamente la democracia liberal, con todas sus imperfecciones, es un paso más que la elección estamental y, aunque Casado es mucho más de democracia orgánica autoritaria, defender un voto útil es acabar con la democracia por la profanación de sus valores.
Por tanto, esto no es una guía para el “voto útil” sino un análisis para que todos aquellos electores que alberguen dudas sobre qué hacer con su voto tengan un mecanismo que les puedan ayudar a visualizar ese pensamiento estratégico que tienen ya en su cabeza.
La posibilidad de ese voto estratégico y racional no es similar al voto útil. La estrategia cabe por el contexto en el que se van a desarrollar las próximas elecciones: dos bloques claramente definidos y que marcarán el devenir político de España en los próximos años. Salvo que volvamos a las rondas de elecciones y elecciones como en 2015 y 2016.
El egocentrismo partitocrático que se ha instalado en la política española aleja a los representantes de sus representados y apelar al voto útil no hace sino confirmar ese distanciamiento. El mejor ejemplo de ello lo tenemos en Pablo Casado, puesto que parece que sólo el PP tiene “toda la verdad” cuando, en realidad, suele ser al contrario.
En consecuencia, el siguiente análisis es sólo una simple guía pues los datos de que disponemos son meras tendencias en un contexto de total volatilidad y donde una simple noticia de corrupción o de falta de ética puede vencer medio millón de votos a un lado u otro.
En términos generales, y defendiendo los valores democráticos, las personas deberían votar por sus propios deseos y su propia racionalidad, da igual que sea al PCPE o a algún partido animalista. Ahora bien, si se tiene cierta preocupación por lo que acontece, a derechas o izquierdas, igual pensarse el voto dependiendo de dónde se vote puede significar que gane el bloque de la izquierda o el bloque de la derecha
Grandes circunscripciones
En las grandes circunscripciones como Madrid (37 escaños), Barcelona (32), Valencia (15), Alicante (12), Sevilla (12), Málaga (11) y Murcia (10) lo aconsejable es que se vote según las propias preferencias tanto en la izquierda como en la derecha. Los resultados son proporcionales completamente y el sistema d’Hondt no penaliza a ningún partido. En Barcelona, Valencia y Alicante la existencia de partidos nacionalistas hacen que el voto se reparta más, pero centrar el voto en uno u otro partido pensando que puede ganar las elecciones (pensar o vaticinar no quiere decir que esa posibilidad sea la final) igual puede provocar el efecto contrario de facilitar que el bloque contrario obtenga el escaño que le quitaría el partido de la preferencia propia. Por ejemplo, votar en Madrid por el PSOE pensando que así gana más, siendo anterior votante de Podemos o IU, puede provocar que Vox gane un escaño por el reparto proporcional. Lo mismo puede pasar en las otras circunscripciones.
Circunscripciones medianas
Aquí está gran parte del meollo estratégico porque son circunscripciones que reparten unos cuantos escaños decisivos y que pueden hacer cambiar las elecciones. Algo menos en Cádiz (9) o A Coruña (8), pero sí es más importante en Baleares (8), Las Palmas (8), Vizcaya (8), Asturias (7), Granada (7), Pontevedra (7), Santa Cruz de Tenerife (7) y Zaragoza (7). En las circunscripciones donde se presentan partidos regionalistas o nacionalistas, la izquierda puede votar según preferencias aunque es necesario analizar bien a quién votar. Por ejemplo, si la situación fuese similar a 2016 en Vizcaya sería conveniente centrar el voto en Podemos más que en el PSE, pero tras las rupturas y peleas de la formación morada, se hace complicado saber si centrar o no el voto. En la derecha lo normal sería centrar en voto en el PP en Vizcaya, A Coruña, Baleares o Pontevedra. Y potenciar a Ciudadanos en el archipiélago canario y Granada. Sí, en Granada aumentará mucho el voto ultraconservador y es mejor votar a Ciudadanos para no perder escaños. En Zaragoza se puede votar libremente, aunque el problema lo tienen por la derecha, a priori, ya que se concentrará voto en el PSOE después de algunas acciones de Pablo Echenique, pues los ultraderechistas aumentarán el voto y tal vez sería más interesante votar a Ciudadanos en las zonas urbanas para compensar.
En el otro grupo de circunscripciones medianas como Almería (6), Badajoz (6), Córdoba (6), Girona (6), Guipúzcoa (6), Tarragona (6), Toledo (6), Cantabria (5), Castellón (5), Ciudad Real (5), Huelva (5), Jaén (5), Navarra (5) y Valladolid (5) hay varias posibilidades. Quitando aquellas donde compiten partidos nacionalistas y donde la derecha debería vencerse hacia el PP (Euskadi) o Ciudadanos (Cataluña y País Valenciano) y la izquierda votar hacia el PSC (por resultados anteriores en Cataluña), el PSPV en Castellón y al PSN en Navarra, el resto tiene una serie de posibilidades muy curiosas.
En Almería ganarán, seguramente, los neofascistas de Vox, pero en la derecha debería vencer el voto hacia Ciudadanos porque hay tanta corrupción en el PP que éticamente sería lo lógico. En la izquierda lo suyo sería apoyar al PSOE para frenar esa derechización. Pero en las restantes circunscripciones andaluzas el voto por la izquierda debería ser el que se piensa porque podría darse el caso de repartir un escaño a cada partido o incluso Unidas Podemos Izquierda Unida quitar algún escaño a Vox sin perjudicar al PSOE.
En Toledo sería mejor votar lo que se piensa a derecha e izquierda porque centrar el voto en un partido que se piensa mayoritario u otro perjudicaría a cada bloque. En Ciudad Real, viendo los antecedentes y las tendencias, al contrario, la izquierda debería concentrar el voto en el PSOE y la derecha en Ciudadanos aunque les resulte sorprendente, ya que el PP en las urbes de la provincia va en picado. En Valladolid debería votarse según preferencias, lo que daría un escaño para cada partido, pero en Cantabria habría que centrar el voto en el PSOE por la izquierda, por la derecha no se espera irrupción de los neofascistas.
Circunscripciones pequeñas
En las pequeñas circunscripciones sí que se podría concentrar el voto porque, por el contexto socio-político, como por lo decisivos que son los cocientes de división de la fórmula d’Hondt permitirán que cada bloque gane o pierda unos escaños por apenas cientos de votos. En las circunscripciones de 4 escaños (Álava, Albacete, Burgos, Cáceres, León, Lleida, Lugo, Orense, La Rioja y Salamanca) hay que concentrar el voto de cada bloque en el partido que es mayoritario en la circunscripción. En Albacete PSOE y PP, lo mismo que en Burgos, Cáceres, León, Lugo, Orense, La Rioja y Salamanca, aunque es posible que en alguna de esas circunscripciones el voto en la derecha está ya vencido por Vox. En Álava habría que volcar el voto en Podemos por la izquierda y en el PP por la derecha y los nacionalistas en el PNV.
En las de tres o dos escaños (Ávila, Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia, Teruel, Zamora y Soria) por la izquierda se debe concentrar el voto en el PSOE para que venza al bloque de la derecha y se haga con dos por circunscripción. Ahora bien, en la derecha no es tan claro que sea el PP el partido al que votar porque Vox está subiendo mucho y podrían descabalgar los de Casado en alguna de ellas. Hasta que no se tengan más datos no hay una indicación clara de estrategia por mucho que hable el presidente del PP, ya que está insistiendo porque sabe que Abascal le gana en algunas. Sin embargo, en Guadalajara, que tiene núcleos urbanos grandes, se debería votar por Ciudadanos. En Ceuta y Melilla por la izquierda habría que concentrar en el PSOE y por la derecha aún no es claro que sea el PP.
Senado
Salvo donde la derecha ha llegado a acuerdos senatoriales y al ser un voto mayoritario por listas abiertas, lo más prudente es que por la izquierda se vote al cabeza de lista del Senado del partido contrario al que se vote por gusto, si se entiende que el partido de la propia preferencia va a quedar detrás del otro. En Madrid, por la derecha, parece que ganará Ciudadanos al PP, por lo que debería centrar sus votos en el cabeza de lista en la formación naranja. Por tanto, no hay una fórmula segura y caben muchas posibilidades, tantas como tres cruces que podrían ser diferentes en sí. En aquellos lugares donde es obvio que no habría reparto entre varios partidos lo mejor es concentrar el voto en el mayoritario. En Cataluña Ciudadanos y en Andalucía PSOE por ejemplo.
Como hemos dicho esto es sólo una guía estratégica tras visualizar una gran cantidad de datos sobre tendencias (por eso les puede parecer extraño que se pida centrar en Ciudadanos y no en el PP en algunos sitios), pero lo principal es acudir a votar y hacerlo de forma racional valorando no lo que nos dicen que harán, sino lo que han hecho cuando han tomado decisiones. Si se está en la izquierda votar con conciencia de clase es fundamental y valorando la posibilidad de implantar políticas sociales que no hagan seguidismo del establishment. Y en la derecha hay tal sindiós que vaya usted a saber qué sería lo más lógico.