Aunque ya nadie debería tener dudas sobre el fascismo del partido de Santiago Abascal, las propuestas y promesas que está haciendo en esta pre campaña electoral afianzan su ideología ultra. La semana pasada, el propio líder de la formación fascista propuso la legalización de la tenencia de armas a particulares para su «defensa personal», copiando la esencia de la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.
Según Abascal, los españoles, sólo los españoles, claro está, deberían tener derecho a tener armas en su casa para defenderse, aportando datos . Sin embargo, Vox ha ido más allá y en un mitin celebrado el pasado fin de semana en Martos (Jaén) ha prometió que darán la Medalla al Mérito Civil a quien mate o hiera a ladrones y atracadores que allanen domicilios. Esta promesa la hizo Javier Ortega Smith. En concreto afirmó que «si cualquiera utiliza el arma legítima que tenga en casa, sea un arma de fuego, sea un cuchillo de la cocina, sea un jarrón del salón y mata o hiere a un criminal no solo no va a ser condenado, sino que le daremos la medalla al mérito civil y un aplauso». Esto solo puede ser considerado como apología del asesinato y la violencia.
Para presentar su propuesta, Vox hizo un ejercicio de populismo subiendo al escenario a una persona mayor que fue víctima de un robo en su domicilio. Según el partido ultra, en España se premia a los delincuentes y se condena a las víctimas, algo que no es así, puesto que el propio Código Penal ya estipula el eximente de defensa propia si existe una situación de «grave peligro».
La violencia y las armas como elemento común del fascismo
El blanqueamiento de Vox de la violencia y de la utilización de las armas no es nuevo. José Antonio Primo de Rivera afirmó que «¿quién ha dicho que cuando insultan nuestros sentimientos, antes que reaccionar como hombres, estamos obligados a ser amables? Bien está, sí, la dialéctica como primer instrumento de comunicación. Pero no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia o a la Patria.». Durante los años 30 los asesinatos y la violencia falangista crearon un clima de inseguridad que propiciaron las intentonas golpistas contra la II República.
Lo mismo podríamos decir de los Camisas Negras italianos de Benito Mussolini, de los Camisas Verdes brasileños de Plinio Salgado, del Movimiento de Camisas Doradas mexicanas o la organización parafascista británica fundada por sir Oswald Mosley.
Sin embargo, esa dialéctica de las pistolas quien mejor la ejemplificó fue Adolf Hitler al fundar las SA tras la I Guerra Mundial, una organización formada por ex militares y dirigida por Emil Maurice quienes, con la excusa de la defensa propia, fueron los responsables de violentos crímenes en la Alemania de posguerra. Las SA fueron el germen de las SS.