Petrocaribe es una alianza de cooperación energética solidaria propuesta por el Gobierno Bolivariano de Venezuela y enmarcada en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), con el fin de resolver las asimetrías en el acceso a los recursos energéticos, por la vía de un nuevo esquema de intercambio favorable, equitativo y justo entre los países de la región caribeña, la mayoría de ellos consumidores de energía y sin el control estatal del suministro de los recursos.
En la actualidad está formado por Venezuela, Cuba, República Dominicana, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Bahamas, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, Surinam, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Honduras y Haití, también participan como observadores Ecuador y Bolivia.
Petrocaribe ha impulsado más de 200 programas en los sectores petrolero, eléctrico, aeroportuario y urbano, entre otros. Estas inversiones ayudaron a impulsar el Producto Interior Bruto del sector de la construcción de muchos de los países miembros. La obra que supuso una mayor inversión por parte de Petrocaribe fue el Complejo Refinador Supremo Sueño de Bolívar en Nicaragua con más de 4.000 millones de dólares. El proyecto se inició pero se paralizó.
La reconstrucción de Haití fue el segundo con más de 1.700 millones. Tal y como indicábamos en Diario16, ese proyecto generó una red de corrupción que propició que no se llevaran a efecto obras. Sin embargo, las irregularidades detectadas no causaron ningún tipo de malestar entre las autoridades petroleras venezolanas, es decir, entre Rafael Ramírez y su red societaria. El propio Banco Mundial reclamó a los dirigentes haitianos para que hiciera frente a la corrupción que se estaba generando alrededor de los fondos de Petrocaribe, reclamación que fue contestada con dureza por el embajador venezolano en el país caribeño ya que, según el gobierno de Nicolás Maduro, la gestión estaba siendo «transparente» y el propio presidente se encontraba muy satisfecho de cómo se estaban manejando los fondos del convenio con Haití.
El propio ex presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, realizó una visita al país haitiano y se mostró muy complacido con el cómo se estaban desarrollando los proyectos soportados con los fondos de Petrocaribe.
Sin embargo, diferentes informes presentados ante el Senado de Haití demostraron cómo hubo muchas empresas y personas que se hicieron millonarias con los fondos del petróleo venezolano que estaba destinado para la reconstrucción del país tras el terremoto de 2010.
Según lo indicado por estos informes, se produjeron graves violaciones de la ley en el uso de el dinero de Petrocaribe, se crearon contratos que escondían irregularidades o inflaban los precios de las construcciones; se cancelaron y desviaron fondos de manera ilegal a otros proyectos; se adjudicaron contratos a empresas de nueva creación a las que se adelantó grandes cantidades de dinero, todo ello a pesar de que ni siquiera presentaron informes de factibilidad.
Una comisión parlamentaria analizó la forma en que fueron autorizadas las resoluciones de emergencia, enumeró a todas las instituciones públicas y empresas privadas que participaron y ejecutaron los contratos de construcción, el dinero desembolsado y el estado en que se encontraban cada uno de los proyectos que recibieron recursos de Petrocaribe. Fueron tantas las anomalías que se necesitó un informe de más de 600 páginas para mostrar al pueblo haitiano cómo no se les protegió con un dinero que estaba destinado, precisamente, a reconstruir el país.
El documento parlamentario puso bajo la lupa a dos ex presidentes y seis primeros ministros que declararon resoluciones de emergencia para poder utilizar rápidamente el dinero de Petrocaribe y la fórmula para poder entregar los contratos a las empresas que más interesaba.
Lo que más sorprende es la actitud del prestatario, es decir, de PDVSA y de los funcionarios venezolanos cuando visitaban Haití para comprobar el estado de los proyectos y las obras: complacencia. No obstante, hay que tener en cuenta un hecho: el terremoto de Haití fue en el año 2010 y en esas fechas Rafael Ramírez aún era el presidente de la petrolera nacional de Venezuela. Él y su red de socios (muchos de ellos continúan operando desde España) se llevaron de la República Bolivariana más de 40.000 millones de dólares. ¿También cogieron su parte de los proyectos encaminados a reconstruir uno de los países más pobres del mundo?