El presidente, hasta que pasen las elecciones al menos, de Ciudadanos cambia de chaqueta tanto como de nombre. El cuñadismo ideológico de Albert Rivera y toda su troupe naranja se basa en eso, en acomodarse de la forma que sea al tema del momento. Da igual que se generen contradicciones entre lo que dicen defender como principios básicos y a lo que se agarran para estar en la pomada, salir en la televisión e intentar rascar seis votos en determinado grupo. Esto que normalmente ocurre a lo largo de un mes, en este fin de semana ha ocurrido con extrema rapidez en menos de 24 horas. Un día en el que ha cambiado de chaqueta hasta en tres ocasiones, incluso de forma real.
Comenzó haciendo un viaje ecologista a las Tablas de Daimiel (Ciudad Real, para que lo sepa Pablo Casado). Allí afirmó que quiere que “España se convierta en un país líder en medio ambiente”, pero lo curioso es que nada dijo del problema del Tajo que ha sido saqueado en tiempos de escasez y ha provocado problemas ecológicos y de suministro a los castellano-manchegos. Eso no lo dice, bien porque ni sabe, bien porque pierde votos en Murcia y Alicante. Aunque tal y como van las encuestas tampoco es que sea mucha pérdida. Pero él tiene que plantearse como ecologista aunque defiende una libertad de mercado salvaje que, justamente, es la que atenta contra ese medio ambiente que quiere defender… de boquilla. Y como es “una política de Estado a largo plazo” ya si eso cuando se observe que el capitalismo destroza todo, igual en ese momento afirmará que él ya había advertido. No deja de ser curioso, por otro lado, que acuda a tal paraje sin siquiera pasar por la capital de la provincia o alguno de sus pueblos-ciudades como Valdepeñas, Manzanares, Tomelloso o Alcázar de San Juan, así podría haber tomado nota de los problemas de ese entorno rural. Pero adelantemos acontecimientos.
Por la noche, rápidamente se había quitado la chaqueta y se cambió por otra para defender su cuñadismo en la televisión, en esa misma cadena donde dan cabida a Eduardo Inda el conspirador. Allí, además de su monotema “sanchismo-Cataluña-emergencia nacional”, se puso la chaqueta del lobby gay (y otros grupos de adinerados) para defender los vientres de alquiler. Poco antes hablaba de la defensa de la mujer y segundos después quiere utilizarla como una máquina reproductora de quien pueda permitírselo. Dice que es altruista, pero es la gran mentira en tanto en cuanto hay un pago por las molestias y son los pagadores los que determinan todo en la vida de esa “mujer altruista” que no existe salvo en sus cabezas. Quiere que haya granjas de bebés para gays y ricos, o que sea legal importar los niños y niñas de Ucrania, la India y otros lugares donde existen esas granjas. Por tanto, explotar al ser humano hasta en lo más íntimo de su ser. La esencia del ser humano es para Rivera el valor de uso que tiene. Tanto das, tanto vales.
Y la tercera chaqueta es la de defensor de la España rural o vaciada como dicen ahora. Él tiene otro plan y otra política de Estado para solventar el problema. Algo que es curioso no sirve para nada como es la reducción del IRPF (algo que provocaría que los ricos mudasen su residencia fiscal en busca de esa rebaja), la banda ancha (aunque ayude un poco) o la tarifa superreducida para emprendedores/autónomos. Todo eso no sirve de nada en sí porque las tiendas de chuches o de bicicletas en los pueblos tienen la salida que tiene, por ejemplo. Sin embargo, nada dice de infraestructuras, en servicios (en muchos pueblos no hay ni sucursales bancarias), o prestaciones que de nada sirven. Es más si hubiese hablado con los agricultores sabría que cada vez es más complicado colocar los productos agrarios a unos precios dignos porque las grandes distribuidoras y los grandes intermediarios los han tirado comprando fuera con peor calidad. Justo, como ha pasado desde que el capitalismo se desbocó, la salida hacia lo urbano tiene un componente material que es el que defiende Rivera como gran hacedor del mercado. Cuñadismo y contradicciones siempre en Ciudadanos. Quieren ser el bebé en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro, y al camino que van lo segundo es más que factible.