“Los populares somos el partido de las clases medias, de los trabajadores, de la España que madruga para sacar adelante a sus familias. Tenemos un proyecto moderado e inclusivo, una agenda de gobierno para recuperar el rumbo de nuestro país que han puesto en riesgo” ha dicho sin que la faz de la cara le cambiase y sin sonrojarse Pablo Casado. Resulta que ahora el dirigente popular está al frente de la lucha de clases pero no en favor del bloque en el poder sino de los trabajadores. No tiene vergüenza en querer asignarse la representación de una clase, como le pasa con la clase media aspiracional (que diría Daniel Bernabé) o los que madrugan (frase ya utilizada en el Congreso del PP donde le eligieron los delegados). Tiene cara para eso y para mucho más.
La nueva táctica del PP es intentar atraerse a la clase trabajadora, la cual históricamente se ha inclinado por el PSOE y algo IU (en términos análisis sociológico claro), porque los nacionalistas de derechas parece que les han abandonado debido a las constantes mentiras de su presidente. Así, no extraña que en los últimos tiempos Cayetana “No es Sí” Álvarez de Toledo, Teodoro García Egea y algunos más hayan pedido a la clase trabajadora que abandone a comunistas y socialdemócratas para unirse a sus filas. Lo curioso del caso es que lo hagan pensando que la clase trabajadora es “medio gilipollas” o algo por el estilo. Son conscientes que por la derecha tragan con cualquier mentira, blasfemia racional o banderita ondeando al viento y piensan que a la izquierda deben ser más tontos aún. Ese elitismo y soberbia que demuestran despreciando a los “suyos” la quieren trasladar al ámbito de la izquierda. El problema es que, sin haber leído a Hegel, en la izquierda se tiene autoconciencia del propio ser y su vinculación de clase. Lo que antes se denominaba conciencia de clase vamos.
El elitismo y los malos resultados que otean en lontananza para las huestes peperas provocan estas ridículas pretensiones. No tanto porque la clase trabajadora o la clase media tenga un partido en sí con claridad, sino porque saben perfectamente que quienes les han precarizado, les han empeorado la sanidad, no quieren sus hijos e hijas estudien con calidad y de forma gratuita, quieren bajarles la pensión, desean explotarlos trabajando más allá de las 40 horas, les han quitado los derechos laborales y sociales, son los del PP. Ni más, ni menos. Esa clase trabajadora (incluyendo a los que se dicen de clase media) sabe perfectamente que en el PP se han dedicado a robar las arcas públicas y por eso sus hijos e hijas estudian en barracones.
La clase trabajadora sabe perfectamente que detrás de las banderas hay un despotismo inilustrado. Porque lo curioso es que se piensan como una élite, por tanto superiores a la mayoría del pueblo, y resulta que han estudiado con engaños o demuestran que si pasaron por la Universidad la Universidad no pasó por ellos. No se puede tener menos capacidad intelectual y cognitiva que la mayoría de esas personas que se ven a sí mismas como una élite. Con suerte son los perros de presa de la plutocracia española. Y no es porque estudiar dote de más capacidad a unas personas que otras, pero desde luego no les hace aparentar lo que muestran día tras día en el PP. Ni un mínimo liberalismo más allá del económico. Ni un mero conservadurismo, ni un mero tradicionalismo tampoco. Son seres de derechas porque sí que, encima, se piensan superiores a los demás.
No es la conciencia de clase algo que se ancle, en estos tiempos a un partido político concreto, pero de ahí a entregarse a la vanidad y la inanidad de lo que representa y propone el PP, tampoco. Además, por si lo anterior no demostrase que tienen más cara que espalda, afirma Casado que tiene un proyecto inclusivo y moderado cuando quiere acabar con los partidos regionalistas, quiere las manadas de violadores tengan dónde agarrarse para no penar prisión, cuando desprecia a las feministas, cuando desprecia los que no piensan como él, cuando al hablar de los comunistas saca todo el odio y la bilis que lleva dentro. Es obvio que debe pensar que los españoles son idiotas, una masa aborregada, una turbamulta o simplemente tiene mentalidad de cacique andaluz que piensa que dispone del espíritu y el cuerpo de sus trabajadores. Desde luego si hay partidos que puedan representar a la clase trabajadora no son el PP. Y menos este PP de la doble moral y las mentiras.