En su visita a las instalaciones del sistema VioGen, Carmen Calvo ha comparecido ante los periodistas y ha dado una verdadera lección de conocimiento del funcionamiento del Estado, de política, de ideología y de democracia. Evidentemente, desde la derecha jamás podrán estar de acuerdo con lo que ha afirmado la vicepresidenta en funciones, pero uno de los aspectos fundamentales que debe tener un político es coherencia con su ideología. Este ha sido el gran error de algunos dirigentes socialistas: dar la espalda a las necesidades del pueblo que, en teoría, deberían ser la prioridad absoluta para alguien que se denomine progresista.
Carmen Calvo ha afirmado que las propuestas de las derechas de los últimos días para que Pedro Sánchez no se presente a la investidura de septiembre son «desvariar mucho en democracia». Eso es así. La ocurrencia del Partido Popular no es más que eso, una ocurrencia que deja en muy mal lugar a la democracia española porque hay demasiado en juego para que los partidos de la oposición quieran improvisar un escenario que les favorezca electoralmente.
Por otro lado, la coherencia con el socialismo la ha mostrado con la defensa que ha hecho de la agenda actual del presidente en funciones y las reuniones que está celebrando en estos días con las asociaciones de la sociedad civil. El objetivo de estos encuentros no va más allá que recoger las reivindicaciones de estos colectivos para incorporarlos al programa de gobierno si, finalmente, Sánchez logra cerrar un acuerdo con el resto de fuerzas políticas con representación parlamentaria.
Un socialista debe tener un conocimiento de primera mano de las realidades y necesidades del pueblo para, una vez alcanzadas cotas de poder, transferir ese conocimiento a las medidas a adoptar por ese Ejecutivo. No se puede olvidar que la victoria electoral del PSOE fue la consecuencia de las medidas sociales adoptadas durante los 9 meses de gobierno tras la moción de censura.
Por otro lado, ninguna ministra de la democracia ha hecho tanto como lo que está haciendo Carmen Calvo, junto a su equipo, por la igualdad real y los derechos de la mujer. El feminismo debería estar dentro del programa de un gobierno socialista por ser coherente con la frase de Pablo Iglesias que aparece en el carnet de militante: «Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes». El socialismo real no se puede entender sin feminismo porque, en cierto modo, la reivindicación de la igualdad está incluida dentro del ADN socialista y Carmen Calvo es el mejor ejemplo de ello. Su trayectoria política y social lo demuestran, así como las mujeres de su equipo como, por ejemplo, Gema Castillo o la secretaria de Estado de Igualdad, Soledad Murillo, entre otras.
La figura de Carmen Calvo es fundamental en el Ejecutivo de Pedro Sánchez porque, entre miembros con trayectoria política que se han desideologizado tras su paso por otros gobierno y ministros y ministras de carácter tecnocrático, es decir, sin un progresismo demostrado, la vicepresidenta es la depositaria de la pureza ideológica del socialismo y del feminismo.
Por todo ello, no es de extrañar que, en medio de la tensión política provocada por la parálisis derivada de la no investidura, Carmen Calvo haya dado una lección de política, ideología y democracia en tan pocas palabras ante las ocurrencias de las derechas, porque todo ello no es más que una política que ejerce su trabajo desde la ética, la coherencia y la dignidad.
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P.D.: Queridos lectores y lectoras, gracias por vuestra fidelidad y por estar ahí con Diario16. Ahora, hoy con vuestro permiso, sí que me voy unos días de vacaciones.
Salud