Un pastelero obtuvo gracias a una votación el mejor local para tener una pastelería en una muy concurrida calle por la que transitaba mucha gente y él estaba especialmente contento pues sus pasteles eran apreciados. Sin embargo, no conseguía que los transeúntes entrasen en su pastelería con la asiduidad necesaria para que el negocio funcionase bien. Así, comentado el problema con otros pasteleros que tenían mucha presencia en medios de comunicación pero estaban al borde de la quiebra por su soberbia (decían tener los mejores títulos de maestros reposteros), pensó que podía pedirles consejo sobre la elaboración de los pasteles. Éstos le dijeron que mejor que los pasteles debía comenzar a hornear tartas. Eso sí, para hacer esas tartas debía darles parte del “pastel”, lo que significaba abrir la sociedad y repartir beneficios.
El pastelero, sabiendo que estaban al borde de la quiebra, pues ya se les había marchado con buenos resultados un maestro pastelero, les dijo que mejor le ayudasen desde afuera. Les pidió apoyo exterior y a cambio les permitiría hacerse publicidad gracias a sus logros. Como era evidente el acuerdo resultaba imposible pues sólo salía ganando el pastelero de la tienda en buen lugar. Algunos amigos le hicieron ver al pastelero que lo mejor era compartir recetas con los otros, que les presentase un recetario y acordasen alguna fórmula donde esos “famosos” pudiesen entrar al negocio. Unos encargándose de la masa, otros de las compras, pero todo el proceso controlado por el pastelero. Tampoco les pareció bien y exigieron entrar en la empresa controlando todo y que el pastelero quedase para atender al público asumiendo todo el riesgo.
Visto que no había acuerdo, que se acercaba el día en que debían presentar al pueblo la tarta que habían prometido unos y otros, el pastelero cedió pero les pidió que el primer negociador no se incorporase a la empresa, que le dijesen cuál iba a ser el relleno y qué había que comprar para la tarta. Los “famosos” le pidieron que tenían que estar ellos cocinando también. El pastelero, con reticencias, les ofreció hacer la masa, sustento y que él ya se encargaría de adornarla. Le dijeron que no, que debía haber cuatro de ellos en el horno y a pocas horas de llegar el acto de presentación accedió, siempre y cuando se encargasen de la masa. Permanecieron callados y le dejaron en la estacada y sin poder enseñar la tarta al pueblo. Le dijeron no y los días posteriores estuvieron publicitando que la culpa era del pastelero, le insultaron a él y a toda persona que osó defenderle. Le llamaron mal pastelero. Pero al transcurrir de los días, mientras el pastelero había vuelto a sus pasteles abandonando las tartas, acudió este grupo de titulados a decirle que aceptaban sus condiciones para hacer tartas. Furioso el pastelero les dijo que si querían apoyarle aportando recetas, perfecto, pero que le habían obligado a comprar ingredientes que se echaron a perder y no pensaba volver a las tartas.
Esta historia no la entienden en Podemos. No sabemos si por una falta de capacidad cognitiva; si por una incapacidad para analizar los hechos; no sabemos si porque la fantasía persiste en sus mentes y siguen pensando que los productos del pastelero, con todo el daño que le han estado haciendo, siguen ahí en perfectas condiciones. No entienden la historia, ni entienden la realidad. Para Podemos y sus podemólogos de turno todo lo que es proyectado por el sanedrín púrpura es real, es la única verdad, es dogma de fe. Mientras, la realidad va inexorablemente caminando por caminos que desconocen en la formación morada. Por caminos que una vez dejados atrás ya no pueden a transitarse porque en el inconsciente han dejado una huella de dolor. Cuando alguien se acerca a esos caminos, sólo de verlos, siente rechazo y aversión.
Son incapaces de entender que tuvieron la oportunidad de haber estado en el Gobierno, de haber sido partícipes de algo que les trascendía a ellos mismos como personas. Tienen muchas dificultades en entender, como le pasaba a los famosos que querían cocinar con el pastelero, que una vez que los productos se han echado a perder es imposible hacer algo con ellos. Si antes de ofrecer a Podemos una vicepresidencia y tres ministerios había recelo en el PSOE respecto a la formación morada, hoy no es que haya recelo es que no los quieren ver ni cerca por la faena realizada. Y tienen la soberbia de acudir a decir que lo que les ofrecieron y rechazaron ayer, hoy sí les vale. Ahora que han visto que van a tener que poner el cartel de liquidación en la puerta del despacho vienen, tras insultar a cualquier persona que hablase bien del gobierno (militantes, periodistas, una señora que pasaba por allí), a pedir árnica. Pues el frasco se agotó y las pocas gotas no las piensan compartir como es lógico.
Pablo Echenique o Pablo Iglesias en televisión, porque no pueden de dejar de aparecer en las televisiones para seguir con su función y sus chistes ya ajados, insisten en que quieren retomar la relación donde la dejaron. Y les pasa como a esas personas que no aceptan la ruptura con la persona amada. Salvo que en este caso no es que amasen al PSOE sino a los cargos y las prebendas a ellos adjuntas. Les gusta la canonjía pero no para transformar la base de la sociedad capitalista, sino por el mero hecho de la estancia en el poder. Por el boato, la pompa y la circunstancia que diría un británico. Lo que les molesta es que son conocedores que sin cargos Podemos pasa de la quiebra técnica a la desaparición. Claro que tener cargos no es óbice para mantener la pastelería abierta, como se comprobó en Castilla-La Mancha, lugar donde no se conoce acción de gobierno a destacar en el tiempo que estuvieron. Y luego está la soberbia que sobrevuela todas las palabras, tuits o mensajes de trolls que lanzan contra el PSOE o todo aquello que “ose” defenderlo.
Las teorías de la propaganda instan siempre a buscar a un enemigo
En toda esta incapacidad cognitiva de Podemos y sus podemólogos han decidido acabar con Carmen Calvo a quien acusan de ser la causante de que no estén en el Gobierno. Ya mintieron sobre la manipulación del documento con la miríada de cargos que solicitaban. Cierto es que cambiaron el título, pero el contenido quedaba intacto. Sólo por eso lanzaron a sus hordas de trolls en redes a pedir la dimisión de la vicepresidenta haciendo ver que habría cambiado hasta el contenido. Falso. Más que una moneda de tres euros. Da igual, en el universo morado todo lo que digan desde la cúpula es verdad incuestionable. Aun así, la guerra contra la vicepresidenta persiste porque, pese a que ella aceptó la vicepresidencia y los ministerios, pese a que le hicieron el feo de tenerla esperando en el hotel porque al señor Echenique le parecía estratégico, deben cazar una presa que ofrecer como trofeo a su cada vez más exigua tropa.
Ayer mismo decidieron que Calvo es peor incluso que Matteo Salvini y Santiago Abascal juntos. La vicepresidenta dijo en la cadena SER que el barco Open Arms será sancionado por ejecutar acciones de rescate marítimo para el que no tiene permiso. Esto es, el barco no tiene permiso para actuar como rescatador de personas en alta mar, no que quede eximido del rescate de náufragos que es una cuestión bien distinta. Las leyes marítimas, en su tradición, recogen que cualquier barco que esté cerca y tenga capacidad para ello rescate a personas que han naufragado o están en una situación de zozobra. Eso es así. Pero el barco Open Arms no hace eso. No es que esté navegando por el mar y reciba aviso de naufragio, sino que directamente usurpa las funciones de salvamento marítimo y va en busca de pateras, chalupas y demás embarcaciones en las rutas de las mafias. Y para esas funciones ni tiene permiso, ni tiene un barco adecuado. No ha dicho más la vicepresidenta.
Ojalá Carmen Calvo hubiera sido la mitad de dura con Salvini de lo que está siendo con el Open Arms y con las personas de migrantes.
Equivocar el enemigo es muy peligroso.
— Ione Belarra (@ionebelarra) August 21, 2019
No han tardado podemitas y podemólogos en saltar a pedir la cabeza de Calvo acusándole de ser una mala persona, desconocer el derecho marítimo y estar al servicio del fascismo europeo. Ione Belarra le ha acusado de no haberse atrevido con Salvini: “Ojalá Carmen Calvo hubiera sido la mitad de dura son Salvini de lo que está siendo con el Open Arms y con las personas migrantes. Equivocar el enemigo es muy peligroso”. Y todo porque piensan multar a la oenegé con 900.001 euros por lanzarse a la búsqueda de pateras sin tener un barco acondicionado. Si Trump se metiese en cuestiones internas de España seguramente Belarra expresaría que deben respetar la soberanía del Gobierno español ¿por qué quiere que Calvo no respete la soberanía italiana por muy asqueroso que sea Salvini? Básicamente porque en Podemos reparten carnets de la izquierda. Y eso sí que es “equivocar el enemigo”.
Si Carmen Calvo no rectifica estas declaraciones, al menos el Gobierno sí debe hacerlo.
Urge apostar por un salvamento marítimo público y con recursos suficientes y proteger a quienes apuestan por la solidaridad y por garantizar los Derechos Humanos que esta Europa pone en juego https://t.co/F8MAKBN1Kv— Irene Montero (@IreneMontero) August 21, 2019
Quien más ridículo ha hecho ha sido Irene Montero: “Si Carmen Calvo no rectifica estas declaraciones, al menos el Gobierno sí debe hacerlo [parte de repartir carnets] Urge apostar por un salvamento marítimo público y con recursos suficientes y proteger a quienes apuestan por la solidaridad y por garantizar los Derechos Humanos que esta Europa pone en juego”. Percátense del párrafo en negrita. Parece ser que Salvamento Marítimo no existiese en ninguno de los países europeos y se le haya ocurrido a Podemos crearlo. El problema es que, como no ven más allá de la demagogia implícita en su política espectáculo, no son capaces de vislumbrar que los distintos salvamentos marítimos actúan en sus límites, no recorren todo el Mediterráneo salvando náufragos. El barco Open Arms no apuesta por la solidaridad porque son conscientes de que las personas que salvan, en un 98% de los casos, son devueltas a sus países de origen. Es muy humanitario salvar vidas sin duda, pero es inútil y alienta a que las mafias persistan en su negocio paradójicamente. Por eso debe ser la Unión Europea la que tome cartas en el asunto no sólo salvando a quienes se meten en las pateras, sino actuando en los propios países que han ayudado con sus políticas militares y económicas a destruir. Pero esta segunda reflexión no se la oirán a Podemos y sus podemólogos porque estamos en el terreno de la demagogia.
En Podemos han convertido a la vicepresidenta en su enemiga porque les han dicho que no quieren un gobierno de coalición con ellos. Algo que es normal para cualquier persona que tenga la capacidad racional sin alterar por dogmatismos, fiebres mesiánicas o el culto a la personalidad. Si hace un mes no querías algo, por mucho que lo pidas hoy o bien ya no está disponible, o bien hiciste la gracia debido a una fórmula estratégica imposible de sostener. En el caso de Podemos podría decirse que reúne ambas posibilidades. Cuando lanzaron una campaña mediática contra ellos desde el establishment para que Pedro Sánchez pactase con Albert Rivera a primeros de junio lo denunciamos, hoy ya ni el establishment lanza campaña porque saben que Podemos ha caído presa de la oligarquía que se ha hecho con el movimiento y no piensa soltar hasta que yazca en el olvido. De hecho los utilizan para atosigar al PSOE porque tampoco están seguros con unas más que factibles elecciones. Algunos dirán que todo esto que está llevando a cabo el PSOE (reuniones, propuestas y demás) es para ganar el relato a futuras elecciones y no para pactar un gobierno. Y tendrán toda la razón, pero es tan legítimo como lo que hacen los demás, con el añadido de que ya ofrecieron los cargos y se rechazaron. Y en política, como en la vida, a veces no hay segunda oportunidad.