En el momento en que su relato pierde fuelle, en que su movimiento está cayendo en picado, la Fortuna les echa una mano y sólo saben repudiarla. ¿De quiénes hablamos? ¿De Ciudadanos que son los típicos por su vertiente cuñada? No, quienes están desperdiciando la aparición de la Fortuna es, como no podía ser de otra forma, de Podemos. La formación morada cuando tenían una oportunidad de presentarse como defensores de la clase trabajadora, aunque ellos sean pequeño burgueses, estropean la jugada y se intentan presentar como mártires de una persecución de los poderes oscuros de la clase dominante para acabar con ellos. La paranoia instalada en toda la organización, esa manía persecutoria que se inventan al cabo del tiempo, les hace arremeter contra el Gobierno del PSOE por una inventada persecución policial y judicial que no existe salvo en sus “enfermas” mentes.
Una jueza ha imputado a Yolanda Díaz, Rafael Mayoral y Antón Gómez Reino por atentado contra la autoridad (eufemismo de poder que es más feo) debido a que se enfrentaron, como pudo ver todo el mundo, a unos policías cuando los trabajadores de Alcoa protestaban frente a las puertas del Congreso. La jueza se acoge a la infame “ley mordaza” que impuso el PP para atentar contra las libertades de la clase trabajadora cuando inician protestas legítimas en su lucha política por sus derechos vitales. Esa ley, que es un intento de asegurarse que parte de la lucha de clases sea criminalizada, es la que provoca que una jueza, saltándose el fuero de los diputados (si fuese del PP no lo hubiese hecho), les haya propuesto como investigados. Una vergüenza que los representantes del pueblo no puedan defender a éste en sus diferentes expresiones y acaben viéndose pasear hacia el juzgado. Pero los cargos públicos y numerosos sindicalistas que llevan unos años de martirio judicial.
En vez de utilizar la infame acusación para cargar contra la “ley mordaza” y los aparatos represivos del Estado en Podemos no tienen otra gran idea que presentarse como mártires de una persecución política. Una persecución que asignan al ministro Marlaska y, evidentemente, al PSOE como reflejo del bipartidismo que no quiere hundirse ante la verdad revelada que dicen portar algunas y algunos. Es cierto que las “cloacas del Estado” actuaron para colocarles algún informe falso cuando metían miedo a la clase dominante, allá por 2015. También es cierto que han intentado tapar asuntos turbios, como no pagar impuestos, no pagar la seguridad social de los empleados, o utilizar los despidos baratos o una mansión, diciendo que todo eso era por culpa de las cloacas. Y claro, puede haber ingenuos que crean todo, pero no todas las personas son tan ingenuas para creerse que las “becas black” son mentira y producto de una conspiración. Pero no hay que dejar que una buena historia se estropee por ser mentira y más cuando la paranoia acecha las cabezas de los dirigentes de Podemos. Miren lo que han dicho unos y otras.
Que nos citen como investigados por lo sucedido en la concentración de Alcoa es una muestra de la reactivación de las cloacas del Estado, un ataque inaceptable al sistema democrático. Se está pisoteando la soberanía popular persiguiendo a quienes defienden a la gente trabajadora. pic.twitter.com/bov18BKSkp
— Rafa Mayoral (@MayoralRafa) September 19, 2019
“Que nos citen como investigados por lo sucedido en la concentración de Alcoa es una muestra de la reactivación de las cloacas del Estado, un ataque inaceptable al sistema democrático. Se está pisoteando la soberanía popular persiguiendo a quienes defienden a la gente trabajadora” dice mayoral haciendo uso de esa paranoia inserta en la dirigencia de Podemos. Que es un ataque al sistema democrático sí, pero no porque desde el gobierno hayan reactivado las cloacas del Estado sino porque existe una ley que le permite a una juez hacerlo. Da igual que se llame Rafael o se llame Benito y no pisa la soberanía popular ya que no han investigado a todos los diputados, sino a los tres que salieron a buscar su momento televisivo enfrentándose a la policía. Y como la ley es la que es, les han denunciado. El problema no es que sean de Podemos, el problema es que es una ley contra la clase trabajadora en general. Pero en Podemos se sienten los presentantes del todo, da igual que sea una clase social, o el pueblo en general. Y se lo creen tanto que dicen salvajadas como las anteriores.
La persecución política a los cargos electos de Podemos es sistemática, pero no nos impedirán apoyar y defender las reivindicaciones justas de los trabajadores y las trabajadoras.
¿Qué hay detrás de esta utilización espuria de los recursos policiales?
📺 @Yolanda_Diaz_ pic.twitter.com/dHmLKN0GXC
— PODEMOS (@PODEMOS) September 19, 2019
“La persecución política a los cargos electos de Podemos es sistemática, pero no nos impedirán apoyar y defender las reivindicaciones justas de los trabajadores y las trabajadoras” dicen desde el partido como si la Gestapo o la red Gladio les persiguiesen todos los días. Carentes de luchas de verdad, de una verdadera formación en el barro de la lucha de clases no les queda otra que inventarse una persecución contra ellas y ellos para dotarse de un aura de lucha que sus vidas pequeño burguesas les han impedido tener. A ver. A Nicos Poulantzas sí lo suicidaron los de Gladio, como dicen que se hizo con la Baader-Meinhof o con Aldo Moro (para culpar a la Brigadas Rojas), pero más allá de tres documentos falsificados para afear la imagen de Iglesias y Podemos no ha habido (lo máximo un robo de un móvil). Que se montan unas películas en las cabezas que hacen pensar en procesos paranoicos que deberían ser tratados a no más tardar. Con su paranoia a cuestas hay que vender que son mártires y suerte que no estamos cerca de la semana santa, porque capaces son de salir en procesión con Iglesias y los tres investigados bajo palio y el resto de penitentes (al menos el color morado ya lo llevan incorporado).
¿Siguen actuando las cloacas del Estado con el @PSOE? ¿Otra vez falsas acusaciones contra otros partidos políticos? ¿A dónde nos van a llevar? https://t.co/TOs0cEfbXy
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) September 19, 2019
Y como no podía ser menos, el señor de la estructura Juan Carlos Monedero (quien no avisó a su empleador que estaba haciendo trabajos por ahí) ha tenido que decir algo. Al menos, lo ha hecho en forma de pregunta que es la forma de decirlo pero sin que parezca brusco. De su declaraciones, empero, cabe preguntarse algo ¿por qué dicen que son falsas acusaciones sin hacer referencia a la ley que les están aplicando? Porque igual la ley sí permite iniciar el procedimiento que ya se verá si llega a buen puerto o sólo se llevan por delante al trabajador que también ha sido imputado. Lo grave no es la mentira que están montando en Podemos sobre una persecución inexistente desde hace años, sino que por sus payasadas (que ahora se llaman performances) la clase trabajadora pierde capacidad de acción en la verdadera lucha contra la clase dominante.
Y por si faltaba poco Irene Montero inventando la historia de las negociaciones diciendo que si hubiesen querido cargos ella sería vicepresidenta. Ya se ha contado por activa y pasiva que ni una sola línea programática y que la preocupación por la gente era cambiar el ministerio de Sanidad por el de Interior. ¿Se imaginan a esta gente controlando la policía y con la ley mordaza activa? Mejor no hacerlo, pero lo grave es el estado paranoico, megalomaniaco y dictatorial que destilan todas las palabras de la dirigencia de Podemos. Si la realidad no es como imaginan, la reinventan. Si no consiguen los cargos, se inventan no-se-sabe-qué sobre pactos con Ciudadanos que sólo han visto ellos. Eso sí, Montero tiene un problema con la caducidad de los yogures, igual porque el “juego de la ruleta rusa”, ya que esta pareja se toma la política como un juego o una serie de televisión, les salió mal. Todo el mundo escuchó que la oferta del PSOE de los ministerios era para julio, luego no habría oferta. En su paranoia de seres superiores no creyeron que la verdad era esa, que los niños mayores les iban a quitar el balón, de ahí que hoy estén llorando e inventándose que les pegan. Lo hacen los críos.