Algunos medios y personajes del social-liberalismo se alegran de la posibilidad de que Íñigo Errejón dé el salto a la política estatal y, cuando menos, se presente en la circunscripción de Madrid a las siguientes elecciones generales. Desde Podemos, por su parte, lo ven con desagrado al insistir que el “traidor” no hace más que servir a los intereses de Pedro Sánchez. Dos posiciones antagónicas que el propio dirigente político se ha encargado de alimentar con ciertas manifestaciones como “yo sí hubiese aceptado la oferta de Sánchez” o sus reflexiones sobre la madurez necesaria que hay que demostrar cuando lo importante trasciende a las propias personas, el bien común, y que había que dejarse de prepotencias y personalismos y ponerse a trabajar. Pero ¿a quién haría más daño esta candidatura?
Desde Más Madrid, salvo algún artículo voluntarista, la realidad es que se encuentran analizando la situación no tanto como factibilidad sino como puente a algo más. Ni el propio Errejón, por mucho que insista, se cree que el movimiento que lanzaron desgajándose de Podemos se va a quedar en lo autonómico. Ya le habrán contado sus propios compañeros de viaje que lo mediático en la Asamblea de Madrid no existe. Una vez pasan las elecciones todo queda concentrado en el Gobierno regional y el resto de noticias pasan con más pena que gloria, salvo que haya corruptelas. Así que, pese a que su intención fuese permanecer en lo autonómico para dar el salto más adelante, la realidad es que para construir ese movimiento necesita tener cierto foco mediático que se consigue en el parlamento estatal no en el madrileño. De tomar la decisión, seguramente, muchas personas en el PSOE se alegrarían porque así acabarían con esa bête noire que es Pablo Iglesias, “el culpable” de que Sánchez haya superado la investidura. No en vano es el “niño bonito de Sánchez”.
Las encuestas que se han venido haciendo, más algún tracking partidista, ofrecen como resultados que Más Madrid haría mucho daño a Podemos en la Comunidad de Madrid. Tanto como dejarle como última fuerza en lograr representación, incluso por debajo de Vox. Como ya ocurrió precisamente en las elecciones autonómicas de mayo de 2019. Hasta el 70% de los votos madrileños quitaría el errejonismo a la formación morada que conservaría el voto de Izquierda Unida y poco más. Unidas Podemos obtendría, aproximadamente, un 4,87% a día de hoy. Eso equivaldría a 2 o 3 diputados máximo, mientras que ahora tienen 6. Pero no sólo haría daño a sus excompañeros sino que al PSOE le podría dar el mordisco que no llegó a hacer del todo en las elecciones autonómicas. Esos trackings calculan que, a priori, al PSOE le podrían restar cerca del 25% del voto, ya que existe cierto descontento en Madrid con los socialdemócratas. El PSOE pasaría para la lista al Congreso de los diputados del 27,88% a cerca de un 21% (sin contar lo que resten a Ciudadanos y Podemos a su vez), lo que supondría perder cerca de 3 diputados. Así, sobre el papel Más Madrid lograría unos cinco diputados a la espera de las divisiones y los votos capturados a otros partidos entre unos y otros.
Todo esto son números, puras proyecciones, o meras especulaciones sobre cierta base sociológica, pero hay cuestiones objetivas y subjetivas que también tendrían su importancia en el proceso de elección. Entre las cuestiones subjetivas, la personalidad de Errejón tiene menos rechazo que la de Iglesias, se le observa menos soberbia y prepotencia, y le gana claramente en saber percatarse de las corrientes subterráneas de la sociedad y tener visión a largo plazo. Iglesias es más impaciente e incontinente en lo verbal. Frente a Sánchez, el madrileño muestra más inteligencia y capacidad discursiva. Errejón es mucho más capaz de establecer un discurso para amplias capas sociales con proyecciones futuras mientras interviene en lo inmediato con mesura y con conciencia de la contingencia misma. Y esto es un factor que, de saberlo encajar, posibilita la atracción de voto, no los eslóganes de usar y tirar que utilizan los demás. Entre las cuestiones objetivas, es claro que desde la clase dominante se le va a ofrecer una amplitud mediática suficiente para que capte el voto necesario. Ningún medio, de derecha a menos derecha, le va a negar sus páginas para que explique su proyecto. Lo que le permitirá llegar a un votante más diverso y que se encuentra bastante cabreado. Tampoco carece de un mal equipo detrás pese al claro caudillismo, algo que igual no suma, pero no resta. Añadamos, como cuestión mixta entre lo objetivo y lo subjetivo, que existen muchísimas personas enfadadas con unos y otros (desde Vox hasta Podemos) que pueden castigar con el voto a Errejón.
Toda esta reflexión la aguanta el papel pero el escenario al que se enfrentan los partidos políticos es tan aleatorio, debido a la abstención, que bien podrían producirse efectos no deseados como capturar más voto del PSOE, especialmente entre las capas más jóvenes, que de Podemos o dejar a ambos tiritando. Como podría producirse que ni se presente pues considera que no hay un acontecimiento suficiente para malgastar las fuerzas o que consiga apoyos más allá de la comunidad madrileña y entonces el salto sería mucho más perjudicial a los intereses de PSOE y Podemos. Que se sepa, Anticapitalistas ni se plantean pactar algo con Errejón, como ya informamos, pero habría que ver si ramificaciones moradas cansadas y aburridas de la dirección morada, que se conocen perfectamente con Errejón, plantearían montar algo en ciertas zonas. Lo suficiente para rascar cuatro o cinco diputados más. Tal y como se encuentra la situación política casi todo es posible, desde el lento caminar de Errejón hacia el PSOE, como el gobierno del trifachito.